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Tailandia-Camboya: ¿Guerra fronteriza o nueva guerra por poderes de EE.UU. en Asia?

Tailandia-Camboya: ¿Guerra fronteriza o nueva guerra por poderes de EE.UU. en Asia?

Del 22 al 27 de julio, estalló un violento enfrentamiento armado entre Tailandia y Camboya, que causó numerosas víctimas civiles, destrucción de infraestructura y crecientes acusaciones mutuas. El conflicto surgió en torno a la histórica zona disputada de Preah Vihear —un templo del siglo XI, epicentro de antiguas disputas—, pero se extendió rápidamente a territorios más distantes, afectando a objetivos civiles y militares.

Una escalada repentina: bombas, cohetes y propaganda

Según fuentes regionales e internacionales, se produjeron intensos intercambios de artillería a lo largo de la frontera noroeste entre el 22 y el 27 de julio de 2025. Camboya utilizó lanzacohetes múltiples BM-21 Grad contra objetivos tailandeses, como clínicas, mercados e incluso escuelas. Tailandia respondió con drones de combate, ataques aéreos selectivos y artillería de precisión, atacando bases militares y depósitos de municiones en la provincia camboyana de Preah Vihear.

El balance parcial habla de más de 30 víctimas civiles y 10 soldados muertos en ambos bandos, pero la información es a menudo contradictoria y está sujeta a censura o propaganda.

No es sólo una cuestión de fronteras: ¿quién mueve los hilos?

Según analistas independientes como Brian Berletic (alias Tony Cartalucci), autor del sitio web The New Atlas y fundador del blog “Land Destroyer”, el conflicto fue desencadenado deliberadamente como parte de una estrategia más amplia para desestabilizar el sudeste asiático, bajo la dirección encubierta de Washington.

“Estados Unidos está intentando hacerle a Tailandia y China lo que ya le hizo a Rusia: generar inestabilidad, divisiones internas y guerras indirectas”. — The New Atlas, 26 de julio de 2025. Fuente:

La prensa asiática informa cada vez más que el conflicto entre Tailandia y Camboya no es sólo una disputa fronteriza, sino una operación dirigida a obstaculizar la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de China (BRI).

Uno de los principales objetivos sería el Ferrocarril Panasiático de Alta Velocidad , de más de 6.000 km de longitud, destinado a transformar el Sudeste Asiático en un corredor logístico integrado. Se programó la inauguración de un tramo estratégico en Camboya el próximo año, que conectaría Phnom Penh y Ciudad Ho Chi Minh con Bangkok y, desde allí, directamente con China. Este sería un enlace crucial para la integración económica de toda la región bajo control chino.

No es la primera vez que se sabotea una infraestructura de este tipo: el proyecto ferroviario de China en Myanmar también se suspendió, en parte debido al conflicto interno en curso.

Mientras tanto, mientras Camboya es considerada un aliado económico y estratégico de Pekín (con la presencia de una base militar china del Ejército Popular de Liberación cerca de Ream), Tailandia sigue siendo un socio formal de Estados Unidos, vinculado por acuerdos militares y de suministro de armas, además de participar regularmente en los ejercicios conjuntos Cobra Gold .

El temor expresado por varios observadores es que estas tensiones estén siendo alimentadas por potencias externas interesadas en sabotear la integración euroasiática y contener la expansión de la influencia china en la región de la ASEAN.

La lógica es la esbozada hace años por el think tank RAND Corporation en el informe “Extending Russia” (2019), que recomendaba generar crisis paralelas en las fronteras de los rivales estratégicos para obligarlos a dispersar recursos y atención geopolítica.

⚙️ Gobernantes pro-estadounidenses, escenarios manipulados

En Tailandia, el gobierno interino está liderado de facto por Paetongtarn Shinawatra, hija de Thaksin Shinawatra, un multimillonario con fuertes vínculos con Washington y la CIA. Durante su mandato (2001-2006), Thaksin:

  • vendió activos tailandeses estratégicos a fondos angloamericanos (por ejemplo, Temasek, Carlyle),

  • programas de entregas autorizadas por la CIA en suelo tailandés,

  • envió tropas a la coalición estadounidense en Irak, violando la neutralidad tradicional del país.

Por otro lado, Hun Manet —hijo del veterano primer ministro camboyano Hun Sen y formado en las academias militares estadounidenses— ha mantenido estrechos vínculos con círculos democráticos y centros de investigación estadounidenses como NED y Freedom House. Camboya, a pesar de recibir una importante inversión china, sigue dependiendo en gran medida del dólar estadounidense (que circula como moneda principal) y del mercado estadounidense (más del 35 % de las exportaciones).

En 2020, informes confidenciales del Departamento de Estado revelaron planes para fortalecer la influencia estadounidense en Camboya a través de “programas de desarrollo”, entrenamiento militar y alianzas económicas paralelas con China.

Véase: Informe de estrategia de EE. UU. sobre el Sudeste Asiático 2020 (desclasificado en 2023)

Tailandia rodeada: crisis artificiales en múltiples frentes

Además del conflicto con Camboya, Tailandia está ahora envuelta en una red de crisis simultáneas:

  • En Occidente , la guerra civil en Myanmar: Occidente apoya abiertamente a los grupos étnicos armados contra la junta militar de Naypyidaw, con incursiones que a veces cruzan hacia territorio tailandés.

  • Al sur , la rebelión en las provincias musulmanas de Pattani y Yala, alimentada por redes islamistas vinculadas a Qatar y ONG occidentales.

  • En el interior , protestas estudiantiles “pro democracia” financiadas por USAID y NED, al estilo de Maidan.

Berletic observa: “Cada vez que Tailandia se acerca a Pekín o muestra signos de independencia geopolítica, estos focos de tensión se reavivan”.

Choque sistémico entre Estados Unidos y China: ¿Qué está en juego?

Desde el golpe militar de 2014, Tailandia ha fortalecido gradualmente su cooperación con China:

  • Acuerdos clave sobre infraestructuras (como el ferrocarril de alta velocidad Bangkok-Kunming),

  • Ejercicios militares conjuntos (Joint Strike 2024),

  • Pedidos de drones, vehículos blindados y sistemas de radar chinos.

Esta apertura es vista con creciente hostilidad por Estados Unidos, que considera a Tailandia un antiguo aliado estratégico a “reconquistar”.

Mientras tanto, Camboya, aunque formalmente amistosa con China, ha mantenido una zona gris: sus puertos militares (como Ream) albergan a oficiales chinos, pero los fondos estadounidenses apoyan a cientos de ONG e instituciones académicas.

Para más información: CSIS – Relaciones entre Estados Unidos y Camboya

Falsas oposiciones y narrativas occidentales

El frente interno de Tailandia vive una extraña dialéctica entre Thaksin y Thanathorn Juangroongruangkit, otro multimillonario "liberal", también respaldado por las cadenas estadounidenses. Aparentemente rivales, en realidad —observa Berletic— comparten roles: el primero como un hombre fuerte "moderado", el segundo como un radical "progresista", al estilo Obama-Soros.

Thanathorn propuso abandonar los proyectos de infraestructura chinos para construir un sistema Hyperloop entre Estados Unidos y la ASEAN, que nunca se construyó pero que tenía como objetivo socavar los acuerdos vigentes con Beijing.

Colonialismo 2.0: Mapas, caos e ingeniería social

Al igual que en Ucrania, Siria y Georgia, el conflicto entre Tailandia y Camboya parece construirse sobre la base de mapas coloniales deliberadamente ambiguos. Los franceses, en su dominio de Indochina, dejaron numerosas fronteras sin resolver para proporcionar a Occidente herramientas para la desestabilización postimperial.

¿El resultado? Guerras sin raíces culturales ni religiosas, impuestas desde fuera para frenar la integración de Eurasia.

¿Otra guerra “útil”?

Tras los cohetes y los pronunciamientos oficiales, el conflicto entre Camboya y Tailandia parece seguir un patrón infalible: fomentar las divisiones locales para luchar contra un enemigo global (China), utilizando ejércitos y gobiernos "clientes" como carne de cañón. Una estrategia que ha fracasado en otros lugares, pero que en el Sudeste Asiático sigue cobrándose víctimas civiles ante el silencio cómplice de la ONU y los grandes medios de comunicación.

Actualizar

Gracias a la mediación de China, Camboya y Tailandia han reafirmado su compromiso con los esfuerzos de China para reducir la tensión fronteriza y respetar el alto el fuego. El Ministerio de Asuntos Exteriores chino anunció esto al término de una reunión tripartita informal con Phnom Penh y Bangkok en Shanghái. Sin embargo, las fuerzas camboyanas han vuelto a violar el alto el fuego (https://t.me/tass_es/34162) en la zona fronteriza con Tailandia, según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores tailandés. “En la noche del 29 de julio de 2025, menos de 24 horas después de alcanzarse el acuerdo de alto el fuego entre Tailandia y Camboya, las posiciones militares tailandesas en Phu Makua fueron atacadas por tropas camboyanas con fuego real y granadas”, informó.

Bangkok instó a Phnom Penh a “cesar inmediatamente” los ataques y respetar plenamente los acuerdos alcanzados previamente.

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