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Pese al avance en reservas, persiste la desconfianza: los analistas aún dudan del programa económico y del Banco Central

Pese al avance en reservas, persiste la desconfianza: los analistas aún dudan del programa económico y del Banco Central

En medio de una mejora sustancial en las reservas internacionales, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) enfrenta todavía un escenario de escepticismo. Desde diciembre de 2023, los activos crecieron en más de USD 17.600 millones, producto del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y del apoyo de organismos multilaterales, como el Banco Mundial y el BID.

No obstante, la alarma no desaparece del radar económico.

Argentina carga con una pesada herencia: más de 70 de los últimos 90 años bajo regímenes de control de capitales, con hiperinflaciones, defaults y acuerdos frustrados con el FMI. Todo eso destruyó la confianza en el peso, debilitó al BCRA y forzó una quita de 13 ceros a la moneda nacional.

El economista Ramiro Castiñeira sostuvo en una columna reciente que esta desconfianza estructural se mantiene, incluso con el tipo de cambio libre instaurado por Javier Milei, que redujo la brecha sin intervención directa en el mercado de contado.

El 7 de diciembre de 2023, apenas asumido el nuevo gobierno, el Central mostraba USD 21.209 millones de reservas brutas, pero su posición neta de libre disponibilidad era negativa en casi USD 16.000 millones. Sumando el oro, el rojo bajaba a USD 12.000 millones, aunque estos activos no eran líquidos.

Además, el balance del BCRA estaba inflado con Letras Intransferibles sin valor de mercado. Una distorsión que la actual gestión eliminó mediante la cancelación de esos títulos, saneando las cuentas y reflejando con mayor fidelidad la posición patrimonial real del organismo.

El 11 de abril de 2025, el Gobierno firmó un nuevo programa con el FMI por USD 20.000 millones, con un plazo de 10 años y 4,5 años de gracia. De ese monto, USD 12.396 millones ingresaron de inmediato, destinados a cancelar deuda intraestatal y reforzar la hoja de balance del BCRA.

Simultáneamente, el Banco Mundial y el BID comprometieron líneas por USD 12.000 millones y USD 10.000 millones, respectivamente. Solo en abril, ingresaron USD 1.496 millones adicionales. Gracias a estos desembolsos, las reservas brutas cerraron abril en USD 38.928 millones.

En junio, con la incorporación de un REPO por USD 2.000 millones y la suscripción del Bonte 2030 en dólares por USD 1.500 millones, las reservas ascendieron a USD 39.973 millones, según el Informe Monetario del BCRA.

Durante julio, las reservas experimentaron oscilaciones: el 15 bajaron a USD 39.061 millones por pagos de deuda del Tesoro; el 23 se recuperaron a USD 40.358 millones; y a fin de mes volvieron a caer por nuevos vencimientos, pese al ingreso de fondos del BID.

Aun así, entre abril y julio, las reservas brutas aumentaron en USD 15.520 millones, con un saldo neto de libre disponibilidad que pasó a terreno positivo: USD 6.297 millones. No obstante, si se descuentan los préstamos de organismos internacionales (USD 7.920 millones), el neto ajustado sigue levemente en rojo.

Pese a estos avances, los economistas señalan que buena parte de los fondos provienen de créditos, REPOs o revaluaciones contables. En ese sentido, la sostenibilidad de las reservas dependerá de la generación de ingresos genuinos y de un superávit fiscal sostenido.

Fernando Marull apuntó en redes: «Hasta ahora el BCRA no vendió ni un dólar del FMI (USD 12.400 millones) y en breve recibe USD 2.000 millones de la primera revisión». Eso muestra prudencia por parte de la autoridad monetaria, que optó por reforzar su espalda antes de intervenir en el mercado.

Por su parte, Federico Domínguez, socio de Pampa Capital, advirtió: «Con tipo de cambio libre y sin pass-through, el nivel de reservas es menos relevante. Pero la historia argentina exige un respaldo similar al de una caja de conversión, sin pasivos monetarios y con superávit fiscal permanente».

Los analistas también alertan por factores que pueden poner presión sobre las reservas en los próximos meses:

  • Dolarización preventiva antes de las elecciones provinciales.
  • Incentivos fiscales expansivos en algunos distritos.
  • Temporada baja del comercio exterior, que podría moderarse por las exportaciones energéticas y mineras.
  • Volatilidad global que afecte las condiciones financieras.

Pese a ello, desde el Gobierno destacan que, por primera vez en años, el Banco Central muestra una hoja de balance sólida, reservas netas positivas y la eliminación de instrumentos contables sin respaldo. El desafío ahora es consolidar este proceso sin ceder a presiones internas ni externas.

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