¿Escuchar audiolibros y podcasts a un ritmo acelerado o no? Esa es la cuestión.

Desde Netflix y YouTube hasta Audible y Spotify, las plataformas ofrecen a los oyentes la opción de acelerar el contenido. Si bien hasta cierta velocidad la asimilación de la información se mantiene, algunos prefieren el ritmo original, con sus pausas y suspiros, al tiempo ahorrado por las versiones aceleradas.
Glen Powell, el galán de Hollywood, afirma que le gusta escuchar audiolibros a velocidad normal (x1): «Quiero oír a la gente hablar con naturalidad». En cambio, el actor estadounidense Bowen Yang prefiere una narración rápida y fluida. Según él, «se puede subir hasta x2», aunque considera que x1,8 es el ritmo ideal para Ricitos de Oro .
Los dos hombres aparecieron a principios de año en un anuncio de la plataforma de audiolibros Audible, en el que varias celebridades comentaban la velocidad a la que escuchaban algunos títulos. El segmento generó un acalorado debate en internet, ya que sugería que quienes intentaban ahorrar tiempo de esta manera eran extraños, o incluso psicópatas. «Escuché tu anuncio moralizante a doble velocidad», se burló un usuario de TikTok. Otros internautas, que amenazan con cancelar sus suscripciones, afirman que el anuncio les hizo sentir vergüenza.
El debate suscitado por este anuncio revela la evolución de los hábitos digitales, sobre todo entre los jóvenes. Según una encuesta realizada por The Economist y YouGov, el 31 % de los estadounidenses de entre 18 y 29 años utiliza el modo de avance rápido para escuchar archivos de audio, frente a solo el 8 % de los mayores de 45 años.
The Economist, una de las instituciones más importantes de la prensa británica, fundada en 1843 por un sombrerero escocés, es la publicación de referencia para cualquier persona interesada en asuntos internacionales. De ideología abiertamente liberal, defiende generalmente el libre comercio, la globalización, la inmigración y el liberalismo cultural. Se imprime en seis países y el 85% de sus ventas se realizan fuera del Reino Unido.
Ninguno de los artículos está firmado: una tradición de larga data que el semanario apoya con la idea de que “la personalidad y la voz colectiva importan más que la identidad individual de los periodistas”.
En la página web de The Economist, además de los artículos principales del periódico, encontrará excelentes informes temáticos y geográficos elaborados por The Economist Intelligence Unit, así como contenido multimedia, blogs y un calendario de conferencias organizadas por el periódico en todo el mundo. Además, recibirá actualizaciones periódicas sobre las cotizaciones de las principales bolsas.
La portada de la revista puede variar según la edición (Reino Unido, Europa, Norteamérica, Asia), pero el contenido es el mismo; en el Reino Unido, sin embargo, se incluyen algunas páginas adicionales con noticias nacionales. El 43,4 % de The Economist pertenece a la familia italiana Agnelli, y el resto de las acciones están en manos de destacadas familias británicas (Cadbury, Rothschild, Schroders, etc.) y miembros del equipo editorial.
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