El Drogas: “Me pasó la época de ir hasta las trancas y no saber ni lo que hacía”

De camino a los 66, con hijos y nietos, en medio de una gira que ya le ha llevado este año a una treintena de ciudades, Enrique Villarreal, El Drogas, fundador y líder de Barricada, actúa hoy con su actual banda en el Festival Internacional de Música de Cambrils. Sigue escribiendo y componiendo canciones, en medio de una vida tranquila, casera y “aburrida”, pero mirando con rabia lo que está sucediendo en el mundo. Catorce años sin fumar para preservar su voz, alejado de las drogas. Llega siempre un día antes del concierto con su “socia” para disfrutar del lugar y llegar fresco.
¿Las mismas ganas?
Yo he nacido para esto, no hago otra cosa, me centro en esto. Dejé de fumar y de todo para cantar. La elección para mí era fácil. Lo que puede parecer una virtud, la dedicación al oficio, es también un defecto: soy bastante aburrido. Ahora soy de acostarme y levantarme pronto.
¿Qué van a encontrar los espectadores en su gira?
Una banda que se deja la piel en el escenario, con Txus, Flako y Nahia, las cuatro cabezas visibles. Funcionamos como una apisonadora. Son un mínimo de dos horas de ir a destajo, no dejamos casi ni respirar al público, más rápido entre canción y canción que los Ramones. En dos horas da tiempo para todo, también para las canciones de Barricada.
Cambio de vida Dejé de fumar y de todo para cantar. Ahora soy de acostarme y levantarme pronto”Disfruto más ahora; me noto mucho más libre para decidir qué formato e historias hago”
¿Miedo a apalancarse?
La sensación de débito con el público hace que me trabaje las historias, que no lo dé todo por hecho. Me reconcome la cabeza estar en constante meneo. Vivir de rentas es peligroso, dejarte llevar por la inercia es mal asunto.
Sus canciones han criticado lo que sucedía en cada momento. ¿Cómo ve la actualidad?
Lo que mejor define todo lo que está sucediendo en el mundo occidental es el genocidio en Gaza: resume la historia actual de forma demoledora. Cuelgo en Facebook la canción Pétalos y siempre saltan comentarios que yo rápidamente bloqueo; esto no es más que una letrina y va a cagar el que yo quiera. Me importa un nabo que me llamen fascista.

El Drogas
Daniel Fernández¿Podrían ser nuevas letras?
Sí, pero me desespera tanto que con una canción no llega. Es lo que me está pasando últimamente: intento reflejar y se me hace complicado, me jode que canciones como Oveja negra tengan una actualidad brutal, cuando la escribí en 1993. Revuelta de piedras es de 1992, de la primera intifada, y estamos ahora en un genocidio. Tengo tanta mala leche que no sé si seré capaz. Vivo un déjà vu. ¿Y yo he hecho algo o estoy aquí cómodo con el papel y el boli? Mejor escribo sobre la marca de mis calzoncillos. Soy occidental y parte del problema.
¿Con cuerda para rato?
Sí, si todo va bien. La vida te va mandando. Voy asimilando lo que va viniendo, no hago tres bolos seguidos, no quiero ir con el miedo de si la garganta me va a aguantar. Y en poco tiempo quizás tenga que decidir hacer un bolo a la semana.

El fundador de Barricada junto a su banda
Daniel FernándezDa muchas vueltas a todo, ¿desde fuera se le ve distinto?
La gran mayoría de gente que conozco dedicada a esto tiene la misma visión. Tienes un compromiso con tu público, de estar en condiciones. Me pasó la época de ir hasta las trancas y vivir en un molino de histeria; ni te enterabas de lo que hacías, no eras consciente. Quiero disfrutar esto con mi gente y transmitirlo al público.
¿Disfruta más ahora?
Posiblemente, sí. Al empezar a actuar como El Drogas, mi socia vino a trabajar en mi equipo. Con ella cogemos la furgoneta, vamos a los sitios y disfrutamos día y medio antes de que lleguen los técnicos y entremos en modo festival. Esa forma de disfrutar las actuaciones es muy interesante, ver los sitios y pasear de día; antes no sabía si estaba en Terrassa o en Ourense. Y ahora me noto mucho más libre para decidir qué formato e historias.
¿Para cuándo nuevo disco?
No lo sé. Estoy componiendo canciones sobre algo que me vino a la cabeza después de leer una biografía de Miguel Hernández, que coincidió con la muerte de un poeta asturiano de mi generación, David González. Empecé en plan acústico, con el piano. A mi nieto mayor, de 13 años, le gusta la caña, cuando hago acústicos, nada.
Tiene el concierto de hoy a reventar.
Bien, pero aunque haya cinco iremos a muerte igual.
lavanguardia