Frente a la deuda infernal del Vaticano, ¿lo hará León XIV mejor que el Papa Francisco?

La elección de Francisco había suscitado esperanzas de que el Papa argentino lograría sanear las finanzas de la Santa Sede. A pesar de sus esfuerzos, con un agujero de 2.000 millones de euros al final de su pontificado, el problema está lejos de estar completamente resuelto, informa el diario italiano “Corriere della Sera”. Y para el nuevo soberano pontífice, León XIV, las cuestiones financieras, "triviales", siguen "en lo más alto de la lista".
En 2013, Benedicto XVI renunció a sus funciones como Vicario de Cristo en la Tierra y a su papel como jefe de Estado del Vaticano, que entonces se encontraba en medio de una tormenta financiera. De hecho, el Estado Pontificio ha sido acusado por Moneyval, la autoridad europea de lucha contra los delitos económicos, de no combatir suficientemente el blanqueo de dinero. Un mes después de que el Banco de Italia decidiera bloquear todos los sistemas de pago electrónico de la Santa Sede, ni un solo cajero automático funcionaba.
En el cónclave, los cardenales conservadores estadounidenses apoyaron al progresista Bergoglio. Esperaban que este jesuita enérgico y radical, que como ellos venía del continente americano, tuviera la fuerza y la determinación de poner fin a los excesos que el austero Ratzinger no había visto o no había podido afrontar.
El Papa Francisco ha intentado sanear las finanzas del Vaticano, en particular imponiendo una mayor transparencia, pero la reticencia de la Curia y sus propias vacilaciones han dejado este trabajo inconcluso.
Junto a esta deuda financiera, parcialmente contenida, han aparecido otros déficit, en particular el del fondo dedicado a las pensiones del Vaticano. Un abismo que alcanza los 2.000 millones de euros.
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Courrier International