Maluma, salud mental y redes sociales / Análisis del Editor Multimedia

Se llama Juan Luis Londoño y su nombre artístico es Maluma, un joven paisa que ha tocado el cielo del éxito. Lo tiene todo: fama, dinero, una poderosa industria de entretenimiento de varios negocios y reconocimiento mundial.
No soy muy de su música, que tampoco me molesta, pero me llamaron profundamente la atención sus mensajes, en sus recientes conciertos en Bogotá y Medellín, alrededor de la salud mental y las redes sociales.
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Me resultó curioso que uno de los mayores personajes de Instagram, Facebook y TikTok, plataformas en las que ha afincado parte fundamental y estructural de su imperio como celebridad global, se expresara tan fuertemente en contra precisamente de dichas aplicaciones.
Y no por el contraste o la ironía, sino porque encierra un profundo y poderoso valor que alguien que ha ostentado su fama y lujos en redes sociales hable de cómo estas han afectado su salud mental.
Maluma, con 64 millones de seguidores en Instagram, habló sin tapujos de la depresión, del sin sentido que se convirtió en algún momento su vida entre mares de billetes, moda, joyas, carros, aviones, lujos excesivos, aupado en un ecosistema digital que, entendió, fabricó un mundo vacío.
Más allá: que eso mismo le hacía daño a sus seguidores, para decir, ante miles y miles de ellos en estadios repletos, que “todo lo que sale en las redes sociales es una mier... es falso, porque el que vive en plenitud, el que vive en paz, no vive en las redes sociales”.

Foto:iStock
Si bien reconoció que “bien utilizadas” son potentes para ayudar a un emprendedor a salir adelante con un negocio, también advirtió que “un comentario, un like, no te define ni te hace mejor persona”. Les recalcó a sus seguidores: “Nos estamos perdiendo lo hermoso de la vida por estar metidos en las redes sociales”. Y tiene razón. Hay decenas de estudios, académicos, psicológicos, que han medido el impacto negativo que tiene en la salud mental de los jóvenes el uso no responsable de redes como Instagram, TikTok y Facebook, y de cómo disminuyen sus capacidades cognitivas por los niveles de atención requeridos, elevando la ansiedad y la depresión.
Tiene razón Maluma. Las redes sociales están hechas para hacer dinero a costa de sus usuarios, de mantenerlos cautivos la mayor cantidad de tiempo posible, presos, con técnicas psicoanalíticas que saben cómo aumentar la trampa del ‘premio’ en su cerebro, con sus contenidos infinitos e inacabables en la pantalla móvil.
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Ojalá los millones de seguidores que tiene Maluma, hoy más familiar en redes, se hayan aprendido ese mensaje como lo hacen con sus canciones.
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