Vhernier, las esculturas-joyas apuntan a Asia

Ya lleva 10 años en Buccellati, llevando una marca nicho, aunque con una larga trayectoria, a convertirse en una de las más interesantes y de más rápido crecimiento del sector. Y aunque sigue siendo vicepresidente («Sigo el proyecto de ampliación de los talleres»), desde septiembre pasado se abre un nuevo desafío para Gianluca Brozzetti: repetir el mismo éxito con Vhernier. Hace ocho meses, de hecho, se cerró la operación que llevó a la marca fundada en Valenza en 1984 y adquirida por la familia Traglio en 2001, a entrar en el perímetro del grupo Richemont. Desde entonces, Brozzetti es vicepresidente ejecutivo y CEO de Vhernier: «Richemont vio una gran oportunidad en completar su portafolio con una marca de joyería italiana “diferente” – explica -. La diversidad de Vhernier pasa por el diseño, la pureza de las formas, inspiradas en la escultura contemporánea, así como la ergonomía que les permite abrazar la piel. Y también es diversidad de materiales: no sólo se utilizan los clásicos oro, diamantes y piedras preciosas, sino que también nos aventuramos en nuevos materiales como el aluminio, el titanio y el ébano. "Es claramente una oferta más especializada, pero definitivamente hay un grupo de clientes que aman lo de vanguardia".

El objetivo es expandir aún más esta filosofía de la joyería por todo el mundo: «Queremos completar nuestra presencia en Europa, por ejemplo en Gran Bretaña, donde volveremos, en Londres, y también apuntamos a Oriente Medio. Pero tenemos dos mercados en mente: el estadounidense y el asiático. Vhernier lleva tiempo presente en Estados Unidos, especialmente gracias a las inversiones de los antiguos propietarios (Carlo Traglio es ahora presidente de Vhernier USA). «Y nos reforzaremos tanto con tiendas monomarca como con los grandes almacenes —afirma Brozzetti—. Los aranceles no nos asustan; no creo que los estadounidenses dejen de comprar joyería italiana. Y, desde luego, no podemos empezar a producir en Estados Unidos». El mercado se ha expandido recientemente aún más con la apertura de la primera boutique Vhernier en la Ciudad de México, la primera en el país.

Asia-Pacífico, por el contrario, es un área que aún queda por cubrir: «Para el mercado chino somos una marca nueva, pero que se presenta con una fórmula diferente y muy específica. Si una propuesta es sólida e interesante, siempre encuentra su público –apunta-. Sin embargo, hemos realizado algunos estudios de mercado y probablemente tendremos que reducir el tamaño de nuestras joyas, ofreciéndolas en versión midi para adaptarse mejor a la forma corporal más pequeña de las mujeres asiáticas en comparación con las europeas y americanas”.

Estrategias que exigen adaptación, no ruptura con el pasado, como ocurre también en la gestión de la marca, en la que están las personas que han escrito la historia de Vhernier. De hecho, en la empresa siguen presentes la cofundadora Angela Camurati y Maurizio, Carlo e Isabella Traglio (como director creativo): «Es una historia que continúa y necesita de todos los que han contribuido a ella», concluye.