Jeanne Gang, rompiendo el techo verde

¿Es una de esas raras aves llamadas "arquitectas estrella"? ¿O un ejemplar de un nuevo género, en la cima de su arte, que anuncia una generación más discreta de constructores que rechazan este tipo de denominación mediática? Clasificar a Jeanne Gang, de 61 años, frustra la taxonomía habitual. En primer lugar, la arquitecta estadounidense, que también es teórica y profesora en Harvard, ya no tiene que forjar su reputación internacional ni demostrar que es hoy una de las constructoras más reconocidas de su tiempo. Su obra, prolífica, aclamada o premiada —pero aún no galardonada con el prestigioso Pritzker , que no tardará— habla por sí sola. En treinta años, ha construido docenas de altos rascacielos residenciales en tres continentes (América, Asia, Europa), algo aún poco común para una mujer, como la Aqua Tower, su primera torre en 2010, salas de conciertos, teatros, extensiones universitarias, museos o aeropuertos y otros paseos paisajísticos con formas inspiradas en seres vivos.

Pero quien transformó el skyline de Chicago, donde trabaja desde 1997 con su agencia Studio Gang (150 empleados y oficinas en Nueva York)