Más de 40 mil millones. ¿Qué puede surgir en el eje Meloni-Emiratos Árabes Unidos?
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Manejar
El entendimiento
La Declaración Conjunta destaca un compromiso mutuo con el desarrollo de tecnologías emergentes y críticas, incluida la computación cuántica, la criptografía, la inteligencia artificial y la investigación espacial. Mientras que del lado del gobierno, aquí está Acuerdo sobre cooperación en materia de defensa, seguridad y desarrollo de tecnologías militares avanzadas
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Después de todo, la arena y el silicio tienen la misma composición química. Y es la singular reacción química, política y económica que se ha desatado entre Italia y los Emiratos Árabes Unidos la que representa uno de los desarrollos más interesantes en el frente de la innovación tecnológica desde que el gobierno de Meloni asumió el cargo. La Declaración Conjunta firmada hoy destaca un compromiso mutuo con el desarrollo de tecnologías emergentes y críticas, incluida la computación cuántica, la criptografía, la inteligencia artificial y la investigación espacial . Este acuerdo, que prevé enormes inversiones (el compromiso es de 40.000 millones de dólares) y una colaboración más estrecha en varios sectores, desde el turismo a la cultura, constituye un paso crucial para reforzar la competitividad industrial italiana, pero al mismo tiempo pone de relieve algunos desafíos que nuestro país no puede ignorar.
Según fuentes documentales consultadas por Foglio, por parte del gobierno destacan el Acuerdo de Cooperación de Defensa , destinado a profundizar la colaboración en materia de seguridad y el desarrollo de tecnologías militares avanzadas, así como el MoU sobre cooperación en centros de datos, que apunta a la creación de nuevos polos de procesamiento de datos (hasta 2 GW) y subraya la necesidad de fortalecer la infraestructura digital. Paralelamente, la cooperación en materia de recursos minerales tiene como objetivo fomentar asociaciones industriales estratégicas y alentar la diversificación del suministro de materiales críticos.
Otros protocolos gubernamentales, como el memorando de entendimiento para el establecimiento de una asociación económica trilateral con países africanos o el relativo a la protección del patrimonio cultural en África y los países árabes, muestran la voluntad de impulsar el llamado “Plan Mattei” para África, combinando diplomacia cultural, energía e infraestructuras. También existen numerosos acuerdos privados: la asociación entre Greenthesis y Beeah se centra en la implementación de plantas de reciclaje de plástico, apoyando la transición ecológica y creando oportunidades de exportación en el mercado MENA; Proyectos como los de ACEA y Metito para la gestión del agua y la desalinización pretenden ampliar la presencia italiana en África. Desde la perspectiva de la cadena de suministro, la colaboración Newcleo-ENEC prefigura inversiones en energía nuclear de nueva generación. En el frente de las telecomunicaciones y la digitalización, el acuerdo entre TIM y Abu Dhabi Investment Office sienta las bases para un centro de excelencia en IoT e IA, promoviendo la difusión de soluciones de banda ancha y comunicación cuántica, mientras que el acuerdo entre ENI, MGX y G42 tiene como objetivo desarrollar centros de datos alimentados por fuentes sostenibles. Otro aspecto interesante se refiere a las joint ventures industriales: las cartas de intenciones entre Fincantieri y EDGE, o entre Elettronica Group y EDGE, atestiguan el interés mutuo en reforzar los sectores de la defensa marítima y de la electrónica militar. El acuerdo en cuestión, sin embargo, no puede reducirse a una simple inyección de capital. La computación cuántica, la criptografía y la IA requieren competencias de alto nivel, fruto de cursos de formación actualizados y fuertemente orientados a la investigación. Un segundo aspecto crucial es la construcción de cadenas de suministro industriales de apoyo. Ninguna tecnología, por estratégica que sea, puede desarrollarse plenamente sin un ecosistema integrado de proveedores, infraestructuras y redes de distribución. Será necesario un diseño orgánico que conecte en red a los distintos actores (desde las pequeñas y medianas empresas hasta los grandes grupos industriales, pasando por los centros de investigación) para competir con aquellos que, como Estados Unidos y China, ya cuentan con un ecosistema bien engrasado. Junto al capital humano y las cadenas de suministro, hay un tercer ingrediente que a menudo se pasa por alto y que también es crucial: la desregulación necesaria para garantizar la libertad de acción de las empresas. Si realmente queremos convertirnos en un centro europeo de tecnologías emergentes, necesitamos reglas simples y estables que puedan atraer y no repeler a quienes quieran innovar. Esto implica la voluntad política de simplificar procedimientos y procesos de autorización, facilitar el lanzamiento de startups, garantizar un entorno favorable a la propiedad intelectual y a la colaboración público-privada. EL
En este sentido, un punto muy importante subrayado en la Declaración Conjunta es que el capital público debe ser de apoyo, pero no dominante. La experiencia del PNRR ha demostrado cómo la inyección de fondos puede chocar con retrasos burocráticos y límites estructurales. Lo que se necesita no es una especie de “PNRR del Golfo”, sino más bien una herramienta de política industrial que permita la innovación, ofreciendo incentivos específicos, pero dejando a las empresas la libertad de experimentar, asumir riesgos y aprovechar las oportunidades que surgen del encuentro entre el capital privado, la investigación y el mercado.
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