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'Tierra de mafiosos': té y asesinatos

'Tierra de mafiosos': té y asesinatos

Viendo el primer capítulo de MobLand (Tierra de mafiosos, Skyshowtime), me pregunté cómo se adapta la mafia a las nuevas tecnologías. ¿Les quitará mucha tarea la IA? ¿Usan ya drones para el tráfico? ¿De qué trabajarán todos esos camellos y dealers una vez sean sustituidos por robots? ¿Tiene sentido el crimen organizado si se vuelve indistinguible de la política?

Estas preguntas no me las sugería la propia trama de la serie, sino la redundancia de todos sus personajes, todas sus peripecias, todos sus escenarios y todos sus conflictos. MobLand es la típica obra maestra que se vuelve del montón si tienes en cuenta sesenta años de cine (desde Enemigo público, 1933 a Uno de los nuestros, 1993) y cinco o seis series míticas (de The Wire a Breaking Bad, pasando por Los Soprano). Se trata de una buena copia de una buena copia de un original olvidado e italiano. La propia Inteligencia Artificial te hará pronto tu propia e impecable serie de mafiosos con sólo hundir una tecla en el ordenador.

La particularidad de MobLand es que trata de darnos lo mejor de la cultura inglesa a través del streaming, mayormente té y asesinatos. Diría uno que Inglaterra o Reino Unido ha puesto toda la carne en el asador para vender su patrimonio creativo. Así, tenemos a un James Bond de líder mafioso, Pierce Brosnan; a una estrella del cine de acción y superhéroes como su mano derecha ejecutora, Tom Hardy. La cortinilla de entrada nos ofrece una canción del grupo de moda, Fountaines DC, y en las escenas de interior en clubs de alterne suena la insuperable música de The Prodigy. También han reclutado a Helen Mirren como cónyuge maléfica y han puesto a dirigirlo todo a Guy Ritchie. Parece un equipo elegido por la Oficina de Turismo para mandarlo a unos Juegos Olímpicos del postureo.

Tenemos a un James Bond de líder mafioso, Pierce Brosnan; a una estrella del cine de acción como su mano derecha ejecutora, Tom Hardy

Las propias mafias de Londres (como se ve precisamente en Gangs of London) parecen a su vez selecciones nacionales: “los albaneses, los mexicanos, los colombianos”… Así se refieren en MobLand a las distintas bandas criminales de la city. ¿Tanto crimen organizado hay en Londres? ¿Qué fue del humor inglés? Diríamos que el humor inglés ha sido sustituido por machotes vestidos de negro incapaces de sonreír ni con un gag de Mr. Bean.

La serie recalienta un cliché gangsteril siempre interesante: el hijo tonto del capo. En este caso, se trata del nieto de Pierce Brosnan, tan acostumbrado a salirse con la suya gracias al poder coaccionador de su familia que le mete una cuchillada a un fulano en un club nocturno. Que los hijos de los mafiosos salen rana ya lo vimos en Promesas del Este o El Padrino II. Todo nepobaby resulta detestable, pero si sus padres pueden cortarte el cuello, más.

También de El Padrino II viene la idea de ampliar el negocio. En la obra maestra de Coppola, la duda era si pasar del alcohol a las drogas duras. En MobLand, ven en el fentanilo un nuevo producto con el que comerciar ilegalmente para destruir vidas y hacerse millonarios dejando algunos cadáveres por el camino. A veces (gracias a las películas) se nos olvida que la mafia es gentuza.

Todo nepobaby resulta detestable, pero si sus padres pueden cortarte el cuello, más

Pierce Brosnan se conserva mejor a sus setenta y pico años que Tom Hardy a sus 46. Es algo que quería decir: ¿Qué le ha pasado a Tom Hardy? Normalmente los hombres “envejecen como el vino”, pero Tom Hardy, un toro sumerio hasta hace dos o tres años, muestra una decadencia física desoladora. Con todo, ambos actúan apropiadamente. No así las actrices, que, como están todas operadas, no sabe uno si realmente están actuando o simplemente recitan parlamentos.

La única actriz a la que le han concedido un papel no quirúrgico es Helen Mirren. Pero se trata del ya manido hasta el desmayo personaje femenino matriarcal diabólico. Livia Soprano, en definitiva.

Hay muchísima violencia, y bastante gore, pero no está coreografiada como se estila en el cine y las series actuales. Es una violencia un poco plana, comparada con John Wick o Gangs of London.

Foto: 'Los Tortuga'.

Además, la serie propone que ser mafioso consiste en pasarse el día matando gente, cuando hasta un mafioso dejaría su trabajo si todas las semanas tiene que asesinar a cuatro personas. Uno se mete mafioso para matar si hace falta, no para matar por sistema. Sin embargo, todas las series y películas dan por hecho que los mafiosos se matan entre ellos a la menor ocasión, algo que es absurdo porque entonces no valdría la pena hacerse mafioso. La mafia se mata mucho menos de lo que pensamos (por supuesto, es sólo mi opinión).

Con todo, MobLand está muy bien, siendo algo visto mil veces. Hay una solidez, una determinación y un pulso criminal verdaderamente notables en todos sus episodios. Consigue, a fin de cuentas, lo fundamental en una serie sobre malas personas: que uno no dé por hecho nunca que un personaje va a salir vivo de ahí.

El Confidencial

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