En un estallido de energía imparable y de pura perfección, Dua Lipa comienza su gira en Madrid
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Si tomamos como referencia los parámetros que definen a una estrella del pop perfecta, Dua Lipa encaja en todos sin esfuerzo. Tiene la voz, la imagen, el magnetismo escénico y un repertorio construido a base de hits que aparentemente resisten el paso del tiempo. Sin embargo, a veces esa perfección, esa alineación casi matemática, genera una sensación de distancia, como si algo de su éxito estuviera más calculado que vivido. No es que su música no resuene, o que su puesta en escena no impresione; es simplemente que, en ocasiones, da la impresión de que la fórmula funciona tan bien que se vuelve difícil de creer. Y, sin embargo, es precisamente esa capacidad de proyectar una imagen tan pulida lo que la convierte en un fenómeno.
Es por ello, que en su primera noche en Madrid, Dua Lipa no vino a convencer, sino a demostrar que, aunque la perfección a veces parezca irreal, sigue siendo su mejor carta de presentación. Con el cartel de sold out colgado durante dos noches consecutivas, 11 y 12 de mayo, en el Movistar Arena, su Radical Optimism Tour, prometia, a pesar de las dudas que pueda generar su último disco, demostrar que sigue siendo una de las grandes figuras del pop actual.
Esa alineación casi matemática, genera una sensación de distancia, como si algo de su éxito estuviera más calculado que vivido
Aun así, los tiempos parecen jugar en su contra. Tras la imparable rotundidad de Future Nostalgia, un segundo disco impecable en todos los sentidos —desde la audacia de sus sonidos hasta la perfección de su puesta en escena—, parecía que el mundo estaba a sus pies. Pero su siguiente paso, Radical Optimism, no acabó de convencer a su audiencia. Producido por nombres como Andrew Watt, Tove Lo y Kevin Parker de Tame Impala, el disco busca una ligereza pop que, más allá de los singles, acaba resultando superficial y fácil de olvidar. En su intento por proyectar un optimismo radical, la propuesta se desdibuja en un tono poco creíble y excesivamente liviano, como si la artista hubiera perdido su marca personal en favor de un mensaje vacío. Canciones de marca blanca. El resultado es un álbum tan manufacturado que podría ser fácilmente descartable en la memoria colectiva. Una producción que, más que una evolución, deja la sensación de que Dua Lipa ha perdido el pulso del pop en el que brilló con Future Nostalgia.
Por suerte, la británica cuenta con una gran base de fans en nuestro país. Desde las ocho de la mañana se podían ver a los primeros grupos de personas acampando en la fila del estadio madrileño para ver el inicio de su gira europea. Llegados a una hora más razonable, alrededor de las ocho de la noche, los creyentes optimistas que habían logrado conseguir una entrada, se dirigían con efusividad a sus asientos, o a buscar el último ángulo bueno de la pista, mientras que Alessi Rose, la telonera, amenizaba la espera. Ni mucha lentejuela, ni mucho brillo, ni mucho pantalón metálico. La gran mayoría de looks de las fans de Dua Lipa se ceñían al perfil bajo de aquellos que prefieren disfrutar del concierto, que hacer gala de un estilismo imposible. Se acabó la temporada de entrenamiento, llegó la hora de actuar.
Imágenes de Dua Lipa interpretando ‘Héroe’ de Enrique Iglesias en la noche de apertura del segmento europeo del ‘Radical Optimism Tour’ en Madrid.
— SergioOpina (@sergioopina_) May 11, 2025
Pasadas las nueve de la noche Dua Lipa tomó el escenario. Daba igual donde miraras, durante los casi 5 minutos que duró el vídeo de olas de introducción al concierto, prácticamente todo el público mantuvo los móviles alzados para no perderse el preciso instante de su aparición. Con un coro de bailarines sobre una escalinata en forma de ola, donde también se encontraban banda y coristas, entonó Training Season apoyada por una ovación inintermitente del público.
El concierto se estructuró en cinco bloques, en lo que fue un ejercicio de espectáculo pop calculado al milimetro. Fuegos artificiales, confeti, plumas, brillos en todos los outfits, explosiones de colores, dance breaks, y coreografías pensadas para dirigir miradas a todas y cada una de las esquinas del estadio. Todo lo que se podía poner sobre el escenario, ella lo puso. Una cosa que quedó clara desde el principio es que el público estaba más atento que entregado. Los grandes momentos de devoción iban a cargo siempre de los temas sacados de su segundo disco o grandes singles de sus inicios. Por eso, al entonar Break My Heart, o su colaboración con Calvin Harris, One Kiss, el estadio se dejó la voz. Pero a pesar de tener una voluntad de montar una gran fiesta de baile, gran parte del público situado en la pista parecía poco propenso a seguirle el ritmo.
La gran mayoría de looks de las fans de Dua Lipa se ceñían al perfil bajo de aquellos que prefieren disfrutar del concierto
Cada nuevo acto llevaba consigo un cambio de vestuario completo de todo el equipo. De un body corsé a un mono ajustado de encaje rojo con brillantes. Si una cosa hizo bien Dua Lipa en 2020 fue poner las mejores palmas en una canción de pop de este siglo. Levitating trajo consigo un palmada colectiva ensordecedora, que desembocó en una de las ovaciones más grandes de la noche. Jugando la carta de la princesa del pueblo, bajó a la altura de las barricadas y recompensó la confianza ciega que procesaban los adictos a las primeras filas. Abrazos, selfies, discursos de devoción mutua, recibiendo una muñeca hecha a su imagen y semejanza, y firmando todas las pancartas que se le ponían delante.
Con la banda en la pasarela, interpretó These Walls y la esperada canción sorpresa. Haciendo una introducción en castellano, gala de su uso diario de Duolingo, cantó Heroe de Enrique Iglesias. Aunque su interpretación fue correcta, su público, bastante alejado del prototipo de fans de Iglesias, sólo la acompañaron en fragmentos del estribillo de la canción. Sin duda, una elección poco acertada para la primera noche. Y siguiendo con su momento más latino cerró el bloque con Maria.
Sin duda el punto fuerte del concierto fue la combinación imbatible de Physical, Electricity, y Hallucinate. Empezando como una clase de aerobic, logró mover a todos sus fans. La entrega del público era absoluta. Dua Lipa brillaba en el escenario como aquel que hace algo excepcional sin esfuerzo. Hay algo en ella tan magnético que hace imposible que te pueda caer mal. Todo es fácil a su alrededor, ligero, fresco, aunque esté calculado al milimetro. Después de bañar al público en una lluvia de confeti blanco que tintó todo el estadio cerró su momento más electrizante con Ilusion.
Llegando al final del concierto el público parecía sólo tener energía a rachas intermitentes. En excepción de pequeños grupos de la pista, Falling Forever y Happy for You, parecían no ser capaces de arrancar al público. Pero Dua Lipa aún tenía un as en la manga. Situada en una plataforma con fuego, público y artista entonaron al unisono Love Again. Por sorpresa de todos, después de uno de los momentos más grabados de la noche, la plataforma se elevó y dejó suspendida en el aire a la británica para acabar la canción, con perdón, por todo lo alto. Como si se tratara de una virgen, el estadio la aclamó con el clásico y guapa, y guapa, y reina, y reina justo antes de hacer su balada Anything For Love.
Lo que podría haber sido un one hit wonder, no solo ha pasado la prueba del tiempo, sino que ha servido de base sólida para catapultar una carrera
Y entre una ensordecedora ovación, el encore demostró porqué está en lo más alto de la pirámide del pop. Dua Lipa forjó su popularidad a partir de hits virales y la noche del once de mayo en Madrid no dejó ninguno en el tintero. De New Rules a Houdini convenció en poco menos de quince minutos, a todo el Madrid Arena. Lo que podría haber sido un one hit wonder, no solo ha pasado la prueba del tiempo, sino que ha servido de base sólida para catapultar una carrera que de momento parece imparable.
El Confidencial