Verrugas en el cuello: por qué aparecen y cómo podemos tratarlas

El aumento de consultas médicas por verrugas en el cuello ha crecido en los últimos años. Aunque generalmente inofensivas, es importante entender por qué aparecen y cuándo es necesario consultar a un especialista. Aquí te explicamos todo lo que necesitas saber, desmintiendo mitos y ofreciendo consejos de expertos.
¿Qué son las verrugas en el cuello?
Los dermatólogos describen las verrugas del cuello como pequeños bultos que se desarrollan en la piel. La mayoría son benignas y pueden desaparecer espontáneamente con el tiempo. La causa más común es una infección por el virus del papiloma humano (VPH).
¿Por qué aparecen en el cuello?
Si bien cualquier tipo de verruga puede surgir en el cuello, las más frecuentes son las filiformes, también conocidas como acrocordones. Estas verrugas benignas se originan cuando las células de la capa superficial de la piel se multiplican excesivamente, engrosándose y formando estos pequeños bultos de color marrón.
Este tipo de formaciones pueden aparecer a causa de un virus y son más comunes y persistentes según avanzamos en edad, aunque también se relacionan con el sobrepeso, la predisposición genética o los problemas hormonales. También pueden aparecer de manera aislada o en grupos.
Aunque no pican ni duelen, es recomendable que, sobre todo si hay muchas o son muy grandes, consultemos por el dermatólogo para descartar que se trate de algo potencialmente peligroso.
Si las verrugas en cuello son benignas y no nos causan molestias, es probable que el dermatólogo no recomiende ningún tratamiento, pues lo normal es que desaparezcan con el tiempo y sin hacer nada. Si el paciente decide tratarlas por motivos estéticos, hay varios tratamientos que pueden funcionar.
Siempre hay que valorar bien si las tratamos o no en función de la gravedad de lo que afecte a nuestra calidad de vida, pues como aseguran desde la Fundación piel sana, de la Academia Española de Dermatología y venereología, “está demostrado que al menos el 60% de las lesiones se resuelven en dos años si las dejamos a su libre evolución”, y sin dejar cicatriz, algo que sí puede ocurrir cuando recurrimos a un tratamiento demasiado agresivo.
Sólo se recomienda tratar en caso de que las verrugas estén en zonas de riesgo, como los genitales.
Los tratamientos más comunes para las verrugas en el cuello son:
- Ácido salicílico: se puede hacer en casa y suele ser muy efectivo, aunque para ello hay que ser constantes con el tratamiento, que se puede prolongar en el tiempo.
- Tratamiento tópico con Nitrato de plata + nitrato de potasio.
- Cantaridina: es un tratamiento tópico que se aplica sobre la lesión y se retira a las tres o cuatro horas. Suele ser efectivo con solo dos sesiones en el 7% de los casos.
- Crioterapia: consiste en congelar la verruga con nitrógeno líquido. Es bastante agresivo, puede ser doloroso y suele dejar marcas, por lo que solo se recomienda en caso de verrugas muy grandes o persistentes.
- Electrocoagulación: esta técnica consiste en utilizar la corriente eléctrica para coagular los tejidos que necesitan ser eliminados. Es un procedimiento agresivo que debe hacerlo un profesional, al ser doloroso precisa del empleo de anestesia, cuidados postoperatorios y suele dejar cicatriz.
LaGaceta.AR