Esta es la señal que está dando tu cuerpo para saber si te falta omega-3
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Sequedad en la piel, caída del cabello o molestias articulares pueden parecer síntomas sin importancia, pero en ocasiones revelan un problema nutricional de fondo. Entre las carencias más frecuentes está la de ácidos grasos omega-3, esenciales para el funcionamiento del cerebro, la piel, los ojos y las articulaciones. Aunque esta deficiencia no se detecta con una simple analítica, el cuerpo puede enviar señales tempranas que conviene conocer.
Los ácidos grasos omega-3, como el EPA y el DHA, son un tipo de grasa poliinsaturada presente principalmente en el pescado azul y algunos alimentos de origen vegetal. Su papel en la salud es fundamental, ya que ayudan a regular la inflamación, mantener la barrera cutánea, proteger la visión y preservar la estructura neuronal. Por ello, una ingesta insuficiente puede traducirse en síntomas diversos que van desde la irritación ocular o la piel reseca hasta cambios en el estado de ánimo.
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Una de las primeras alertas del organismo ante la falta de omega-3 es la alteración de la piel. Según recoge Healthline, este tipo de grasa mejora la hidratación cutánea y refuerza su resistencia frente a agentes externos. Por tanto, notar la piel más sensible, áspera o propensa al acné podría indicar un déficit. Asimismo, diversos estudios sugieren que estos ácidos grasos también contribuyen a fortalecer el cabello, de modo que una disminución en su densidad, brillo o grosor puede ser otra pista reveladora.
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El omega-3 también participa en el mantenimiento de la salud ocular. Su escasez puede reducir la producción de lágrimas, provocando sensación de sequedad y molestias visuales. Además, investigaciones preliminares han vinculado los bajos niveles de estos lípidos con mayor prevalencia de dolencias articulares y síntomas depresivos. Aunque no existe una prueba diagnóstica estándar, analizar el contenido de ácidos grasos en sangre o en los glóbulos rojos permite estimar el estado nutricional a medio plazo.
Para mejorar los niveles de omega-3, los especialistas recomiendan priorizar el consumo de pescados grasos como salmón, sardinas o caballa, así como incluir en la dieta fuentes vegetales de ácido alfa-linolénico (ALA), como las semillas de lino o las nueces. En caso necesario, existen suplementos de aceite de pescado o de microalgas que pueden contribuir a restaurar el equilibrio. Ante cualquier sospecha de deficiencia, se debe consultar con un profesional sanitario para evaluar las posibles causas y pautar un abordaje adecuado, pues muchos de estos síntomas son comunes en otras patologías.
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