Tentáculosorgánicos

Los caminos de la lengua son inescrutables. Las razones por las cuales una palabra o una expresión se ponen de moda siguen siendo un misterio. Casi siempre son la consecuencia de un contagio que nace de un calco anglosajón, de una voluntad comercial inducida, de una expresión popularizada por la televisión o las redes sociales o porque, durante un tiempo, nos apetece adoptarlas como quien juega a la ruleta rusa. Hace unos años, la llegada del concepto orgánico coincidió con la explosión de natural y ecológico . Eso creó confusiones que la ciencia intentó corregir con relativo éxito. El adjetivo orgánico se aplicaba a la ganadería, la agricultura, el reciclaje, el té matcha, el chocolate, el algodón o las cremas hidratantes. La pretensión era siempre la misma: amplificar sus virtudes. En otros ámbitos, como el legislativo, se entiende que orgánico tiene un significado más técnico: son orgánicas las leyes referidas a temas de máxima importancia para la nación y que requieren un consenso o un proceso de aprobación legislativo. Y en el ámbito de la explotación de la naturaleza, se entiende que es orgánico todo lo que no utiliza productos químicos artificiales o pesticidas. En el universo de mi infancia, en cambio, orgánico era una derivada del vocabulario de la gerontocracia soviética intimidadora y de sus disciplinas de partido.
De un tiempo a esta parte, sin embargo, la palabra orgánico ha ampliado sus tentáculos y, sobre todo en el sector cultural, se utiliza como el sinónimo pedante de coherente . Hoy es normal que alguien elogie el argumento o el acabado artístico de una película, una novela, una canción o una serie diciendo que es muy orgánico. Hace unos años, la misma persona habría hablado de coherencia o de combinar sus ingredientes con naturalidad, que es lo que, hasta ahora, recomendaba la inercia gramatical. Diciendo “orgánico”, el adjetivo adquiere una aureola esnob, similar a cuando, hablando de vinos, los ignorantes adoptamos tecnicismos de especialista.
En el sector cultural, el adjetivo ‘orgánico’ se utiliza como sinónimo pedante de ‘coherente’No es el único caso de distorsión del lenguaje. No sé si a vosotros os pasa, pero cuando oigo la palabra random , ya no sé qué significa. Hace años, mis hijos me explicaron que servía para describir actitudes impredecibles, arbitrarias o extrañas. Entonces intenté convencerlos de que quizá fuera más práctico utilizar impredecible , arbitrario o extraño que unificarlo todo sin matices. Con el tiempo, constato que no solo entre los jóvenes sino también entre adultos premomificados, la palabra random se expande a ámbitos de comodín que, en principio, no se corresponden con los contextos iniciales. Siempre pienso en avisar al admirado Magí Camps, para que me ilumine, pero, al final, me resigno a que lo que debería servir para entendernos o enriquecer la lengua oral con aportaciones evolutivas interesantes, se transforme en una forma de necedad y de fomento de la ignorancia. Una ignorancia que, supongo, debe ser perfectamente random y orgánica.
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