Música y fe: un concierto en Santa María in Portico que habla al corazón de los fieles.

En un marco barroco cargado de historia y devoción, un evento musical de rara intensidad celebró a la Virgen, uniendo generaciones en nombre de la fe y la belleza. Un concierto especial dirigido por el maestro Fulvio Creux tuvo lugar en la espléndida iglesia barroca de Santa María en Pórtico, en Nápoles. El concierto fue concebido como un homenaje a la Virgen María con motivo del Triduo de Nápoles, en preparación para el 17 de julio, fecha en la que, según la tradición, la Virgen se apareció al papa Juan I en el año 524. La aparición tuvo lugar en la casa de Santa Gala, cerca del Pórtico de Octavia. «Soy diácono de esta comunidad», dice Rosario Velonà, «y siempre hemos conservado una copia y venerado con cariño el icono de Santa María en Pórtico. La pintura original se encuentra en la iglesia de Santa María en Pórtico en Campitelli, Roma». Su aparición milagrosa ocurrió el 17 de julio de 524, y cada año nos preparamos espiritualmente para esta fecha. Este año, nuestro párroco, el padre Jeyaseelan Beno Vaz, dedicó un concierto especial a la Virgen, que también fue un momento de profunda reflexión y oración. Lo más sorprendente fue la fuerte participación de los jóvenes, tanto en la orquesta como entre el público. «Las bandas suelen estar asociadas a las escuelas de música», explica el director de conciertos Fulvio Creux, «y muchos jóvenes comienzan su trayectoria musical allí. Algunos, gracias a su pasión y dedicación, llegan a formar parte de importantes grupos nacionales. Con la banda Casandrino, realizamos una labor seria y prometedora, que forma tanto a artistas como a ciudadanos. La directora artística Antonella Frattolillo también reiteró este compromiso: «Me enorgullece dirigir a estos jóvenes talentos, que expresan pasión, disciplina y cultura a través de la música. Trabajar con la banda de Casandrino es un gran orgullo para mí: son jóvenes que hacen de la música una forma de vida». El público también experimentó la intensidad y la fuerza de grandes intérpretes como la soprano lírico-dramática Teresa Sparaco, quien enfatizó: «Un concierto en una iglesia no es solo arte, también es evangelización. Llevamos música, pero también un mensaje que llega al corazón, especialmente al de los jóvenes. Así construimos un puente entre la espiritualidad y la cultura». La soprano Tania Di Giorgio también se emocionó y calificó la velada de "única y especial": No se trata solo de una actuación, sino de un acto colectivo de amor. En una época marcada por la guerra y la crisis, la música se convierte en un lenguaje de paz y esperanza. Donde hay amor, dice, hay vida. Y aquí, el amor se sintió fuerte, auténtico y compartido. Gran parte del éxito se debe al incansable compromiso del Cavaliere al Merito della Repubblica Roberto Cantagallo, quien promovió con éxito el evento en los medios y, sobre todo, involucró a la comunidad local y a las generaciones más jóvenes, haciendo de la música un poderoso instrumento de fe y participación. Uno de los principales objetivos del evento, recordó el diácono Velonà, es acercar a los jóvenes a la fe. Y la música es el lenguaje perfecto: inmediato, emotivo, universal. Una velada intensa y vibrante que combinó arte, espiritualidad y compromiso cívico. Una demostración concreta de cómo, incluso hoy, la fe puede hablar a los jóvenes y, a través de ellos, construir comunidad, belleza y esperanza.
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