Sheinbaum confía en acuerdo con EU por aranceles del 30%

Desde la tierra yaqui en Vícam, Sonora, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, rompió el silencio frente al más reciente embate del expresidente y actual mandatario estadounidense, Donald Trump, quien anunció la imposición de aranceles del 30% a todos los productos mexicanos exportados a Estados Unidos a partir del 1 de agosto de 2025.
La noticia, que cayó como bomba en los círculos económicos y diplomáticos, activó de inmediato una reacción por parte del gobierno mexicano, que ya trabaja en una estrategia para lograr un acuerdo que frene las tarifas sin ceder en lo más importante: la soberanía nacional.
Durante la inauguración de un hospital del IMSS-Bienestar, Sheinbaum se mostró firme, pero optimista. Reveló que una comitiva mexicana encabezada por Marcelo Ebrard, actual secretario de Economía, ya se encuentra en Washington participando en mesas de trabajo bilaterales.
“Nuestros compañeros nos informan que hay condiciones para alcanzar un buen acuerdo con Estados Unidos”, aseguró la mandataria.
Acompañada por líderes indígenas yaquis y miembros de su gabinete, Sheinbaum dejó claro que México no se doblegará ante presiones externas, pero apuesta por el camino diplomático para evitar una escalada comercial que pueda afectar a millones de trabajadores y empresas mexicanas.
La presidenta aprovechó el escenario para lanzar un mensaje con doble filo: conciliador en lo económico, pero categórico en lo político. Ante las declaraciones de Trump, que acusa a México de no hacer lo suficiente contra el narcotráfico, Sheinbaum respondió con serenidad y orgullo:
“Sabemos qué sí podemos trabajar con Estados Unidos, y también qué no. Y hay algo que nunca se negocia: la soberanía de nuestro país”.
Sus palabras, pronunciadas ante representantes de comunidades originarias, reforzaron el tono nacionalista que ha marcado su liderazgo: la defensa del pueblo mexicano como eje rector de su gobierno.
El anuncio arancelario se da en un contexto político complejo. Trump, en campaña por su reelección, ha optado por una retórica proteccionista, culpando a México de permitir la entrada de drogas y violencia a EE. UU.
En una carta difundida en redes sociales, el expresidente republicano dijo que “México no ha hecho lo suficiente” y que los cárteles buscan “convertir Norteamérica en un patio de recreo del narcotráfico”.
Por ello, justificó la medida arancelaria como un acto de protección nacional. Sin embargo, la decisión también afectará a otras naciones exportadoras, como China y Canadá, lo que complica aún más el panorama global.
En medio del escenario de tensión, Sheinbaum ha optado por una estrategia diplomática de bajo perfil mediático, pero de alto impacto en la negociación. Se espera que en los próximos días se intensifiquen los contactos bilaterales, con participación de secretarías clave como Economía, Hacienda, Energía y Relaciones Exteriores.
La postura de México es clara: evitar una guerra comercial sin renunciar a sus principios, manteniendo el acceso al mercado estadounidense sin someterse a condiciones inaceptables.
“Tenemos cabeza fría y representamos la dignidad del pueblo mexicano. Siempre triunfamos”, remató Sheinbaum entre aplausos.
Mientras se acerca la fecha límite del 1 de agosto, el rumbo de las negociaciones marcará un precedente en la relación México–Estados Unidos. La firmeza de Sheinbaum y la presión política de Trump dibujan un escenario incierto, pero lleno de posibilidades para reafirmar el papel de México como actor soberano y estratégico en América del Norte.
La Verdad Yucatán