La figura del padre triunfa: esta peli española es la número uno de 2025 (y no es la de Segura)
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Pese al tsunami de Santiago Segura y su Padre no hay más que uno 5 durante las próximas semanas, los creadores de Wolfgang (Extraordinario) pueden estar muy contentos. Esta película tierna, divertida y con su punto de reflexión sobre temas tan serios como el suicidio y la enfermedad mental, y que se estrenó a mediados de marzo, ha sido la española más vista en los cines en los primeros seis meses de 2025 alcanzando los casi 4 millones de euros de recaudación y casi 600.000 espectadores, cifras que en pospandemia son casi una locura.
Una muestra más de que a las salas cada vez va menos espectador de cine masivo (mientras que el más habitual se mantiene) excepto con blockbuster espectaculares como el de Segura, que ya en su primer fin de semana (el pasado) ha superado los 350.000 espectadores. “Sí, y de hecho ya he escrito a Santiago diciéndole que ha sido un placer ser número, pero que ahora él va arrasar y a hacer algo que es lo que realmente el cine español necesita”, comenta Javier Ruiz Caldera, director de Wolfgang, a este periódico.
Lo hace con deportividad, con simpatía, pero también como buen conocedor de cómo funciona ahora mismo la industria y el comportamiento del espectador en las salas de cine. Hace ya más de cinco años que los números que hacen las películas -españolas, pero también las de EEUU- en las salas dejaron de ser los de antaño. En la década de los 2000 y algo menos entre 2010 y 2020 no era raro que varias películas españolas alcanzaran los 16-18 millones de euros de recaudación. Los 10-12 podían ser habituales para varias. Ahora si llegan a 13, como hizo el año pasado Padre no hay más que uno 4 (la española más taquillera de 2024) son un éxito absoluto. Las plataformas, otras formas de ocio, Internet, cambios en el consumo, precio de las entradas… Hay muchas causas detrás de un fenómeno que también tiene otro reverso: permite brillar a películas más pequeñas y menos destinadas a los grandes números.
Hasta la pandemia no era raro que películas españolas llegaran a los 18-20 M de recaudación. Ahora un 'blockbuster' se queda en 4
Y una de ellas ha sido este Wolfgang que aunque tiene detrás a Mediaset -Padre no hay más que uno 5 cuenta con Atresmedia: ahí está el otro tirón de las privadas con los blockbuster-, a priori no estaba destinada a ser la comedia que arrasara en los cines. Para empezar, porque aunque tiene humor, está alejada de la comedia gruesa de chiste de serie de televisión. Tampoco es un thriller de los que luego acaban en Netflix. Sin embargo, ha conseguido echar mano de otra serie de ingredientes que sí han gustado mucho y que también nos dicen algo de qué quiere ahora el espectador en una sala de cine. Y es algo que se está viendo también en otras películas españolas que han funcionado muy bien como Una quinta portuguesa, de Avelina Prats.
Wolfgang tiene charme, tiene esa cosa que ahora se llama “feelgood” (te deja con el corazoncito confortable) y, además, ahonda en dos temáticas que resultan atractivas, como comentan a El Confidencial tanto el director Ruiz Caldera como Laia Aguilar, la autora de la novela en la que está basada y que ya fue un éxito en 2016 con más de 20.000 ejemplares vendidos, y una de las guionistas de la peli: la paternidad positiva y la salud mental. Es un cine familiar bonito, bien hecho y que te trata con inteligencia mientras ahonda en temas difíciles. Ahora bien, la fórmula del éxito nunca existe: “Nosotros confiábamos en que la peli gustase, que fuese una peli familiar, que eso también amplía un poco el público, que generara debate a la salida por los temas que toca…Pero esto ha sido una sorpresa que estamos estamos disfrutando porque no pasa habitualmente. Sí tenemos la sensación de que algo hemos hecho bien”, admite el director.
El padre bueno“Este es un tema que me interesa especialmente, porque hay una generación de cineastas que tratamos de conciliar la vida profesional con la personal y estar presentes en la vida de sus hijos. Hay muchas películas que se han hecho últimamente sobre la paternidad que son muy interesantes, una paternidad además alejada de la imagen del padre desastre, que no sabe cómo hacer las cosas. En Wolfgang, el padre se topa con una paternidad que no se esperaba, lo hace como puede, pero intenta hacerlo bien”, comenta Ruiz Caldera sobre esta temática.
Para poner al tanto al lector: en la cinta tenemos a un padre interpretado por Miki Esparbé -quédense con este nombre porque va a ser una de las estrellas de los próximos meses- que tras la muerte de la madre tiene que cuidar de su hijo Wolfgang (Jordi Catalán), un niño que tiene altas capacidades y autismo y que sueña con entrar en la academia de música Grimald de París por lo que el padre tiene que decidir entre anteponer su carrera como actor o dedicarse en cuerpo y alma a ayudar a su hijo.
“Sí, lo fácil hubiese sido caer en el cliché del padre desastre que no se entera de nada de lo que hace su hijo, pero construimos un padre que en algún momento se equivoca, pero se levanta y sigue intentándolo. Y sobre todo es un padre que está en todo momento al lado de su hijo, lo sostiene y también a la vez le ayuda a entender su trauma vital. Le da un espacio para poder hablar, para poder expresarse y a mí eso me parece mucho más interesante. Queríamos demostrar que un padre puede, igual que una madre, sacar adelante a su hijo y hacerlo bien”, manifiesta Aguilar.
Precisamente, hasta el propio Santiago Segura ha ido evolucionando sus personajes masculinos desde el mas torrentiano de los 90 y los 2000 hasta un padre con más empatía.”Es que Santiago es un tipo muy conectado con la realidad, muy inteligente, y sabe que no habría tenido el éxito que tiene si se hubiera quedado en esa figura de estereotipo”, concede Ruíz Caldera.
"Es posible que la maternidad ya sea un tema muy mainstream por lo que es un gran momento para hablar del padre"
Pero hay más: la paternidad positiva existe. Son muchos los padres que tratan de conciliar vida laboral y personal y quieren verse en el cine. Y empieza a haber cada vez más libros, pelis, series sobre esta figura. Más aún después de que en los últimos años la maternidad -buena, mala, regular, la que es y la que no es- haya estado más presente. “Sí, hay muchas directoras haciendo un cine muy interesante, pero es verdad que faltaba contar algo y es esta figura de los padres que no estamos alejados de la crianza, ni somos un desastre. Yo disfruto muchísimo las películas sobre la madre, sobre la paternidad cuando están bien hechas, lógicamente. Ahora la película que nos va a quitar el número uno en una semana, en unos días, también nos habla de otra paternidad”, señala el director.
"Faltaba contar algo en el cine y es esta figura de los padres que no estamos alejados de la crianza, ni somos un desastre"
Laia Aguilar cuenta que cuando ella empezó a escribir el libro empezaba el boom de la maternidad, “que también era muy necesario para poder expresar la maternidad en todas sus formas”, apostilla, “pero es posible que ya sea un tema muy mainstream y el tema de la paternidad no está tan tocado por lo que es un gran momento para hablar del padre”. La escritora, que desde que publicó la novela no ha dejado de dar charlas en las escuelas -en Cataluña se propone muchas veces como lectura en los colegios- asegura que ella lo que pretendía era escribir “una historia con un arco bonito sobre un padre y un hijo que pasan muchas dificultades y que el vínculo es posible y se puede salir adelante”. Y gustó.
Hablar de lo que no se hablabaLa otra gran temática de la novela y la película es la salud mental que en 2016 tampoco era un tópico como lo es ahora. Ahí Aguilar también fue, de alguna manera, pionera. “Es una historia que tiene muchas capas. Al principio piensas que va de la historia de un padre y un hijo y es verdad, pero al final va de algo mucho más profundo como es el suicidio. Yo creo que eso es lo que da mucha fuerza a la historia”, comenta la escritora que siempre pensó que no iba a encontrar editor para un libro juvenil así. Sucedió todo lo contrario. No solo fue publicada sino que ganó el premio Carlemany de Fomento de la Lectura, consiguió miles de lectores y hoy da charlas por los colegios sobre el tema del libro. “Al final es lo que está diciendo la película, que las cosas hay que hablarlas, que hay que ponerle palabras, y que no pasa nada, y que no tienen que exigir los temas tabú. Ha sido una sorpresa muy bonita”, insiste la escritora.
"Es una de esas películas que son un poco como un canto a la vida y que el espectador necesita"
Y, además, queda esa sensación de bienestar al salir del cine con esta peli que está entre el 6 y el 7 de puntuación en Filmaffinity (y que para algunas personas está en el 8 o incluso 9), un reflejo de que, como poco, ha gustado y no ha sido una pérdida de tiempo. Otro motor del boca a oreja. “Si, es una de esas películas que son un poco como un canto a la vida y que el espectador también las necesita. Y pueden convivir con películas mucho más duras o películas muy alternativas. El público agradece un tipo de película así que no sea la carcajada exagerada y el cliché”, finaliza Aguilar. Casi 600.000 espectadores pasaron por caja para salir del cine así.
El Confidencial