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Tres metros, confiscados en 1916... ¿Qué es este tambor parlante que Francia debe devolver a Costa de Marfil?

Tres metros, confiscados en 1916... ¿Qué es este tambor parlante que Francia debe devolver a Costa de Marfil?

El tambor parlante Djidji Ayôkwé se prepara para regresar a Costa de Marfil, más de un siglo después de ser robado por Francia. Una votación este lunes en la Asamblea Nacional debería permitir su regreso, seis años después de la solicitud oficial de Abiyán. La devolución de este icónico tambor cumple un compromiso asumido por Emmanuel Macron en 2021.

Con tres metros de largo y 430 kg de peso, este instrumento sagrado se utilizaba para transmitir mensajes rituales y alertar a los aldeanos, por ejemplo, durante operaciones de reclutamiento forzoso o alistamiento militar. Incautado en 1916 por las autoridades coloniales a la etnia ebrié, fue enviado a Francia en 1929, exhibido en el Museo del Trocadero y posteriormente en el Museo del Quai Branly. Restaurado en 2022, se conserva en una caja a la espera de su devolución.

El proyecto de ley, que se debatirá a partir de las 15h00 en la Cámara y ya fue aprobado en el Senado a finales de abril, pretende "degradar" este bien cultural, derogando el principio de inalienabilidad de las colecciones públicas.

Costa de Marfil presentó oficialmente su solicitud en 2019. «Pero las comunidades locales la llevan solicitando desde la independencia», afirma Serge Alain Nhiang'O, fundador de la asociación Mes de la Historia Negra de Marfil en Abiyán. Es la primera de una lista de 148 obras que Costa de Marfil ha solicitado que se devuelvan a Francia, y su devolución «podría convertirse en un símbolo muy poderoso», afirma.

Del lado francés, esta devolución se considera un acto de gratitud. «La devolución del tambor contribuirá a la reparación de una extorsión cometida durante la época colonial, un testimonio de nuestro despertar», afirma el diputado Bertrand Sorre (Renacimiento), ponente del texto.

Pero esta restitución también pone de relieve la lentitud del proceso francés. Hasta la fecha, solo 27 obras han sido devueltas oficialmente a países africanos desde la aprobación de una ley en diciembre de 2020, que permitió la devolución de los 26 tesoros de Abomey a Benín y de la espada El Hadj Omar a Senegal.

Considerada pionera, Francia parece ahora "estar a la zaga" de los demás países occidentales, afirma la antropóloga Saskia Cousin, profesora de la Universidad de Nanterre, citando por ejemplo a Alemania, que ha realizado un verdadero inventario de las obras en los museos, a diferencia de Francia, donde "hay claramente una reserva de información".

Además, las repatriaciones se llevan a cabo de forma fragmentada, a falta de una ley marco prometida por el jefe de Estado para facilitar estos procesos, lo que se ha convertido en una "pista falsa", explica Saskia Cousin. Esto permitiría evitar una ley específica para cada restitución, un proceso largo y complejo, al derogar por decreto el principio de inalienabilidad de las colecciones públicas.

En 2023, Francia adoptó dos leyes marco: una para devolver los bienes expoliados durante la Segunda Guerra Mundial a familias judías, y otra para regular la devolución de restos humanos de colecciones públicas. Sin embargo, la tercera ley, anunciada para los objetos expoliados durante la colonización, aún no ha visto la luz.

En 2024, se presentó un texto al Consejo de Estado. En un dictamen publicado por Le Monde , el tribunal solicitó una nueva resolución, considerando que la restitución debía obedecer a un "interés general superior" similar al identificado con respecto a los bienes expoliados por los nazis. Según Le Monde, el motivo de la restitución mencionado en el texto era la cooperación cultural con las antiguas colonias. Esto no sería suficiente, a juicio del Consejo de Estado, para justificar una vulneración de la inalienabilidad de las colecciones públicas.

Para algunos, exigir un "interés general superior" equivaldría a convertir el proyecto de ley en un texto de "arrepentimiento" por la colonización, un debate que el gobierno parece empeñado en evitar. Para Saskia Cousin, Francia "no tiene un problema" con la restitución, sino con "su forma de pensar sobre su pasado imperial".

Presionada por miembros de la Comisión de Asuntos Culturales sobre el futuro de esta ley, la ministra de Cultura, Rachida Dati, afirmó la semana pasada que el texto había sido revisado y que esperaba presentarlo al Consejo de Ministros a finales de julio. Espera que se debata en el Parlamento antes de que finalice el año, aunque también afirma que quiere evitar que se abra la puerta a la explotación.

Le Parisien

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