Héroe en Guinea Ecuatorial, desahuciado en Murcia

"Soy una persona normal, soy optimista», dice Donato Ndongo-Bidyogo, periodista, historiador, novelista y activista ecuatoguineano en la vísperas de que se cumpla la orden judicial del desahucio de su vivienda en el barrio del Espinardo de Murcia.«No nací para el dramatismo. No me tomo las cosas a broma pero tampoco me voya poner a lloriquear. Si no lloriqueé cuando me pusieron una pistola delante, tampoco lo voy a hacer ahora». Ndongo ha sido durante los últimos 30 años una de las figuras más relevantes de la oposición alpresidente Teodoro Obiang Nguema, después de volver a su país para reconstruirlo en la caída de Francisco Macías Nguema. «Muchos profesionales hicimos ese camino de vuelta y ninguno queda ya».Según el relato de Ndongo-Bidyogo, existe una larga cadena de causas y efectos que lleva desde aquella amenaza empistolada hasta su desahucio.
«Yo trabajaba en Efe en Malabo en 1994», recuerda el periodista.«A Teodoro Obiang no le gustaba la infornmación que publicaba y yo le decía: '¿Qué quieres que haga si es la información que generáis: represión y corrupción? Si publico mentiras que me juzguen, pero no me vengáis con más presiones ni con amenazas'». Después de esas presiones y esas amenazas, llegaron las ofertas que parecían imposibles de rechazar. «Me dijeron que me hacían embajador, ministro... Yo les dije que nada podría gustarme más que servir a mi país. Pero a mi país, no a Obiang, a sus 40 hijos, a sus mujeres y a su tribu. Por eso no avanza Guinea Ecuatorial, porque Obiang convierte en siervos a todos sus colaboradores, por muy brillantes que sean».
«A mí me llamaba el hermano, el tío, el hijo, el ministro... Me ofrecían cosas.En 1994 me empezaron a ofrecer dinero.Me dijeron que me hacían ministro y que les diese mi cuenta de banco en España, que me ponían todo el dinero que pidiese. Todavía no se sabía, pero estaba claro que el dinero del petróleo estaba a punto de llegar. Yo lo entendí en ese momento».
El bum petrolero de Guinea Ecuatorial también explica la caída en desgracia de Ndongo. Tres datos: en 1994, el PIB per cápita de la antigua Guinea Española era de 183 dólares. En 2008, era de 18.210 dólares. Hoy, ha caído hasta 6.677 dólares.
Armengol Nguema, el jefe de la policía política, le hizo la oferta por las buenas. El secretario de Estado de Seguridad, ManuelNguema Mba, fue el siguiente en llamarlo al orden, ya por las malas. «Me dijo: 'Estamos hartos de ti'.Sacó una pistola y empezó a dar golpes en la mesa. Me dijo: 'Las armas empezarán a hablar y tú serás el primero que muera'».
Entonces, el ministerio de Exteriores ecuatoguineano envió, según Ndongo, una nota en la que exigía a Efe su destitución y su sustitución por «un periodista español y blanco». Efe decidió sacar a su correponsal de Malabo paraprotegerlo. Lo envió a Gabón unos meses, lo llevó de vuelta a Madrid y, ya en 1995, le despidió. Ndongo cree que por intereses políticos, no empresariales. Fue la primera vez.
«Durante este tiempo nunca he vuelto a Guinea Ecuatorial. Obiang me ha invitado a que vuelva muchas veces.Altos representantes del Gobierno de España me han pedido por favor que vuelva. Me han presionado. ¿Volver a qué? Si yo sólo hacer esto, escribir. El problema es que toda esa gente se creía esas cosas que se decían, se creía que Guinea iba a superar a Italia en PIB per cápita... Bueno, se lo creía y luego iba a por su paga. Eso es lo que ha sostenido la dictadura durante 46 años».
Después de salir de Efe, Ndongo escribió en El País, en ABC, en Mundo Negro... Fundó un instituto de estudios africanos en la Universidad de Murcia que, cuatro años después, cerró sin muchas explicaciones.Se fue a dar clase en la Universidad de Misuri y así llegó hasta la edad de la jubilación. «No soy una persona conflictiva.Llevo en España desde los 14 años y nunca he tenido un choque con la Policía». Pero la Hacienda de España no le reconoce como años cotizados los que pasó en Malabo trabajando para dos instituciones y empresas públicas españolas: el Centro Cultural Hispano-Guineano y la propia Agencia Efe. Con una pensión mínima, Ndongo cayó en la insolvencia y ahora está resignado a perder su casa.
«Estoy bien de salud. Mis hijos tienen 22 y 25 años.Al chico, por cierto, estuvierona punto de secuestrarlo. Las monjas del colegio se dieron cuenta de que pasaba algo con un hombre negro, muy bien vestido, y llamaron a la policía. El tipo se marchó antes. Gracias a ellas, no pasó nada grave».
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