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Comer fuera: Los italianos gastan incluso menos que antes de la COVID-19. «La culpa es del alto coste de la vida».

Comer fuera: Los italianos gastan incluso menos que antes de la COVID-19. «La culpa es del alto coste de la vida».

En 2024, el consumo de alimentos fuera del hogar en Italia alcanzó los 85 000 millones de euros, aún por debajo de los niveles de 2018 (87) y 2019 (88), debido también a la inflación, que ha presionado la capacidad de gasto de los ciudadanos. Así lo indican los datos procesados ​​por Teha con motivo de la 9.ª edición del Foro de Alimentación y Bebidas en Bormio, que destaca cómo, durante más de diez años, el gasto en alimentación, tanto en casa como fuera de ella, se ha mantenido prácticamente sin cambios.

El consumo total asciende a 234.000 millones, de los cuales 150 se destinan a uso doméstico.

El consumo total de alimentos en 2024 asciende a 234 000 millones de euros, de los cuales 150 000 millones corresponden solo al consumo doméstico, que obviamente alcanzó su máximo (157 000 millones de euros) en los dos años de la COVID-19 (2020 y 2021). En restauración fuera del hogar, los italianos gastaron una media de 3264 euros por familia el año pasado. El nivel actual de consumo de alimentos nos sitúa en las cifras de 2015.

«En la raíz de este estancamiento —afirma Valerio De Molli, director general y socio director de Teha— se encuentra una dinámica que distingue a Italia del resto de los países de la OCDE: es el único país donde el salario real medio ha disminuido desde el año 2000, con una variación anual negativa del 0,2 %, mientras que el promedio de la OCDE registró un aumento del 0,7 %. A esto se suma el aumento de la inflación, en particular la inflación alimentaria, que alcanzó un máximo histórico del 13,8 % en octubre de 2022, lo que erosiona aún más la capacidad de gasto de las familias italianas».

El impacto de la inflación en el quintil más pobre

Teha recuerda que el impacto de la inflación no es uniforme y afecta con mayor severidad a las familias con menores ingresos. En 2023, el 78% del gasto de las familias con menores ingresos fue absorbido por gastos incompresibles, una proporción 25 puntos porcentuales mayor que la de las familias con mayores ingresos. Esta polarización se refleja claramente en los hábitos alimentarios: las familias del quinto quintil gastan una media de 806 euros al mes en comida en casa, aceptando un gasto mayor para comprar el mismo tipo de producto, mientras que las del primer quintil se quedan en 372 euros. La diferencia es aún mayor en el consumo fuera del hogar: representa el 43,1% del gasto en alimentación para las familias con mayores ingresos, frente a tan solo el 12,5% para las más pobres.

¿Cuánto afecta la entrega de comida?

Con motivo del foro de Valtellina , Teha dedicó un estudio al consumo de comida fuera de casa: el 78,5 % de los italianos prefiere actualmente los restaurantes regionales tradicionales y típicos, y el 67,2 % afirma que planea acudir a ellos con más frecuencia en el futuro. Al mismo tiempo, se observa una marcada tendencia a cocinar en casa: más del 90 % de la muestra aumentará este hábito, no solo para controlar el gasto, sino también como respuesta a la necesidad de control y calidad de los alimentos. Tres de cada diez italianos mantendrán o incrementarán el hábito de pedir comida a domicilio a través de aplicaciones.

«La recuperación del consumo interno —añadió Benedetta Bioschi, socia de Teha— representa una condición fundamental para la recuperación económica general. La demanda interna sustenta el 60 % del PIB nacional y el consumo de alimentos es un componente fundamental. Para las empresas agroalimentarias, resulta crucial invertir en estrategias de accesibilidad, calidad percibida y fidelización del consumidor».

La Repubblica

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