Crisis de Peg Perego: conflicto total, recortes confirmados, sin flujo de caja.


La empresa con sede en Arcore, conocida mundialmente por su producción de cochecitos y juguetes infantiles, no tiene intención de revertir los 95 despidos de sus 244 empleados.
Arcore (Monza) – "Esto es un golpe bajo para los trabajadores, las instituciones y los sindicatos ". La reunión entre Peg Perego y los trabajadores metalúrgicos sobre la crisis del gigante de los cochecitos y los juguetes ha quedado en nada. La empresa "no retira los 95 despidos (de un total de 244 empleados) y está bloqueando de hecho el plan de recuperación presentado por el ministerio la semana pasada", explica Adriana Geppert, de Fiom-Cgil Brianza.
"Estamos tristes; la situación se está deteriorando", añade Gloriana Fontana, del sindicato provincial Fim-Cisl. "En estas condiciones, ni siquiera los fondos públicos que el gobierno estaría dispuesto a proporcionar son necesarios si la dirección evitara situaciones traumáticas para el personal. Nos han dicho exactamente lo contrario".
Una tensa y dura reunión cara a cara que devuelve la disputa al mar. «Es imposible trazar un camino como el previsto después de Roma», reiteran los sindicatos. «Nos enfrentamos a un cambio radical. También reiteran su rechazo al programa de despidos de seis meses que podría implementarse después del 30 de septiembre. El ministerio había asumido que los directivos aprovecharían el tiempo para elaborar un plan de crecimiento industrial con visión de futuro. En cambio, volvemos al punto de partida».
Hoy se celebran asambleas en la fábrica. Los trabajadores liderarán el camino de los sindicatos. La lucha ha sido dura hasta ahora, con dos huelgas consecutivas y la participación de las instituciones, que se han unido a los metalúrgicos para exigir que la empresa salve los empleos y la planta. Está en juego el futuro de muchas familias y de un sector que «aún tiene mucho que ofrecer», reiteran Geppert y Fontana, «pero este no es el camino a seguir».
Han vuelto a plantear, antes que cualquier otro enfoque, la necesidad de participar preventivamente en los despidos voluntarios: absurdo. Las redes de seguridad social que aún existen deberían destinarse a los procesos de reurbanización y transición industrial. De hecho, incluso nos hablaron de los costes de las obras, sugiriendo nuevas medidas. Sin embargo —concluyen la FIM y la FIOM—, existen oportunidades de revitalización, pero los fondos ministeriales dependen de la protección del empleo.
Se suponía que habría una segunda reunión con el gobierno en septiembre. Pero ahora, todo está por verse.
Il Giorno