‘No me incomoda la vulnerabilidad’: Ed Maverick hizo llorar al Teatro Mayor en su primera noche de concierto

En un canto al amor que fue o no pudo ser, el cantante mexicano Ed Maverick conmovió a su audiencia del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo en su primera noche de concierto. El auditorio, que se llenó por completo con más de 1.000 asistentes, fue testigo de una puesta en escena emotiva e íntima.
Su primera aparición en el escenario se dio sin aviso, cuando salió apenas después del segundo llamado para ubicarse en los asientos asignados. ‘Edu’ salió sencillo, con vinilo en mano que, al ser puesto en el tocadiscos, hizo que en el teatro sonaran cantos de aves como si el Julio Mario se convirtiera en un jardín.
El ambiente quedó de fondo cuando el intérprete salió unos minutos después con su guitarra y el auditorio estalló en aplausos y gritos por él. Cuando las cuerdas empezaron a sonar, el público hizo completo silencio para escuchar el inicio ‘valor de más’. Tan pronto empezó a cantar, la voz de un hombre que, bajo acordes de su guitarra, proyectó sus ruegos y dolores al amor.
“No me digas que me amas,
no me entregues otras alas,
ya me hicieron perder el mismo cielo,

El artista estuvo tocando en tres puntos del escenario. Foto:Páramo Presenta @alejandra.mar
El impacto del sentimiento y de las letras del mexicano lograron sobrecoger a tal punto que al final de ‘nube gris’ sólo sonaron aplausos y ni un solo grito de la audiencia; ya habían caído en ese limbo de conectar con cada canción. La euforia colectiva de ver al artista fue reemplazada por el amor que ha sentido cada asistente en su vida, con sus dulces y amargos recuerdos.
Tres años sin volver a ColombiaEd Maverick vino por última vez a Bogotá en 2022. Cuando interrumpió su canto para saludar al público, como si fueran conocidos de un tiempo, confesó: “No me acostumbro a cantar frente a tanta gente. Se me hace muy loco y me conmueve mucho".
En 2023 el artista decidió darse un descanso de la música o, mejor, de los reflectores de la fama. A Ed, el concepto de artista mediático no le interesa. En ese momento afirmó que él vivía para hacer su trabajo y que como ‘agente de la música’, vive por ella y al servicio de ésta.
Una de las asistentes del concierto aprovechó el momento de silencio absoluto para agradecerle por volver al país, a lo que él respondió con una sonrisa. Cada silencio en el espectáculo no era desperdiciado por sus fans que, entre cómicas frases, le mostraban su cariño y aprecio.
En la intimidad del Santo DomingoDesgarrado, con voz ahogada y con mucho ímpetu, ese que su voz profunda derrocha, el cantautor mexicano hizo del Julio Mario un espacio íntimo, pequeño, imponente. Allí, durante hora y media, sus fanáticos y espectadores sintieron, de primera mano, lo que es romperse y cantarle al desamor una y otra vez.

Mientras que unos en el público grababan, otros se limitaban a ver y sentir cada verso. Foto:Páramo Presenta @alejandra.mar
Ed no temió mostrar su alma en cada interpretación. Aprovechó la potencia de su voz para susurrar y gritar cada frase cargada de emoción. Daba la impresión de que, en cualquier momento, lloraría por la manera en la que contraía su rostro; “cada vez que pienso en ti soy uno con el cielo”, decía en la letra de ‘tiempo’, pero las lágrimas estaban colmando los ojos de su público mientras que él entonaba su canción.
Ni él ni sus fanáticos tuvieron miedo de sentir y mostrar vulnerabilidad en una puesta de escena tan íntima. Fue como si ese montón de personas estuviera en un estudio de grabación con el mexicano, escuchando sus temas. En cada interludio afirmaba sentirse cómodo y reflexionaba sobre el efecto de la fama y de la intensidad del público al ver a un artista que les gustaba.
Ni las canciones le quitaron la euforia al públicoY es que había momentos donde varios de los presentes empezaban a gritar y otros los callaban. Este curioso hecho fue resaltado por Maverick. “Parece como si fueran una consciencia, gritan cosas locas y entre ustedes mismos se callan. Me caen muy bien”, admitía entre risas.
Pero los verdaderos gritos empezaron cuando el cantante terminó de interpretar canciones de su reciente álbum ‘la nube en el jardín’. Con papel y bolígrafo en mano, le preguntó a su público qué querían escuchar por ‘complacencia’. El sobrecogedor silencio quedó en la historia cuando todos estallaron a gritos, cada uno pidiendo su canción favorita de la discografía de Ed.
El Teatro Mayor se volvió un cruce de gritos incomprensibles hacia el escenario. Hasta que pasó algo “único”, en palabras de él. El público se puso de acuerdo entre sí para gritar entre todos los títulos de sus canciones más populares: “¡Contenta! ¡Acurrucar!”, coreaba la gente.
Así las cosas, el cantautor escribió cinco canciones para cantar antes de terminar su concierto.

Ed anotó cinco 'complacencias' para darle gusto a su público. Foto:Páramo Presenta @alejandra.mar
Y, como si quisiera dejar lo mejor para el final, Ed, bajo una luz roja, que formaba una silueta imponente que no corresponde a su presencia menuda y llena de ligereza, cantó ‘Fuentes de Ortiz’. Su gran tema, ese que lo catapultó al éxito. Así fue como su mayor 'rola' retumbó en el teatro.
Antes de bajarse del escenario, Maverick, con su acento mexicano y dando sorbos a una bebida, agradeció a su público. Entregó las hojas del listado de canciones, las púas de sus guitarras al público que salió como en carrera hasta la tarima para tener algo de él. Para el pesar de la fanaticada, que le pedía más canciones, se despidió; dejando atrás sus canciones de desamor, que, por un momento, les regaló a los presentes.
Cantarle al amor y sus matices es algo que muchos artistas hacen. Ed Maverick no es el primero y no será el último. Pero su concierto, con sus guitarras, sus luces y los matices profundos de su voz, sin duda, quedarán en los recuerdos de sus seguidores que lo acompañaron en su ‘nube en el jardín’.
MARÍA PAULA RODRIGUEZ Y LAURA JULIANA LÓPEZ-REVOLLO
ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO
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