El cáncer de próstata en personas mayores y el caso de Joe Biden: una mirada a la salud masculina envejecida
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El cáncer de próstata es una de las patologías más comunes entre los hombres mayores de 65 años, con una incidencia que aumenta progresivamente con la edad. Recientemente, este tema ha cobrado relevancia tras el diagnóstico del expresidente estadounidense Joe Biden, quien a los 82 años ha sido diagnosticado con un cáncer de próstata agresivo que se ha diseminado a los huesos. Aunque el tumor es sensible a las hormonas, lo que permite un manejo eficaz, su aparición plantea interrogantes sobre la detección y tratamiento del cáncer de próstata en adultos mayores.
Según los datos que conocemos a través de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de próstata es el más frecuente en hombres en España, con una mayor incidencia en mayores de 70 años. La mayoría de los casos los diagnosticamos en estadios localizados, pero un porcentaje significativo progresa a formas avanzadas, especialmente en hombres de edad avanzada. Es entonces cuando el riesgo de desarrollar cáncer de próstata aumenta con la edad, y factores como antecedentes familiares, dieta y etnia también influyen en su aparición.
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La detección temprana es fundamental para mejorar los resultados del tratamiento. Sin embargo, las recomendaciones sobre el cribado varían. Tanto la SEOM como la U.S. Preventive Services Task Force –un panel independiente de expertos de los Estados Unidos en atención primaria y prevención que revisa sistemáticamente la evidencia de efectividad y desarrolla recomendaciones para servicios clínicos preventivos– aconsejan no realizar pruebas rutinarias de antígeno prostático específico (PSA) en hombres mayores de 70 años debido a los riesgos de sobrediagnóstico y sobretratamiento. En contraste, otras organizaciones sugieren que los hombres con una esperanza de vida superior a 10 años consideren el cribado. En cualquiera de los casos, lo aconsejable es poder realizar en consulta una evaluación individualizada en función del riesgo y las circunstancias de cada paciente.
Desde que hace unos días Joe Biden revelara públicamente que había sido diagnosticado con un cáncer de próstata de alto grado, con un puntaje de Gleason de 9 –se trata de un sistema utilizado para evaluar la agresividad de un cáncer de próstata, basado en la apariencia de las células tumorales al microscopio que determina cuán agresivo es el tumor– y que se había diseminado a los huesos, saltaron todas las alarmas. Su caso ha reavivado el debate sobre la importancia de la detección temprana y el tratamiento adecuado del cáncer de próstata en hombres mayores.
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Este tipo de cáncer, aunque incurable, se puede tratar si es sensible a las hormonas y, según parece, el tumor responde al tratamiento de privación androgénica, lo que permite un manejo eficaz de la enfermedad. Según ha trascendido, el expresidente experimentó un aumento de síntomas urinarios, lo que llevó a la realización de pruebas que confirmaron el diagnóstico. La retención urinaria aguda, la hematuria –sangre en orina– o la insuficiencia renal obstructiva conforman un cuadro típico de urgencia urológica en varón mayor que padece cáncer de próstata avanzado.
El tratamiento del cáncer de próstata metastásico ha evolucionado significativamente en los últimos años. En esta línea, la Terapia de privación de andrógenos (ADT) busca reducir o bloquear los niveles de hormonas masculinas en el cuerpo y sigue siendo el "gold estándar" o mejor procedimiento disponible para los pacientes, pero se ha demostrado que la combinación con otros medicamentos mejora los resultados. Así, fármacos como enzalutamida, abiraterona y darolutamida también se utilizan para bloquear la producción de testosterona y reducir el crecimiento tumoral. Además, terapias dirigidas como olaparib y radioterapia con radionúclidos han mostrado eficacia en casos específicos de cáncer resistente a la castración. Por lo tanto, estas opciones terapéuticas ofrecen nuevas esperanzas para los pacientes con formas avanzadas de la enfermedad.
La salud prostática es esencial para el bienestar general y es una prioridad que no debe pasarse por alto en la atención sanitaria de la población masculina envejecida.
El Confidencial