Travesía por el Danubio y sus joyas escondidas
Europa Central es el corazón del Viejo Continente, es un mundo de historias y leyendas, de construcciones que hablan de antiguos imperios y del desarrollo de la civilización europea, de grandes personajes y de monumentos únicos en el planeta. Y es justo esa región la que visitamos a bordo del barco AmaVerde, de la naviera AmaWaterways, que navega cerca de 685 kilómetros del río Danubio para llevarnos en siete noches por destinos soñados de cuatro países.
Son pueblos y ciudades que cautivan con su arquitectura, con sus delicias gastronómicas, pero sobre todo con su riqueza histórica. Y ese es el gran valor de este crucero que parte de Vilshofen en Alemania para tocar puertos de Austria, Eslovaquia y Hungría, con la posibilidad de alcanzar por tierra la encantadora ciudad montañosa de Ceský Krumlov, en la República Checa. La ruta llega a su fin en la monumental Budapest, que deja a los viajeros con la sensación de un sueño cumplido.
Esta es una de las travesías más magníficas que se pueden hacer por el río Danubio, que cuenta con 2.900 kilómetros desde su nacimiento en la Selva Negra de Alemania hasta el Mar Negro en Rumania. Un viaje que lleva por parajes naturales únicos e idílicos, por senderos que invitan a caminar o a ir en bicicleta, y por puertos que son verdaderos patrimonios. Un crucero que sorprende los sentidos con solo asomarse por los balcones para ver pasar las aguas de este río que fueron la inspiración Johann Strauss II, en 1866, cuando compuso El Danubio azul.
El viaje comienza en Vilshofen, un pueblo alemán que invita a caminar sus calles y descubrir su encanto. Cafés, restaurantes y tiendas hacen parte del breve recorrido. En el barco, antes de zarpar se vive la tradicional fiesta bávara Oktoberfest, con su música, bailes y trajes típicos, mientras se degusta la mejor cerveza de la región.
El barco parte rumbo al oriente y el Danubio despliega sus encantos y nos lleva en su segunda jornada a Passau, la ciudad alemana de los tres ríos. A pie o en bicicleta, recorrerla es una buena oportunidad para ver su casco histórico barroco, otrora el mayor obispado del Sacro Imperio Romano Germánico.
El tercer día, en el puerto de Linz (Austria), nos decantamos por ir a Cesky Krumlov, en República Checa, una ciudad de la región de Bohemia del Sur. El bus nos lleva en una hora 15 minutos a esta encantadora metrópoli bañada por el río Moldava. Los pasos nos llevan pronto a su castillo del siglo XIII de arquitectura gótica, renacentista y barroca, un jardín de 11 hectáreas y un teatro original del siglo XVII.
Desde lo alto de su campanario tenemos las panorámicas más hermosas del casco antiguo, sus techos rojizos y las curvas del río. Es verano y el Moldava es escenario de paseos en botes, balsaje y competencias.
La tarde es para disfrutar de la belleza arquitectónica de Linz, en Alta Austria, una ciudad que se extiende a ambos lados del río Danubio. Los edificios barrocos, incluidos el antiguo ayuntamiento (Altes Rathaus) y la vieja catedral (Alter Dom), rodean la plaza principal, Hauptplatz.

La catedral de San Esteban Foto:Adriana Garzon
En el cuarto día, el Danubio serpentea entre abadías barrocas, castillos medievales y sembradíos de flores y albaricoques por tierras del valle de Wachau en la Baja Austria. Es buen momento para salir a las terrazas del AmaVerde y contemplar durante la navegación paisajes, viñedos y pueblos históricos. Esta región es Patrimonio de la Humanidad y está entre las ciudades de Melk y Krems.
Es hora de desembarcar para visitar Dürnstein, en la Baja Austria. Centro de producción de vino y de deliciosos albaricoques con los que fabrican todo tipo de productos (desde dulces hasta los jabones que son un buen suvenir).
¡Qué aldea tan encantadora, como de cuento de hadas! En la cima están las ruinas de un castillo donde en el siglo XII fue preso el rey Ricardo I de Inglaterra. A unos kilómetros visitamos la Abadía de Melk, un monasterio benedictino impresionante en paisaje, arquitectura e historias y leyendas. Vale la pena dedicarle un par de horas para hacer el tour por sus jardines, por su impactante biblioteca que guarda cerca de 100.000 volúmenes, entre ellos manuscritos medievales, sus habitaciones imperiales (en las que descansó Napoleón Bonaparte) y la iglesia de la abadía.
¡La tan esperada Viena hace su aparición! En la quinta jornada llegamos a uno de los destinos más esperados en este recorrido, la capital de Austria. Desembarcamos con prontitud para conquistar el legado artístico e intelectual que dejaron Mozart, Beethoven y Sigmund Freud. Aquí nacieron importantes figuras de la música como Schubert, Schönberg y Johann Strauss. De hecho, es considerada la capital musical de Europa.
Los pasos nos llevan pronto a la Ópera, impresionante construcción que domina un punto céntrico de la ciudad y que junto a los otros edificios que inundan sus calles y plazas hacen parte del legado del Imperio austrohúngaro. La catedral de San Esteban, la casa donde vivió Mozart durante su paso por Viena, los museos, los palacios imperiales, incluido el Schönbrunn, residencia de verano de los Habsburgo, no pueden faltar en la visita. Todo un compendio que habla de historias desde la Edad Media hasta el siglo XIX, hoy patrimonio de la humanidad.
Hacemos nuestra parada del sabor en el mercado Naschmarkt, que reúne más de 120 puestos con una amplia oferta culinaria, desde cocina vienesa hasta la hindú y la vietnamita.
Degustamos quesos, carnes frías y vinos que nos reaniman para seguir nuestra marcha. El tiempo es poco para visitar esta metrópoli con tantas propuestas de arte y cultura. ¡Nos vamos con la firme promesa de volver!
Europa central es inagotable. Nuestra siguiente parada es Bratislava, capital de Eslovaquia, una de las capitales más pequeñas de Europa, con poco más de 500.000 habitantes. Una curiosidad llama la atención al dar los primeros pasos por su centro, que data del siglo XVIII: estatuas en bronce que recuerdan personajes de su historia y son muy instagrameables. ¡En algunos se hace fila para tomar la foto, como en Cumil, el soldado saliendo de la alcantarilla, o en Schone Naci, el hombre sonriente!
Luego avanzamos por los sitios obligados para los viajeros: el Castillo de Bratislava, símbolo de la ciudad, que acoge el Museo Nacional de Eslovaquia. La iglesia de Santa Elisabeth o Azul, ejemplo de arquitectura Art Nouveau, de principios del siglo XX. Y el Antiguo Ayuntamiento, que adoptó su forma actual en el siglo XV y alberga el Museo Municipal.
La ciudad es conocida por sus animados bares y cafés, así que vale la pena hacer una parada en alguno de ellos.

Dürnstein es conocida por sus animados bares y cafés. Foto:Adriana Garzón
El séptimo día, el AmaVerde alcanza su destino final. La llegada triunfal nos muestra una ciudad que nos deja boquiabiertos: Budapest. Desde el barco, a lado y lado del Danubio, ruedan las imágenes más impactantes de la capital de Hungría. Allí estaremos el día entero y pernoctamos en su puerto, así que no hay tiempo que perder.
La metrópoli está en plena renovación. En su carrera por ocupar un privilegiado lugar entre las joyas de Europa, la capital húngara dedica enormes esfuerzos y presupuestos a restaurar y revivir cientos de edificaciones que se vieron afectadas especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. Y lo está logrando; este año Budapest figura entre los mejores destinos del mundo: según Tripadvisor, hacer un crucero turístico por el Danubio es una de las mejores experiencias, y la revista Time Out la cataloga como el segundo mejor destino de Europa. “Es la metrópoli más bella de Europa con siete restaurantes con estrellas Michelin y animada vida nocturna”, asegura la publicación.
Son dos jornadas, una en Buda y otra en Pest. Así es, la gran ciudad se divide en estos dos sectores, ambos cundidos de joyas arquitectónicas, históricas, esculturas, baños termales y miradores. Su Puente de las Cadenas del siglo XIX conecta el distrito montañoso de Buda con la planicie de Pest. Un funicular asciende al Cerro del Castillo en la Ciudad Vieja de Buda (también podrá llegar a pie, en autobús o en taxi), donde el Museo de Historia de Budapest recorre la vida de la ciudad desde los tiempos del Imperio romano. Los pasos van por la Plaza de la Trinidad con la iglesia de Matías (siglo XIII) y las torretas del Bastión de los Pescadores, que ofrece las mejores vistas y fotos.
A cada paso se siente la movida. Sin duda esta ciudad está al nivel de París, Viena o Praga. La caminamos incansablemente de día y de noche, Budapest no duerme, no en vano es reconocida como una de las ciudades más fiesteras del mundo. Iluminada desde las 9 p. m. ofrece otras miradas, otras panorámicas, otras fotos. ¡Oh, Budapest!, qué fácil es quedar en deuda contigo… ¡Volveremos!

Las esculturas en bronce de Bratislava, uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad. Foto:Adriana Garzón
- Duración: 7 noches - 8 días
- Sitios de visita: Vilshofen y Passau (Alemania) - Linz (Austria) - Valle de Wachau y Viena (Austria) - Bratislava (Eslovaquia) - Budapest (Hungría).
- Precio: Planes desde USD 2.500 (camarote con ventana)
Incluye: Alojamiento de lujo en un camarote exterior (la mayoría con dos balcones). Acceso gratuito a internet, películas y canales de TV en inglés. Actividades como clases de ejercicios, alimentación saludable y técnicas de relajación. Entretenimiento y espectáculos culturales. Tours con guías expertos en cada destino (las salidas Toque Latino son con excursiones en español). Excursiones en bicicleta y caminatas.
- El barco cuenta con: Piscina Sun Deck y pista para caminar, sala de fitness, servicio de masajes y peluquería, salón con vistas panorámicas y bar.
- Todas las comidas a bordo, cocina de inspiración regional con
ingredientes de origen local. Restaurante de especialidades The Chef's Table, experiencia en La Chaîne des Rôtisseurs.
Vino fino, cerveza y refrescos ilimitados con el almuerzo y la cena.
Informes: www.amawaterways.com
*Invitación de AmaWaterways
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