Via dei Missaglia. Del Ferrari Rojo a Marrakech

3 de junio de 2025

Cucchi Me estoy adentrando en una zona todavía casi desconocida, para una exploración, en definitiva, más de turista curioso que...
Cucharas
Entro en una zona aún casi desconocida, para una exploración, en definitiva, más como un turista curioso que como un flâneur ocioso. Así que estoy en la Via dei Missaglia, más allá de la Piazza Abbiategrasso. Tengo una cita con la profesora y poeta Barbara Rabita, que ha vivido aquí toda su vida y a quien encuentro a menudo en la Casa della Poesia. Enseguida me ilustra algunas características esenciales de la zona: «Es un barrio con un fuerte proceso migratorio. El centro neurálgico cultural es el Puecher, la primera escuela integral de Italia, una especie de Campus. Fundado en 1973, está dedicado al partisano Giancarlo Puecher Passavalli». Imagino que Barbara se mueve por aquí casi a diario, como haría yo si viviera aquí: «A menudo deambulo —me cuenta, de hecho— entre la Via Baroni y la Via Feraboli y, por desgracia, un par de veces también he presenciado escenas de acoso escolar por parte de niños hacia compañeros más débiles y frágiles». Pero conviene recordar que estas zonas albergaron en el pasado muchas fábricas, ahora cerradas, abandonadas. «Gratosoglio nació —me explica— para acoger a los trabajadores del sur. Hoy, los hijos de esos trabajadores ya no están. Aquí viven muchos africanos, de Oriente Medio y asiáticos. Desde la década de 1980, comenzó su convivencia, no siempre fácil, con los trabajadores italianos». Pero observemos, entonces, cómo se presentan estos lugares a los ojos del simple transeúnte, y sobre esto también le pido un comentario a Barbara, quien dice: «Me llaman la atención los edificios altos y cuadrados de Via Baroni, de color amarillo paja a amarillo huevo, ligeramente ennegrecidos, con una franja rosa que los decora verticalmente. Familias de diversos orígenes se reúnen frente al minimercado Spesa Sì, que está enfrente de otra tienda, la Marrakech, una peluquería masculina. Y luego la pobreza y la pequeñez de estas tiendas contrastan con la presencia de un concesionario Rossocorsa que, en Via dei Missaglia, vende Ferraris». Y en este punto le doy las gracias y emprendo mi largo viaje a casa.
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