¿Hay una secta que suplanta a Alcohólicos Anónimos en España? Goteo de denuncias contra el Grupo 24 Horas
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En 2021 Luis Labarga amaneció en su casa con las manos sanguinolentas, cristales incrustados en la planta de los pies y una herida en la cabeza. Casi no podía abrir los ojos, sufría un fuerte mareo, sentía que el salón se movía como un barco y había una botella de ginebra hecha añicos en el suelo. El logroñés atravesaba una depresión muy fuerte, que se venía fraguando desde hace años por “acontecimientos muy crueles de la vida” y que le hizo caer en el alcoholismo.
Cuenta a El Confidencial que un amigo de la infancia, que también había tenido problemas con la bebida, le convenció para buscar ayuda en Alcohólicos Anónimos (AA). Labarga buscó en internet, lo primero que se topó fue el "Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos Madrid", llamó por teléfono y le atendió la voz amable de Pedro, que le invitó a acudir al día siguiente a su sede del barrio de Vallecas.
Cuando llegó le recibió el propio Pedro, que se autoproclamaría su padrino, una figura que en AA debería servir para ofrecer apoyo y orientación a un nuevo miembro. Este le mostró el lugar: una sala grande con una hilera de sillas colocadas hacia una tribuna, “unos habitáculos extraños que olían fatal con colchones tirados” (los espacios conocidos como “anexos” donde cobijan a los usuarios) y todo ello lleno de "personas demacradas".
Tras una charla en la que apenas le dejó hablar, Pedro le invitó a unirse a “una junta”, un espacio en el que individualmente iban subiendo a la tribuna y contaban su vida. Labarga escuchó tres relatos distintos, todos truculentos, bárbaros y humillantes: “Iban expulsando sus demonios, pero de una forma en la que les hacían revolcarse en lo peor de lo peor de su historia”. “En uno de ellos hicieron que una chica se regodease del momento en el que había sido violada”, ejemplifica.
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El alcoholismo de Labarga estaba en sus primeras fases, por lo que su estado era “bueno” en comparación con el resto de personas que le rodeaban. Su situación de lucidez, le permitió darse cuenta de que aquello "no era normal". Acabado el tercer testimonio, decidió que ese no era su sitio, expresó su deseo de irse y tras un breve forcejeo, le dejaron marchar.
Al salir de allí, le reprochó a su amigo el lugar a donde le había mandado, este le dijo que su experiencia no había tenido nada que ver. Este último preguntó a una conocida que le explicó que no había acudido donde Luis pensaba, sino a “una asociación denunciada por prácticas sectarias y por suplantar el nombre de Alcohólicos Anónimos”.
En ese momento, Labarga comenzó a investigar sobre los Grupos 24 Horas, un movimiento que nació en México en los años 70, y aunque sigue los principios fundamentales del programa de los 12 pasos de AA, su enfoque más radical y su estructura propia lo han convertido en un fenómeno muy particular y polémico dentro del mundo de la recuperación de adicciones. Además de un conocimiento más bibliográfico, el logroñés también recogió una veintena de testimonios y plasmó todo ello en varios capítulos del libro
Más allá de los testimonios recogidos, El Confidencial ha tenido acceso a un goteo de denuncias contra los Grupos 24 Horas presentadas ante tribunales y Policia Nacional de distintos puntos del país. A estas hay que sumar las que la Policía Nacional ha recibido a través de un canal habilitado para ello en el mail [email protected], las cuales también ha verificado este periódico. Lagarba explica que esta última es la principal vía de comunicación para las "víctimas" porque muchas de ellas viven en sitios pequeños y tienen miedo a que les identifiquen en las comisarias.
En España, este grupo tiene sedes repartidas por municipios de gran parte del territorio nacional: Madrid, Galicia, Murcia, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Cataluña y País Vasco. “A ellos acude todos los días un montón de gente desesperada y engañada. Y cada jornada va gente nueva y cada vez más joven; lo que hace que, aunque fallezca alguien, siempre haya un reciclaje”, alerta el autor del libro.
Esclavos, humillados y muertos en la tribunaCuenta Labarga que aunque las clásicas clínicas de desintoxicación tienen un perfil más adinerado, las personas que acuden a lugares como el de Vallecas es gente que lo ha perdido prácticamente todo y se encuentra en un estado avanzado de alcoholismo. Por lo que la supuesta gratuidad con la que se encuentran de entrada es lo que hace que recurran a ella: “A prori es gratuito y al principio sí que te cuidan, pero de manera muy básica. Duermes allí, aunque sea en un colchón orinado; te duchas ahí, aunque sea cada 15 días; comes allí, aunque sea mierda…”. Un sumatorio de cuestiones que los hacen todavía más vulnerables a mantenerse en estos grupos.
Según los testimonios que ha recogido, “te lavan el cerebro y te esclavizan”. Y para ello emplean tres elementos claves del AA original, pero que “llevan a la máxima perversión”: toman la idea del ser superior en el que apoyarse para salir del alcoholismo (que se suele relacionar con un dios), la imagen del padrino (que debería ser un igual con el que se tenga especial confianza y te acompañe en el proceso) y siguen la citada metodología de los 12 pasos.
“En los Grupos 24 Horas, el padrino se convierte en el poder superior; para el ahijado prácticamente es un dios. Lo que provoca que se rompa esa barrera de igualdad y pasan a convertirse en los mafiosos que los esclavizan”, narra. “Los chavales se transforman en esclavos de los padrinos que le ordenan de todo: ‘Píntame la habitación’, ‘Límpiame el coche’, ‘Acompáñame a dar un paseo’, ‘Vete a buscar a mi mujer’... Desde estas pequeñas cosas a la obediencia en absolutamente todo”, ejemplifica.
Entre las cuestiones más truculentas que ha recogido se encuentra “el ceremonial del recaído”. Aunque sea muy difícil salir de los anexos en los que viven, “cuando lo hacen sí o sí recaen; y al volver les hacen este ceremonial en el que les colocan en la primera fila y todos los compañeros pasan por ahí a humillarles durante horas. Todo el que lo sufre acaba aniquilado completamente”.
También ha encontrado testimonios del “ceremonial del cuerpo presente”. Explica que cuando fallece una persona, antes de llamar a la policía o la ambulancia, se expone su cuerpo, “me han hablado de dos horas en Madrid y de dos días en Galicia”, “lo muestran para que la gente vea cómo pueden acabar”. Cuenta que el tipo de de muerte que le han ocurrido han sido “naturales”: falta de higiene o malnutrición. A ello suma, que a la gente que llega allí con una medicación se la retiran y “solo se la dan si ellos consideran. Esto provoca que alguno ‘se vuelva loco’, acabe destrozando algo y haciéndose daño”.
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Este periódico ha tenido acceso a varios testimonios de personas que afirman haber pasado por allí, tanto de las citadas denuncias, como de conversaciones habladas y por escrito. Entre los mensajes destacan algunos como el de un hombre que estuvo años dentro de los grupos y explica que "el modus operandi habitual es 'proteger' a las compañeras haciendo ver que son más vulnerables que el hombre y que necesitan de otro trato. Normalmente suelen ser sumisas, más si cabe que los hombres, y atienden a todas las peticiones de los padrinos (en casi todos los casos hombres)".
Una mujer que durmió meses en uno de estos centros, describe el espacio donde vivía: "A los anexados los tienen en un graje que anteriormente fue un taller, que no tiene ningún tipo de ventilación. [...] En caso de un incendio, el anexo de mujeres, que es el que está más retirado de la puerta de salida, quedaría completamente atrapadas".
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A estos se suma el testimonio de grupos de WhatsApp en donde se mofan de un desmayo de un hombre con el texto "otro Simón", como ellos denominan cuando alguien sufre un coma etílico.
Cómo sacan el dinero a la genteEl logroñés explica que cuando una persona llega a estos centros le guardan el DNI, le piden los datos de la cuenta bancaria y le retiran todo el dinero que lleven encima.
En cuanto a la supuesta gratuidad por los cuidados, acaba a los 30 días: “Cuando pasa un mes te empiezan a pedir dinero y siempre utilizan los mismos argumentos de ‘Te hemos salvado la vida, ¿tú sabes lo que cuesta tu vida?, ¿así es como valoras tu vida?’. Con todas estas frases te obligan, poco a poco, a dar todo lo que tienes. Y como saben lo que te queda en la cuenta, te van apretando en función de ello”.
Asimismo, piden dinero a las familias, “que suelen estar desquiciadas con el alcohólico y es más fácil jugar con ellas”. “Como la salud pública no acoge realmente a un alcohólico más de dos días, ahí entra la astucia de los miembros de los Grupos 24 horas porque saben que tienen fácil convencer a la familia. Les llaman, se hacen pasar por Alcohólicos Anónimos y les dicen ‘mira tengo aquí a tu hijo, está bien cuidado, pero necesitamos x dinero’ y las familias, desesperadas, pagan”, narra al tiempo que añade que en caso de que quieran ir a conocer el centro, “ese día se encargan de duchar a la persona que vayan a ver y de tenerlo todo limpio”.
“También son expertos de sacar dinero de todas partes. Por ejemplo, consiguen un trabajillo al alcohólico y se quedan con su sueldo; y además tienen cutreces de inventarse que van a hacer un viaje y piden ‘x’ dinero a las familias por ese fin de semana, pero luego realmente ni les llevan a los alojamientos ni a los restaurantes que dicen”, añade el autor del libro.
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A la Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad (RedUNE) también han llegado varias denuncias de que todas las prácticas anteriormente descritas están ocurriendo en la actualidad en España, según explica a este periódico su presidente, Juantxo Domínguez.
El Confidencial se ha puesto en contacto con el Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos para conocer su versión de los hechos. En primera instancia han decidido no participar por actuar según su “enunciado": "No podemos entrar en ningún tipo de debate o controversia pública, ni a valorar opiniones o afirmaciones ajenas”. Sin embargo, abren la puerta a dar información “si en algún momento posterior deseara escribir un artículo sobre un Grupo 24 Horas en concreto, sobre la labor que realiza, o sobre el Movimiento 24 Horas de AA de Servicios Gratuitos como un todo”. Al preguntar directamente por la esclavización de la gente, la destrucción emocional, la exhibición de cadáveres o la suplantación del AA original, insisten en “no participar en ningún tipo de debate o controversia publica”.
¿Es una secta?Labarga resume que el Grupo 24 Horas es “una secta que se hace pasar por Alcohólicos Anónimos. Realmente es una perversión de estos y utiliza elementos de AA de forma pérfida”.
Para el experto en sectas Luis Santamaría del Río, este movimiento encaja perfectamente en el concepto de secta: “Es un movimiento sectario que ha parasitado a Alcohólicos Anónimos. Utilizando el nombre y la apariencia del Alcohólicos Anónimos tradicional está captando a personas en una situación de vulnerabilidad extrema para llegar a ejercer sobre ellas un control total. Y cumple al pie de la letra de definición de secta de Vicente Jara: un grupo social depredador que practica el mimetismo y el señuelo”.
Santamaría, que es miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), desgrana que se encuentran todos elementos: “Se da la depredación con esa búsqueda de víctimas, además en una situación vital extrema. También está el mimetismo, haciéndose pasar por Alcohólicos Anónimos. E igualmente se da el señuelo, que es ofrecer la liberación del alcohol”.
Además de las citadas, también señala a otras prácticas sectarias que ha descubierto al investigar los Grupos 24 horas, como “rodear a la persona que llega para que sienta que necesita a ese grupo en ese momento de su vida y piense que son personas volcadas en ayudarlo. También cortan los lazos con el exterior, con un aislamiento que en este caso es menos sutil que en otras sectas, aquí es a lo bestia: llegan a aislar a las personas físicamente en los anexos que tienen en los locales, además de retirarles la documentación y las posibilidades de comunicación telefónica. A todo eso hay que sumarle que lo que parecía hecho para ayudar a los alcohólicos, se acaba tornando en un negocio en el que hacen dinero con los alcohólicos y sus familias”.
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El experto en sectas también habla de la “esclavitud” que sufren, ya que “el grupo se hace el dueño de la persona, lo que sucede gracias a la figura del padrino. El padrino acaba siendo el gurú particular de esa persona a la que hacen creer que debe su vida y su salvación a la labor del grupo. Entonces esa persona está obligada a todo y al haberla sacado supuestamente de esa situación de autodestrucción que la estaba llevando al infierno; pues el adepto se convierte en un esclavo de ese supuesto paraíso en el que ha entrado”.
Asimismo, hace hincapié en la captación de personas especialmente vulnerables por su situación economía, a lo que añade “que se da todo en un ambiente de violencia verbal y psicológica, que se hace de forma explícita y que a ojos de cualquier observador en buen estado causaría rechazo de inmediato. Pero cuando una persona llega destruida, sin más posibilidades, viendo que todo a su alrededor y en su interior se desmorona por culpa de la adicción… en estos grupos por violentos, soeces o bestias que sean, la persona acaba agarrándose a ese clavo ardiendo”.
Por su parte, se muestra en la misma línea el presidente de RedUNE: "Se puede considerar una secta o grupo cohercitivo, que es la denominación que actualmente utilizamos más generalmente". Y para defender que lo es, utiliza los mismos argumentos que Santamaría.
Fuentes policiales indican a este periódico que por el momento no se ha abierto ninguna investigación como tal, existiendo una dificultad para investigar que según el presidente de RedUNE sucede porque "con la ley de hoy en la mano las denuncias quedan en barbecho, porque como tal el codigo penal no tipifica la persuasción cohercitiva, solo se habla de coacciones. Y como vemos día a día en los tribunales, coacciones es tan amplio y tan difuso que dependiendo de quién lo interprete no vas más allá". De hecho, ante este vacio legal el pasado año RedUNE presentó 300.000 firmas en el Congreso para incluir la persuasión coercitiva de las sectas en el Código Penal.
Tanto el experto en sectas como el autor del libro, habiéndose sumergido ambos en los Grupos 24 horas, ven clara la suplantación del AA real.
En 2018, la central mexicana de AA –país donde comenzó la organización denunciada– ya se desmarcó de los Grupos 24 Horas de Alcohólicos Anónimos, a raíz de una noticia, ya que se “asociaba el nombre de Alcohólicos Anónimos en un acontecimiento que no corresponde a AA, ni a sus grupos adheridos”. En aquella ocasión, a través de un comunicado, fueron tajantes indicando que “no reconocen como AA a ninguna asociación que utilice de manera ilegal como apellido el nombre de Alcohólicos Anónimos y realice prácticas ajenas a los principios tradicionales”.
La misiva también hacía hincapié en que “AA no funciona las 24 horas, no cuenta con ningún tipo de servicio de internamiento, ni de estancia; tampoco tiene centro de rehabilitación, granjas, anexos, clínicas o albergue alguno”. “El nombre de Alcohólicos Anónimos, sus siglas AA y su logotipo no son de dominio público”, añadía la misiva.
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Al preguntar a la central española, situada en Asturias, sobre si existe esta suplantación en España, responden a este periódico con un comunicado en el que se amparan en uno de sus principios: “No deseamos intervenir en controversias”. Pero igualmente el citado documento sí que se aclara que AA “no proporciona alojamiento, comida, trabajo o dinero”.
Sobre la reacción que tiene AA en España, el experto en sectas señala que aunque desconoce la realidad interna de la organización, “por experiencia, estas reacciones frente a estrategias sectarias parasitarias como la que está sufriendo AA por parte del Grupo 24 Horas suelen deberse a una realidad compleja que va desde la opinión de que ‘no es para tanto’ [por no escuchar en serio a las víctimas y por creer, equivocadamente, que con el silencio evitarán el daño reputacional] hasta la complicidad e incluso la infiltración en las altas esferas de la organización”.
La evolución de AA hacia el modelo MinnesotaLabarga firma La noche más oscura de Alcohólicos Anónimos junto a Jorge A. y Manuel P., una forma de indicar sus apellidos siguiendo la filosofía de anonimidad de AA. El libro, además de analizar al grupo denunciado, también habla de una evolución en los modelos de tratamiento de adicciones, un hecho que ha contribuido a que los primeros tengan más predicamento. Más concretamente, el ejemplar hace una crítica a la “invasión” del modelo Minnesota en los grupos de AA, esta forma de funcionar sigue un enfoque terapéutico para el tratamiento de adicciones basado en un programa estructurado que se originó en el Centro de Tratamiento de la Adicción de la Fundación de Minnesota (que más tarde se convirtió en el Hazelden Betty Ford Foundation). Este modelo es conocido principalmente por su enfoque de 12 pasos y tiene una fuerte orientación hacia la abstinencia total de las sustancias adictivas.
Cuenta Jorge A. que cuando llegó por primera vez a un grupo de AA en 1987 se caracterizaban por un enfoque “mucho más libre y flexible”. Explica a este periódico que para él, uno de los aspectos más importantes de esos grupos era la identificación y empatía entre los miembros, en lugar de una estructura "rígida y dogmática". Recuerda que al llegar a “la gente te aceptaba porque sí, no pretendían sacarte nada ni exigían una conducta determinada de ti”, lo que generaba un ambiente de aprecio genuino y compromiso personal. Este tipo de comunidad, en la que se practicaba la autonomía, permitía a cada miembro participar según su propio ritmo y entendimiento de los principios espirituales, destacando siempre la libertad y el respeto mutuo.
Tras una tragedia personal, Jorge regresó en 2009, tras 22 años sin beber, y se encontró un clima completamente distinto. “El ambiente había cambiado radicalmente, y en lugar de la libertad y el respeto que había experimentado al principio, comenzó a notar que las reuniones se habían vuelto más dogmáticas y rígidas, con un enfoque en la obediencia y una estructura moral que le resultaba ajena”, explica. “Empecé a ver cómo que me hacían el vacío… lo convertían en un dogmatismo espantoso, nos robaban la posibilidad de interpretar”, añade. Este cambio le hizo sentir que, en lugar de ofrecer empatía y apoyo, los miembros comenzaban a imponer una metodología estricta ajena a lo que había vivido previamente.
Sin lugar a dudas, Jorge considera que el cambio que experimentó se debió a la implantación del modelo Minnesota, que comenzó a ganar terreno en los grupos a partir de 2009. Jorge, Labarga y Santamaría creen que la instauración del modelo Minnesota responde a un interés comercial y de control por parte de algunas clínicas que practican este enfoque. Según su perspectiva, el modelo se implantó para ajustar los grupos a las necesidades de estas clínicas, que, al cobrar grandes sumas por sus tratamientos, necesitaban crear grupos que replicaran su estructura, en lugar de las reuniones gratuitas y libres de AA. Como indica Jorge, “lo que necesitaban es armar los grupos a la medida de sus clínicas… el que te está cobrando ese dineral para mí es exactamente igual que un traficante de drogas, lo único que trafica con tu dolor y el de tu familia”. Para él, el modelo Minnesota representa una forma de "adoctrinamiento" y "explotación emocional" que convierte la recuperación en un negocio, más que en una experiencia genuina de apoyo y crecimiento personal.
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