Deberías aprender chino, una lengua con 3.000 años de existencia, por la cuenta que te trae
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El chino mandarín, lengua de cultura de Asia oriental y de una de las dos economías más potentes del mundo, es la lengua con mayor número de hablantes nativos, unos 1.100 millones, más del doble que la segunda, el español. Su peso en el mundo lo sustenta la producción industrial, el comercio internacional, la fuerza financiera, los avances tecnológicos y el liderazgo energético y su función de gran productora y consumidora de materias primas.
La escritura en China ya existía en el siglo XIII a. C. como prueban las inscripciones en caparazones de tortuga y huesos de buey. Hay quien sugiere que podría haber surgido mucho antes, hacia el 3000 a. C. Para establecer una referencia cronológica recordaremos que los textos más antiguos de la Biblia se remontan, según la tradición, a los siglos XIII–X a. C., si bien fueron transmitidos oralmente mucho antes. La mayor parte se redactó entre el siglo X y el II a. C. Los primeros textos en griego, lengua matriz de gran parte de la cultura occidental (sin contar el Lineal B micénico) son del 750 a. C. y los de latín, del 600 a. C.
El primer emperador de la dinastía Qin (221–206 a. C.) unificó el país y promovió la estandarización de la escritura como símbolo de cohesión cultural. La trayectoria histórica del chino mandarín cuenta con una literatura floreciente, una medicina influyente, un arte radiante, una gastronomía internacional y una prestigiosa filosofía apoyada en Confucio, Laozi, Sun Tzu, referencias culturales universales.
El primer emperador de la dinastía Qin (221–206 a. C.) unificó el país y promovió la estandarización de la escritura como símbolo de cohesión cultural
En el siglo XIV el mandarín se convierte en la lengua oficial de la corte, de la administración y de la burocracia imperial, pero la escritura se mantiene con los cánones clásicos. Con el establecimiento de la república en 1911 nace un sentimiento popular y nacional que solicita la regularización lingüística y el establecimiento de un sistema de escritura más fácil. Tales exigencias fueron consideradas como indispensables para la difusión cultural y a partir de 1949, fecha en que el dirigente Mao llega al poder, se hizo un esfuerzo importante por reducir los trazos de los caracteres para facilitar el aprendizaje. Se implementó oficialmente entre 1956 y 1964. Taiwán, Hong Kong y Macao conservaron los tradicionales y ahora es necesario en estas regiones conocer ambas series.
En 1958 se crea el pinyin como sistema de transcripción al alfabeto latino, hoy indispensable para la enseñanza y como referencia en la pronunciación. En 1982 fue aprobado como sistema internacional y fue adaptado su sistema fonético al alfabeto latino, y por eso el apellido Tse-tung del dirigente Mao, se sigue pronunciando igual, pero según la norma pinyin debe escribirse Mao Zedong; y Pekín, Beijing.
China es un país comparable en extensión a Estados Unidos con más de cincuenta grupos étnicos y decenas de lenguas. El mandarín, fascinante y único, sirve de elemento de cohesión nacional frente a otras variedades mutuamente ininteligibles. Se extiende por el norte, centro y suroeste del país y lo habla el 80 % de la población. Sin embargo, en el resto del mundo, aunque se enseña cada vez más como lengua extranjera, no es una lengua internacional como el inglés o el español.
Lengua y desarrollo tecnológicoLa lengua principal de los chinos, esa gran desconocida, es la que ordena los conocimientos de los ingenieros que construyen los trenes punteros, los largos e inimaginables puentes, las naves espaciales, los edificios más innovadores y las espectaculares autopistas. Y sin embargo la imaginamos compleja y difícil por los caracteres de su escritura. Para ellos, como fue para los egipcios, es una lengua elaborada, ágil, rica y sin límites, al servicio de la agudeza individual y colectiva. Podemos considerarla una de las más eficaces de la humanidad. La originalidad de su escritura no le ha impedido abordar con solvencia asuntos lingüísticos, culturales, sociales y tecnológicos.
China contaba en 2023 con más de 42.000 km de líneas de trenes de alta velocidad con supervisión automática, wifi, clima adaptativo y pantallas intuitivas, que circulan a 350 km/h en trayectos como Beijing–Shanghai, Guangzhou–Shenzhen–Hong Kong o Chengdu–Chongqing. El total de vías supera los 150.000 km. En ferrocarril son líderes absolutos. El tren Maglev de Shanghái funciona desde 2004 y alcanza 430 km/h en servicio comercial. Los trenes experimentales han alcanzado 600 km/h en pruebas. Está en proyecto adaptar y poner en funcionamiento el Hyperloop de Elon Musk (EE.UU.), grandes cartuchos-vagones en tubos de vacío que alcanzará, si nada se tuerce, velocidades superiores a 1.000 km/h. La tecnología de estos avances se sustenta, necesariamente, en un léxico especializado y una sintaxis elaborada.
China es líder en puentes atirantados y colgantes de gran envergadura. El de Hong Kong-Zhuhai-Macao es el más largo del mundo. Construido en 2018, se extiende a lo largo de 55 km de carretera, además de un túnel submarino y varias islas artificiales. Requiere técnicas tan avanzadas de cimentación submarina que es resistente a tifones y terremotos.
El léxico aeroespacial se ha especializado en el desarrollo de una sonda que ha aterrizado en el lado oculto de la Luna. El rover Zhurong (2021) convirtió a China en el segundo país en lograr un aterrizaje con éxito en Marte. La estación espacial Tiangong (2021–2022) se ensambló en módulos, técnica similar a la ISS pero con diseño chino en su integridad. Son líderes en sistemas de acoplamiento autónomo, reciclaje de aire y agua y producción de alimentos en órbita.
Nada de este desarrollo tecnológico sería posible sin una lengua capaz de acompañarlo al mismo tiempo en escritura y estructura, y tan avanzada como la tecnología.
MonosilabismoMientras la unidad con significado de nuestras lenguas es la palabra, la del chino es la sílaba. Las relaciones gramaticales de tiempo, número, persona, género y demás no se expresan mediante afijos a la sílaba, sino con otras sílabas. Los neologismos y términos técnicos suelen ser disilábicos o polisilábicos.
Una sola palabra puede condensar una idea compleja. La ausencia de tiempos verbales fijos, género y número reduce la carga morfológica y facilita una comunicación más sucinta, más práctica, más directa. Como las palabras no cambian de forma, el orden y el contexto son esenciales para la comprensión del mensaje.
El número total de sílabas posibles en chino mandarín es de unas 400, pero con los tonos alcanzan las 1.200. Cada una puede contener tres indicadores. El primero, en su caso, la consonante. El segundo, el núcleo de vocal o vocal más consonante. Y el tercero, el tono. En mandarín estándar hay cuatro tonos más otro neutro, que son tan importantes como una consonante o una vocal. Madre 妈 se pronuncia mā; caballo 马 mǎ; cáñamo 麻 má; insultar 骂, mà. Los cuatro tonos marcan la diferencia de significado.
Para dar nombre al teléfono no se sirvió de la palabra griega tele + fono, lejos + voz, sino que se une la palabra electricidad con voz: diàn + huà (电话). En el caso de ordenador se une electricidad con cerebro y se forma diàn + nǎo (电脑).
Como carece de conjugaciones y declinaciones, las palabras no cambian de forma. Los verbos, por ejemplo, 吃 (chī, comer) no se modifican para indicar tiempo, persona o número. 了 (le) indica pasado.
No hay relación directa entre el carácter y su pronunciación como en una escritura fonética, de manera que se hace necesario memorizar. La enseñanza se inicia a los 3 años. En la escuela aprenden gradualmente unos 2.500 caracteres básicos, suficientes para leer periódicos y textos cotidianos. El método es monótono, copiar y memorizar. Muchos caracteres se componen de partes llamadas radicales, que tienen significado y ayudan a adivinar la categoría del carácter. Por ejemplo, el radical氵aparece en palabras relacionadas con agua: 河 (río), 洗 (lavar)…
El pinyin es el sistema oficial de transcripción fonética en caracteres latinos. Los niños lo aprenden antes o junto con los ideogramas. Los teclados informáticos funcionan en pinyin, que sugiere unos cuantos caracteres para que el usuario elija el correcto. Esa acción previa facilita la escritura digital. Esa utilidad hace que algunos jóvenes olviden cómo escribir a mano. Solo la inmersión diaria y el uso consolida el aprendizaje de forma natural.
Un sorprendente equilibrioLa lengua china es mucho más que un medio de comunicación: es un testimonio vivo de la historia y un motor de innovación. Sus caracteres conservan la voz del pasado mientras permiten a la ciencia y la tecnología más avanzadas desplegarse en el presente mediante la articulación de ideas complejas con economía y claridad. Al mismo tiempo une tradición y modernidad en un sorprendente equilibrio.
Sus caracteres conservan la voz del pasado mientras permiten a la ciencia y la tecnología más avanzadas desplegarse en el presente
Su estudio abre un diálogo milenario con la cultura, la filosofía y la invención. Comprender el chino equivale a entender una de las fuerzas más influyentes del mundo, donde memoria, creatividad y progreso convergen en armonía. En su escritura y su voz se encuentra, en síntesis, la clave para leer el pasado, interpretar el presente y anticipar el futuro.
*Rafael del Moral es sociolingüista experto en lenguas del mundo y autor de la 'Enciclopedia de las lenguas', 'Breve historia de las lenguas', 'Historia de las lenguas hispánicas' y' Las batallas de la eñe', así como de numerosos artículos en revistas especializadas.
El Confidencial
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