Popovici gana el 100 libre del Mundial con la segunda mejor marca de siempre

David Popovici tenía la carrera en la cabeza antes de tirarse al agua. La fórmula, la ecuación, de la reserva máxima de energía en el primer 50 sin comprometer el gasto del resto del depósito en el segundo 50, hasta la última gota de combustible. El rumano, de 20 años, clavó cada brazada con perfección geométrica hasta parar el crono en 46,51 segundos, a 11 centésimas del récord del chino Pan Zhanle, repentinamente surgido en 2024, autor del 46,40s que le valió el oro en los Juegos de París.
Pan en los campeonatos nacionales chinos (46,80s), Popovici en las semifinales de estos Mundiales en Singapur (46,71s) y en la final (46,51s), y Pan en la final de los Juegos (46,40), se disputan el trono de la velocidad sostenida en otra dimensión. Por detrás se sitúan los demás, y no son muchos en la historia de la natación. El estadounidense Jack Alexy (46,81) en estos campeonatos, el brasileño Cesar Cielo (46,91s) en los Mundiales de 2009, el francés Alain Bernard (46,94s) en los campeonatos nacionales de Francia en 2009, y Caeleb Dressel (46,96s) en los Mundiales de 2019.
Popovici se aferró al plan de nado en negativo, que dicen los clásicos. Lleva tres años asaltando el récord y cada vez perfecciona mejor la estrategia de reservarse en el primer 50. Este jueves pasó por la primera pared en cuarto lugar (22,49s) por detrás del ruso Egor Kornev (22,38s), el brasileño Gilherme Caribe (22,43s), y el estadounidense Jack Alexy (22,48s).
“He mejorado el viraje, el nado subacuático, y la longitud de la brazada”, dijo al salir del agua. “Son aspectos aburridos de entrenar, pero me han dado lo que necesitaba”. Popovici fue el último en emerger. Salió después de propulsarse unos diez metros por debajo del agua y avanzó como una flecha. O como una libélula, el insecto al que él mismo dice que le inspira. Atravesó el agua sin apenas chapotear, estiró los brazos sin permitir que la precipitación alterara su brazada delicada, y sus dedos largos fueron posándose sobre la superficie con tacto de prestidigitador. Bajo la apariencia de finura se escondía una turbina capaz de mover toneladas de agua en su favor. Sus últimos 50 fueron sublimes. Hizo 24,02s en la vuelta y lanzó un mensaje al extraño Pan: la carrera hacia los Juegos de los Ángeles comienza ahora.
El chino debió verlo por televisión, después de quedar descalificado en las semifinales del miércoles. Sencillamente, Pan no dio el nivel. Algo inusual en los talentos naturales, si es que aquí hay uno realmente. Su tiempo de 47,81s solo le permitió ser el décimo del mundo.

Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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