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Cirugía mínimamente invasiva: todos los beneficios en neurocirugía y columna

Cirugía mínimamente invasiva: todos los beneficios en neurocirugía y columna

En estos últimos 30 años, la cirugía en general y la neurocirugía en particular han evolucionado hacia la menor invasión, a través de nuevas técnicas quirúrgicas apoyadas en el avance de la tecnología. El ejemplo más obvio lo tenemos en la cirugía endoscópica abdominal que supuso un cambio radical en cómo se realizaban las cirugías y en la recuperación que los pacientes que se sometían a ellas presentaban. También la cirugía endoscópica llegó a las grandes articulaciones y permitió realizar intervenciones que hasta ese momento no eran posibles. De la misma manera, y más recientemente, la cirugía endoscópica ha llegado a la columna y el cerebro, permitiendo resecciones tumorales cerebrales o descompresiones de estructuras nerviosas en columna en ocasiones ofreciendo una mejor visualización y una menor invasión que, por ejemplo, con la microscopía.

La cirugía mínimamente invasiva busca una recuperación más rápida mediante una menor lesión tisular que permita una menor administración o requerimiento analgésico en el postoperatorio, reduciendo de forma drástica el tiempo de ingreso y los costes asociados. También, mediante una menor lesión tisular, conseguimos una menor alteración mecánica, por ejemplo, de nuestras columnas, lo que nos permite una movilización más temprana con menos dolor.

Al recuperarnos de forma más rápida podemos volver antes a nuestra actividad laboral previa y también antes a la actividad deportiva. la cicatrización de los tejidos es menor en tamaño y cuantía, lo que hace que a medio plazo también el dolor sea menor.

A priori, algunos costes asociados a la cirugía mínimamente invasiva como la navegación, el TAC intraoperatorio, la robótica o la endoscopia pueden parecer mayores, pero el acortamiento en la estancia hospitalaria y la reincorporación más rápida a la vida laboral y deportiva hacen que en el resultado global, los costes sean mucho menores. Existen muchos estudios demostrando el coste efectividad de la gran mayoría de estas técnicas.

Foto: (istock)

Además, al realizar estas cirugías con invasión menor, con heridas más pequeñas, hay menor pérdida de sangre y mucho menor riesgo de infección. La incidencia menor de complicaciones también es un pilar que certifica el ahorro.

Sin embargo, en el entorno sanitario en el que nos movemos, muchos de los pagadores no lo ven de esta manera y sólo atienden a los costes directos que supone el ingreso hospitalario.

En cirugía cerebral, la principal ventaja es la posibilidad de resecar mediante endoscopia tumores que afectan a la base del cráneo. Antes ya se empezó a aplicar en la resección de tumores hipofisarios. También la endoscopia, mediante pequeñas craneotomías "key hole" guiadas por navegación nos permite la resección de tumores incluso operar lesiones vasculares de otras localizaciones.

En columna, la cirugía de colocación percutánea de la instrumentación pedicular supuso un gran avance a finales de los años noventa y hoy se ha perfeccionado con la implementación de sistemas de guiado de imagen como el TAC intraoperatorio o la llegada de los brazos robóticos.

placeholder (istock)
(istock)

También, la mejora en los abordajes ha supuesto realizar cirugías menos invasivas. En este sentido, nosotros lideramos la cirugía anterior a la columna lumbar vía abdominal. Con anterioridad, sólo se planteaba el abordaje posterior. Pronto se añadieron también los abordajes laterales. Tanto el abordaje anterior como el lateral suponen una menor invasión y lesión muscular que el abordaje posterior pero sólo con el abordaje anterior podemos sustituir de forma completa el disco intervertebral dañado por un disco nuevo artificial, manteniendo y restituyendo de esta manera el movimiento de las vértebras y de nuestras columnas, evitando de esta manera una fijación.

La preservación y restauración de la movilidad son también la manifestación máxima de la menor invasión.

En estos últimos 30 años, la cirugía en general y la neurocirugía en particular han evolucionado hacia la menor invasión, a través de nuevas técnicas quirúrgicas apoyadas en el avance de la tecnología. El ejemplo más obvio lo tenemos en la cirugía endoscópica abdominal que supuso un cambio radical en cómo se realizaban las cirugías y en la recuperación que los pacientes que se sometían a ellas presentaban. También la cirugía endoscópica llegó a las grandes articulaciones y permitió realizar intervenciones que hasta ese momento no eran posibles. De la misma manera, y más recientemente, la cirugía endoscópica ha llegado a la columna y el cerebro, permitiendo resecciones tumorales cerebrales o descompresiones de estructuras nerviosas en columna en ocasiones ofreciendo una mejor visualización y una menor invasión que, por ejemplo, con la microscopía.

El Confidencial

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