El atractivo de las cooperativas sociales: «Nuestro valor debe ser reconocido»


Massimo Ascari, 60 años, presidente de Legacoopsociali
Se trata de un sector crucial para el bienestar, la atención y la cohesión social del país. Sin embargo, la cooperación social lucha por que las instituciones reconozcan su valor y se ve obligada a luchar a diario para apoyar a su capital humano . Esta es la advertencia de Massimo Ascari, presidente nacional de Legacoopsociali: más de un año después de la renovación del convenio colectivo nacional para cooperativas sociales , en el que se preveía un aumento promedio del 15 % para aproximadamente 350 000 empleados de empresas sociales, «al menos dos tercios del territorio nacional no han respondido positivamente —declara— al ajuste requerido por las nuevas tarifas». La renovación afecta a los perfiles profesionales que son la base del trabajo de cuidados en nuestro país: desde educadores de calle hasta personal empleado en guarderías y jardines de infancia, desde enfermeras y trabajadores sociales sanitarios hasta educadores en instituciones penitenciarias, hasta los responsables del mantenimiento de espacios verdes públicos y la limpieza viaria en centros urbanos. El trabajo social es necesario los 365 días del año y garantiza la mitigación de emergencias reales, como el apoyo a los cuidadores de personas mayores o con discapacidad y la continuidad de los servicios en zonas periféricas y montañosas —continúa Ascari—. Sin embargo, algunas regiones alegan problemas presupuestarios para evitar pagar nuestros servicios, lo que causa graves inconvenientes a unos ciudadanos que no son responsables de sus ineficiencias.
Por lo tanto, el llamamiento a las instituciones, desde los municipios hasta el gobierno, es para que emprendan acciones colectivas, colaborativas e incisivas, dirigidas a reconocer los servicios que garantizamos. La inversión en capital humano por parte de las cooperativas sociales no solo incluye el pago de salarios, sino también la formación continua de los profesionales que trabajan en contextos especialmente delicados, como el de las discapacidades y las necesidades generadas por el envejecimiento progresivo de la población italiana. «La visión de la sociedad del futuro pasa necesariamente por la atención a los últimos —concluye Ascari—. Los territorios deben aprender a diseñar un programa con visión de futuro, capaz de ir más allá del mandato electoral único: solo así podrán garantizar un tejido social y económico suficientemente atractivo tanto para la ciudadanía como para las empresas que allí operan».
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