Con el éxito de Switch 2, la cultura de los videojuegos se vuelve política

El lanzamiento [el 5 de junio a medianoche] de la Nintendo Switch 2 —que, sorprendentemente, sucede a la Nintendo Switch lanzada en 2017— es una noticia significativa en muchos sentidos. Sus ventas récord [3,5 millones de unidades en cuatro días] subrayan el talento de la compañía japonesa, que, desde el lanzamiento de la primera Switch, anticipó que la sobreexplotación tecnológica no era la mejor manera de ganar la guerra de las consolas.

Mientras tanto, sus rivales Sony y Microsoft han superado continuamente los límites de la tecnología para ofrecer consolas cada vez más potentes y atraer a nuevos usuarios. Ahora que parecen estar llegando al límite de esta estrategia, tienen que recuperar el terreno perdido.

El éxito de la Nintendo Switch 2 marca un momento significativo no solo en la industria de los videojuegos, sino también en la vida política y cultural mundial. Los videojuegos ocupan un lugar singular en la cultura globalizada. Por un lado, son un sector económico clave y una de las actividades de ocio más influyentes del planeta. Por otro, siguen percibiéndose como una moda pasajera. Incluso quienes los juegan a diario parecen estar en estado de negación: a diario veo a gente burlándose de los videojuegos en redes sociales, a pesar de ser ávidos lectores de la sección de videojuegos del New York Times .

La historia demuestra que nuestra pasión por el juego, en todas sus formas, es tan antigua y perdurable como nuestra obsesión por el oro. Apuesto a que casi todas las pasiones modernas desaparecerán antes de que abandonemos el juego. Sin embargo,