Tratamos a la IA como a nuestros amigos: ¿demasiado robot para ser verdad?
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Desde abril se está produciendo un cambio preocupante en nuestros teléfonos móviles y ordenadores. Un desarrollo silencioso que, si bien levanta algunas cejas, tampoco entusiasma a las multitudes. Al menos, no como debería. En medio de nuestras conversaciones familiares de WhatsApp, entre los chats de nuestros amigos en Messenger, en el revoltijo de nuestros intercambios más íntimos en Instagram, se ha colado un círculo en tonos malva y azul. El de Meta AI, un agente conversacional desarrollado por la empresa de Mark Zuckerberg .
Resumir las noticias, planificar un viaje... En términos generales, esta IA proporciona aproximadamente la misma ayuda que sus competidores. Al igual que ChatGPT y Gemini, las empresas estadounidenses OpenAI y Google. Pero al invitarse a sí misma de una manera tan brutal a nuestros servicios de mensajería más privados (entre otras cosas, es imposible de eliminar), Meta AI está llevando un paso más allá un movimiento fundamental iniciado por sus hermanas: hacer que la IA...
Libération