La Italia de Benvenuti, los puños que hicieron historia

ROMA – Nino Benvenuti era una leyenda del deporte. Un hombre que nunca dejó de ser campeón, tanto olímpico como mundial. Porque si el oro de los Juegos Olímpicos dura para siempre, el oro del campeón del mundo (y lo fue en las categorías welter y mediano) la gente siguió rindiéndole homenaje, todos los días. Basta mencionar un episodio. Cuarenta y siete años después de disputar el último partido de su carrera, en Montecarlo contra Carlos Monzón , lo conocimos en un acto del Festival de Cine de Roma . Una vez que llegó, tardó una hora en caminar unos metros, tal era la demanda de autógrafos y fotos. Le preguntaron personas que quizá nunca lo habían visto pelear pero que estaban encantadas con el mito.
Bienvenida y el drama de la guerraEl suyo no fue un comienzo fácil: la isla de Istria, donde nació, se encontró en medio de la tormenta de la historia y después de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en Yugoslavia. No vivió el drama de los refugiados, pues su familia se refugió en Trieste, donde creció observando las hazañas de otro campeón como Tiberio Mitri, pero la tragedia de Istria permaneció dentro de él.
Bienvenida y primer encuentro con Muhammad AliSu leyenda comenzó a brillar en 1960, cuando ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma. Una edición inolvidable, para el boxeo y para el deporte en general: se reveló al mundo un tal Cassius Clay , que todavía no se llamaba Muhammad Ali . Benvenuti fue incluso mejor que aquel muchacho bocazas de Kentucky, tanto que ganó la Copa Val Barker como el mejor boxeador del torneo. En Roma no cometió ningún error, desde el primer partido hasta la final, contra un profesional de facto, el soviético Radonjak: no pudo dejar de cumplir la promesa que le había hecho a su madre, a la que perdió demasiado pronto y cuyo anillo de bodas llevaba atado al cordón de un zapato.
Bienvenida y partido con Griffith: 18 millones de italianos en la radioBenvenuti vivió en la grandeza, la belleza y la rivalidad. Cuando ganó el título mundial de los pesos medianos al ir a pelearlo en América contra Emile Griffith (antes de él sólo lo había conseguido el gigante Primo Carnera y después Gianfranco Rosi ), mantuvo a 18 millones de italianos pegados a la radio. La retransmisión televisiva había sido prohibida, se pensaba que al día siguiente por la noche media Italia no se presentaría a trabajar... Los dos fueron protagonistas de una legendaria trilogía de partidos: Benvenuti ganó el primero y el tercero, el estadounidense el otro. “No puedes permanecer en el ring con alguien durante 45 asaltos sin hacerte amigo de esa persona”, le encantaba repetir.
Benvenuti y Mazzinghi, una rivalidad que dividió a ItaliaY efectivamente se hicieron amigos. Luego, cuando Griffith enfermó y tuvo serios problemas financieros, Benvenuti lo llevó a Italia y organizó una gira para recaudar fondos para él. Nunca terminó de entenderse con Sandro Mazzinghi : su rivalidad dividió a Italia como no ocurría desde los tiempos de Coppi y Bartali. Pero a pesar de las burlas que vinieron especialmente del campeón florentino, los dos se respetaban. Cuando Mazzinghi murió, Nino fue a rendirle homenaje y lo hizo con un gesto de enorme fuerza simbólica: tocó los puños, tal como se hace en el ring antes de una pelea.

Diferente de Mazzinghi, pero también muy diferente de Monzón, el hombre que puso fin a su carrera. El hombre de ojos salvajes de Santa Fe llegó a Roma desconocido, malvado y hambriento de gloria. Benvenuti ahora era rico, famoso y satisfecho , quizá demasiado para oponerse al argentino. Pero él no podía saberlo, como tampoco podían saberlo Corrado y Raffaella Carrà , quienes durante la “Canzonissima 70” (con 9 de cada 10 italianos pegados al televisor) interrumpieron la música y el silencio de los vestuarios del Palaeur para hablar con él mientras se preparaba para la batalla.
Bienvenidos al cineNino tampoco se olvidó de Carlos, y cuando el argentino acabó en la cárcel por tirar a su mujer por la ventana, se subió a un avión y fue a visitarlo a Argentina. También fue una personalidad del espectáculo, actuó en una película con su gran amigo Giuliano Gemma , salió con Delon y Belmondo . Era un sex symbol, cantaba (un famoso dueto con Griffith) y bailaba en televisión, llevando siempre una buena dosis de ironía. Tomó decisiones de vida muy fuertes, como cuando dejó todo atrás para ir a ayudar a los pobres y enfermos en una colonia de leprosos en la India. Comentaba boxeo por televisión, siempre atento a no emitir juicios demasiado drásticos cuando algún boxeador mostraba evidentes limitaciones técnicas.
Bienvenida y poesía: Amor por PascoliIncluso en la gloria, no siempre fue fácil: ya viejo y enfermo, el suicidio de su primogénito lo marcó profundamente. Si hubiera sido joven, según admitió él mismo, no le habrían interesado las redes sociales. A él le encantaba recomendar dos cosas a la gente de hoy. La primera vez que entré a un gimnasio de boxeo. Porque aunque no llegues a ser campeón, aprendes las reglas de la vida y la disciplina. Y luego acercarnos a la poesía. Su favorito era Giovanni Pascoli , le encantaba recitar sus versos, decía que “nunca se quedan en la superficie sino que penetran en el alma”.
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