La nueva fiebre del oro, el valor “que guardamos cuando todo se tambalea”

El economista John Maynard Keynes lo llamó una vez una «reliquia bárbara», un metal antiguo con poca relevancia en el mundo moderno. Cuando el sistema monetario internacional basado en el oro llegó a su fin a principios de la década de 1970, los bancos centrales comenzaron a vender sus reservas, y continuaron haciéndolo durante décadas.
Para los líderes financieros del mundo, el oro, que ha servido como reserva de valor desde que se acuñaron los primeros lingotes en Mesopotamia hace milenios, parecía condenado al olvido.
Y, sin embargo, el metal precioso está experimentando un resurgimiento espectacular, incluso entre los inversores más cautelosos. Datos publicados recientemente muestran que el oro superó al euro el año pasado, convirtiéndose en el segundo activo de reserva más importante de los bancos centrales. En estos tiempos de volatilidad política, el oro ha vuelto a ser un ancla.
La guerra comercial de Donald Trump, las crecientes tensiones geopolíticas y las dudas sobre el papel del dólar a largo plazo han impulsado el espectacular aumento del metal precioso. El precio del oro alcanzó un nuevo máximo histórico en términos reales en abril, superando el último pico de 1980. Ha subido alrededor de un 30 % desde principios de año. El viernes [13 de junio], tras el ataque de Israel a Irán, el precio volvió a acercarse a este máximo.
Desde que Donald Trump llegó al poder, quien prometió una “época dorada” para Estados Unidos, el oro se ha convertido en el activo de mejor rendimiento en comparación con las acciones, la energía y las principales monedas.
Para algunos inversores, nunca había perdido su estatus como el refugio seguro por excelencia dentro del sistema monetario internacional. Sin embargo, su resurgimiento actual es particularmente sorprendente, sobre todo en un momento en que competidores tecnológicos como Bitcoin están ganando terreno.
Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI y profesor de Harvard, afirma:
A menudo oímos que el bitcoin es el nuevo oro. Yo digo: "No, el oro es el nuevo oro".
Cuando el precio del oro superó los 3.000 dólares la onza este año, los operadores recordaron shocks anteriores: durante la crisis financiera de 2008, superó la marca de los 1.000 dólares, y luego la de los 2.000 dólares durante la pandemia de Covid-19.
«El oro es el activo que más confusión genera», comenta Luca Paolini, director de estrategia de Pictet Asset Management. «Es a lo que uno se aferra cuando todo se tambalea».
A diferencia de otros activos, el oro no presenta riesgo de contraparte, y es difícil que un gobierno imponga sanciones a un metal. Sobre todo porque, como último recurso, siempre puede quedar enterrado en el fondo del jardín.
Mientras los inversores cuestionan la salud del dólar, que sigue siendo la moneda de reserva de facto, y el futuro de los bonos del gobierno estadounidense, el clásico refugio está experimentando un resurgimiento. ¿La principal explicación de este repunte? "En una palabra: Trump", afirma John Rea.
Courrier International