Tercer encierro de San Fermín | Un corneado en un encierro eléctrico de los toros debutantes de Álvaro Núñez

Cuando uno se presenta en una casa desconocida, al principio anda algo cohibido. Pide permiso para sentarse y hasta para ir al baño. Un respeto, una educación. Así han llegado a Pamplona los toros de Álvaro Núñez, ganadería debutante en San Fermín. Una novedad, que no obstante, tiene truco, ya que estos animales están emparentados con los de Núñez del Cuvillo, unos clásicos ya en los sanfermines.

Respeto, desde luego, en el primer tramo del encierro, en el inicio de la subida de Santo Domingo, en buena parte de este tramo, dejando que fueran los bueyes los que mandaran en la manada, ya que son los anfitriones y se conocen el recorrido. Incluso uno de los ejemplares se ha quedado descolgado levemente y ha esprintado para unirse al grupo. Todo muy formal.

Pero ocurre que uno lleva ya un tiempo en casa desconocida y se toma confianzas. Y los toros de Álvaro Núñez no es que hayan cogido una cerveza de la nevera sin avisar, es que han puesto los pies encima de la mesa.

Ya en el Ayuntamiento y Mercaderes uno de los Núñez ha tomado la delantera y ha acelerado la marcha, amenazando a los mozos que se iban acercando a la curva de la Estafeta. A partir de ese punto ha comenzado la fiesta: en el vallado que protege la curva el primer toro ha arrollado a un mozo y el jabonero que venía detrás a otro casi sin querer, al resbalar por la inercia de la carrera. A la salida de la curva otro morlaco se ha encelado con un corredor, se ha cruzado completamente y le ha lanzado un derrote potente. Justo a continuación con el pitón derecho ha enhebrado la camiseta azul de otro mozo y lo ha arrastrado de forma dramática varios metros, sin llegar a cornearlo. En medio de la manada, otro corredor veterano se ha visto completamente emparedado entre toros y bueyes, y ha acabado cayendo.

A partir de ahí, la manada se ha ido separando, dejando muchos huecos libres para los corredores, una masa completa en la recta de la Estafeta. Pero nada ha sido sencillo: varios pequeños montones, otros mozos arrollados... Eso parecía la guerra, con uno de los de Núñez por detrás amenazando con repetir la estampa del toro suelto por la recta que se vio la víspera con los de Cebada Gago.

En el tramo de Telefónica, además de los habituales apuros en en lado derecho del sentido del encierro, se ha producido la caída de uno de los astados, que ha permanecido varios segundos tumbado sin poder recuperarse. Ese ha sido el último de los ejemplares que ha entrado en el coso, uno de los castaños más oscuros, sólo dos minutos y 20 segundos después de iniciar la carrera. El parte de heridos habla de un corneado en el tramo de Javier.