El Espanyol, en manos del empresario estadounidense que controla el Burnley

El Espanyol ya tiene nuevo propietario. Se trata del grupo Velocity Sport Limited (VSL), con matriz inglesa pero que cuenta también con inversores estadounidenses, propiedad del empresario Alan Pace. Según señaló el club blanquiazul, RASTAR Group, el conglomerado empresarial que controla Chen Yansheng y que ha venido siendo el máximo accionista de la entidad periquita desde enero de 2016, tendrá una participación en el accionariado de VSL, con lo que no se desvincula del todo de la entidad barcelonesa.
Aunque no se han hecho públicas las cifras de la operación, se especula con que el coste de la misma rondaría los 130 millones de euros. Esta supone, además, la segunda incursión de VSL en el mundo del fútbol. Hasta ahora, únicamente el Burnley, club inglés que acaba de sellar su retorno a la Premier League, formaba parte de una empresa especializada en inversiones centradas en la actividad deportiva y los medios de comunicación.
La incorporación de capital de origen chino a una empresa que cuenta con dinero estadounidense, además, resulta especialmente curiosa en este caso, dado el abierto enfrentamiento a nivel comercial de Estados Unidos con el gigante asiático que se ha desatado desde el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca.
dos modelos de clubSegún ha recalcado el club periquito por medio de un comunicado oficial, el Espanyol y el Burnley formarán parte del mismo grupo inversor, si bien cada uno podrá mantener su independencia, permitiendo, de esta manera, la convivencia de dos modelos de club históricos que actuarán de manera autónoma, por mucho que ambos se nutran de un mismo grupo económico.
RASTAR, por otro lado, no se desvinculará por completo de la entidad blanquiazul, sino que formará parte de este conglomerado inversor y tendrá participación en ambas entidades. Con este paso, el conglomerado con capital chino considera que se logrará fortalecer tanto la estructura deportiva como la económica de un conjunto que logró sellar la permanencia pese a haberse visto obligado a reforzarse casi a coste cero, dada su delicada situación de los últimos años.
La salida de Joan García hacia el Barça, previo pago de los 25 millones de euros de su cláusula de rescisión, a los que se tuvo que añadir 1,3 más tras sumarle el IPC anual, pese a ser todo un golpe para los aficionados blanquiazules, sí fue, en este caso, un decidido alivio para sus cuentas.
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