¿Se convierte Jesús Calleja en el tercer astronauta español?
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¿A quién se puede llamar astronauta? Imaginamos una persona con su traje blanco y su casco brillante en una nave espacial y la respuesta parece sencilla. Pero con la llegada de la segunda carrera espacial y los vuelos de bajo coste impulsados por compañías privadas, la respuesta se complica. Esta tarde, el montañero y presentador Jesús Calleja se subirá en una nave de Jeff Bezos y, si todo marcha según lo previsto, alcanzará los 100 kilómetros de altura. ¿Es un vuelo espacial? ¿Se convierte en astronauta por hacerlo?
Calleja se subirá en una nave New Shepard, de la compañía Blue Origin (de Bezos) fruto de un acuerdo de la compañía Mediaset (en tiempos del anterior consejero delegado, Paolo Vasile) con Amazon Prime (también de Bezos). Lo hará acompañado por cuatro empresarios de los que se pueden permitir un billete cuyo precio ronda el millón de dólares. El vuelo que realiza la New Shepard es corto y sencillo: lanzan a este grupo humano hasta superar la línea de Kármán, a 100 kilómetros sobre el nivel del mar, para que disfruten unos minutos flotando con baja gravedad. Pasados unos pocos cientos de segundos, los tripulantes regresarán a tierra frenados por tres paracaídas y festejarán su hazaña como hiciera el propio Bezos en el vuelo inaugural del aparato. Ya han viajado 47 personas en 10 vuelos similares de esta nave.
La línea situada a 100 kilómetros definida por el ingeniero y físico húngaro Theodore Von Kármán es la frontera que marca el paso de la atmósfera terrestre al espacio exterior. Es decir, si Calleja alcanza esa altura, ha llegado al espacio. Pero ahora mismo está en debate entre los organismos que rigen la astronáutica si basta con hacer eso para ganarse la definición de astronauta. Porque no es lo mismo subir y bajar de golpe, lo que se considera un vuelo suborbital (lo que hará Calleja), que dar al menos una vuelta al planeta en un vuelo orbital (las que organiza Elon Musk con SpaceX), que pasar unos días en la Estación Espacial Internacional (a 400 kilómetros de altura) realizando tareas de todo tipo.
Por eso, desde que irrumpieron los multimillonarios con sus naves baratas, la definición de astronauta está en entredicho. Cuando Bezos voló al espacio en julio de 2021, ni siquiera la Federación Estadounidense de Aviación (FAA) le concedió la insignia alada que otorgaba a los “astronautas comerciales”, figura complementaria a los astronautas de carrera de la NASA. Así que el magnate se inventó una insignia propia de su compañía para no quedarse sin ceremonia. Ese vuelo suborbital de Bezos obligó a la FAA a redefinir astronauta: aquellos que “demostraron actividades durante el vuelo que fueron esenciales para la seguridad pública o contribuyeron a la seguridad de los vuelos espaciales humanos”. Hacerse selfis flotando durante unos cuantos segundos no es ninguna “actividad”.
Finalmente, en diciembre de 2021 la FAA decidió acabar con sus insignias aladas y lo cambió por una simple web en la que listar a todas las personas que alcanzaran el espacio. Reconocía de este modo que el acceso al espacio se complica, con tantos actores y tipos de viajes: “La industria comercial de vuelos espaciales humanos continuará creciendo y el número de personas que se lanzan al espacio aumentará drásticamente en los próximos años”. Eso sí, le dieron las alitas honoríficas a Bezos antes de cancelar el programa.
Ahora, incluso la Federación Aeronáutica Internacional está replanteando la definición de astronauta y hasta la frontera del espacio, por si merece la pena ir más lejos de la línea de Kármán. Ha cambiado su logo para que aparezcan diferenciados los vuelos orbitales y los suborbitales (el de Calleja), como dos actividades claramente distintas en su valor. Definiciones y reconocimientos que tenían sentido cuando al espacio viajaban especialistas entrenados por la NASA y Roscosmos, por ejemplo, y no docenas de multimillonarios con ganas de experiencias inolvidables.
Mediaset insiste en que Calleja “se convertirá en el tercer español en viajar al espacio” y evita la palabra astronauta. El presentador ha dicho: “Yo he jugado a ser astronauta toda mi vida”. Para el programa especial, Calleja se ha entrevistado con los dos astronautas españoles, Pedro Duque y Miguel López-Alegría, y con el futuro astronauta profesional, Pablo Álvarez, que todavía se está preparando para ir al espacio. Cuando surgió el debate sobre Bezos, el exministro Duque fue así de expresivo: “Debería haber un término que denominase a la gente que solo hace esos vuelos de subida y bajada, porque ese viaje no los convierte en nada particular: es como si al que sube hasta la pista de Navacerrada lo llamamos alpinista”.
EL PAÍS