¿Por qué algunas personas venden el iris de los ojos?

En distintas ciudades de Colombia, varios jóvenes han hecho fila frente a un dispositivo metálico que parece sacado de una película futurista. Lo hacen por una razón sencilla: recibir una recompensa en criptomonedas a cambio de que una máquina escanee el iris de sus ojos.
A muchos los motiva la curiosidad, novedad o promesa de obtener cerca de 100.000 pesos por unos segundos frente a una cámara. A otros, la necesidad. En tiempos donde todo puede tener precio, incluso el dato más íntimo del cuerpo, el que distingue a una persona entre millones, se convierte en un bien negociable.
¿Qué se entrega realmente?Pese a lo que algunos creen, nadie está ‘vendiendo el ojo’ ni parte de su cuerpo. Lo que se entrega es información biométrica, el patrón del iris, una estructura que rodea la pupila y cuya forma y color son únicos en cada individuo. Ese registro digital permite identificar de manera precisa y permanente a una persona, como una huella dactilar que no puede alterarse.

Lo que parece un simple escaneo puede tener un alto costo personal. Foto:iStock
En los puntos de escaneo, el dispositivo, llamado ‘Orb’, captura ese patrón y, tras unos segundos, el usuario recibe el pago en monedas virtuales. Con ello, la empresa detrás de la práctica busca alimentar una base de datos que serviría, según sus promotores, para crear una identidad digital global y distinguir a los humanos de la inteligencia artificial.
Sin embargo, lo que parece una transacción inocente tiene implicaciones profundas, ya que quien entrega su iris cede, en la práctica, una parte irreemplazable de su identidad.
El precio de un datoExpertos en privacidad advierten que los datos biométricos son los más sensibles de todos. Si una contraseña se filtra, puede cambiarse, si el iris es robado o utilizado con fines desconocidos, no hay forma de reemplazarlo. Ese patrón puede servir para acceder a cuentas, suplantar identidades o ser vendido a terceros con fines comerciales o de vigilancia.
La superintendente de Industria y Comercio, Cielo Rusinque, comparó esta práctica con entregar el ADN, “El iris permite una plena identificación de las personas. Es un tema de privacidad y de seguridad” advirtió en diálogo con ‘BluRadio’.

La identidad humana, cada vez más cerca de convertirse en dato. Foto:iStock
En Colombia, la Superintendencia ordenó el cierre de las empresas que realizaban este tipo de captación de datos, tras concluir que no cumplían con los estándares exigidos por la Ley 1581 de 2012, que protege la información personal.
Una tendencia bajo sospecha Lo ocurrido en el país no es un caso aislado. En Argentina y España, donde la iniciativa también se popularizó, surgieron denuncias por robo de datos, estafas y falta de transparencia. Las autoridades españolas llegaron incluso a prohibir el escaneo del iris, al considerar que implicaba “altos riesgos para los derechos de las personas”.
En Colombia, el fenómeno creció principalmente entre jóvenes interesados en el mundo de las criptomonedas o atraídos por la promesa de una ganancia rápida. Sin embargo, la falta de información clara sobre el destino de esos datos ha generado preocupación entre expertos en tecnología y organismos de control.
Entre la necesidad y la desconfianza La pregunta de fondo es por qué alguien aceptaría entregar una parte tan íntima de su identidad a cambio de dinero. La respuesta combina curiosidad tecnológica, necesidad económica y la sensación, cada vez más común, de que los datos personales son una moneda más dentro del sistema digital.

Ciudadanos han permitido el escaneo del iris a cambio de criptomonedas. Foto:iStock
Para algunos, el intercambio representa una oportunidad de participar en la economía del futuro. Para otros, es la muestra más reciente de cómo la tecnología puede aprovecharse del desconocimiento y la urgencia.
En el fondo, esta práctica pone sobre la mesa un dilema contemporáneo: ¿cuánto vale la identidad humana en un mundo donde todo puede convertirse en dato?
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