La española Inma Pelegrín ganó el Premio Lumen de Novela 2025

Con un inquietante thriller rural sobre la pérdida, la crueldad y el fin de la infancia ambientado en un mundo donde la ternura escasea y la violencia se multiplica, la escritora española Inma Pelegrín ganó esta mañana el Premio Lumen de Novela 2025.
La novela titulada Fosca, de un centenar de páginas, se hizo con el premio de 30.000 euros y la publicación por ese sello editorial que distribuirá los primeros ejemplares el próximo 25 de septiembre. “Una novela corta era la mejor manera de decir lo que quería decir”, dijo Pelegrín en el auditorio María de Maeztu de la Fundación Ortega Marañón en Madrid.
Pelegrín es principalmente poeta. Nacida en Lorca, en 1969, se licenció en Filosofía y Ciencias de la Educación y en Psicología. Es autora de los libros de poesía Trapos sucios (2008), Óxido (2008, Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego), Universo improbable (2009), Cuestión de horas (2012, Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez), Error de cálculo (2016), Todas direcciones (2020, Premio Internacional de Poesía Antonio Machado en Baeza) y La teoría de las cosas (2022, Premio Jaén de Poesía). A esos galardones, se suma además el Premio Pulchrum de poesía 2020.
Ahora, debuta en la narrativa y con su primera novela, ganó la tercera edición del Premio Lumen, gracias al dictamen de un jurado integrado por las escritoras Ángeles González-Sinde, Elena Medel y Clara Obligado, la directora de la librería Rafael Alberti (Madrid), Lola Larumbe, y la directora literaria de Lumen, María Fasce. Las cinco lectoras calificadas consideraron que Fosca dialoga con la obra de Jesús Carrasco y Ana María Matute.
Pelegrín acordó con esas referencias y aseguró que el libro de Ana María Matute Olvidado Rey Gudú había sido una influencia. “Ese universo y esa manera de crear un mundo diferente más real que lo que es real, me ha fascinado siempre”.
Para Clara Obligado, además, Fosca es una “antinovela de aprendizaje. La patria del idioma nos acerca y nos aleja. Mezcla lo poético y el habla popular, pero no es costumbrista. Habla de naturaleza, desamparo y humanidad", apuntó.
En el acta, el jurado destacó: "Un chico dotado de una sensibilidad especial debe aprender a defenderse en un entorno claustrofóbico y hostil donde sin embargo es posible la ternura. El lenguaje es un personaje más en esta antinovela de iniciación con elementos de thriller rural y ecos que van de Ana María Matute a Jesús Carrasco. Una historia que se lee con los sentidos y el corazón".
Pelegrín se suma a la serie de ganadoras de esta segunda época del Premio Lumen compuesta por Leticia Martin y a Natalia Litvinova. En esta tercera edición se han recibido 402 manuscritos procedentes de Argentina (79), Colombia (40), Chile (16), España (192), Estados Unidos (12), México (46), Perú (6) y Uruguay (11).
El sello Lumen, fundado en Barcelona en 1960 por Esther Tusquets, fue pionero en dar protagonismo a la literatura escrita por mujeres. Fruto de ese objetivo fue la convocatoria del Premio Femenino Lumen durante los años 1994-1999, concebido como un galardón que descubría talento literario entre las mujeres. Heredero de esta iniciativa el Premio Lumen de novela continúa en 2025 con el compromiso de alentar la creatividad y dar protagonismo a las escritoras en todo el ámbito del español.
La española Inma Pelegrín ganó esta mañana el Premio Lumen de Novela 2025. Foto: gentileza Lumen.
En declaraciones a EFE, Pelegrín explica que Gabi también tiene las manos cubiertas de verrugas lo que le obliga a llevar guantes todo el día. Esa condición y el hecho de estar muy protegido por su madre, le hace sentirse distinto al resto y mantenerse alejado de los mayores y de las broncas de su padre.
La historia transcurre en un lugar indeterminado del sur, aunque Pelegrín revela que se trata de Lorca (Murcia). Un lugar, dice, donde la ‘fosca’ no es niebla como en el norte: "Es el calor intenso de la tierra en suspensión como ocurre en el desierto, no se ve el sol ni las nubes".
Pelegrín, que se muestra halagada por el hecho de que el jurado compare su universo con la obra de Matute, confiesa que tardó dos años en escribir esta primera novela aunque durante mucho tiempo estuvo en su cabeza ya que era su deseo: "La poesía siempre fue un accidente".
Todavía no se han callado los grillos y ya están cantando las chicharras. A pesar de lo temprano que es, chillan como si fuera mediodía. Es un ruido aburrido, tanto que a veces se te olvida que las estás escuchando y de pronto, no sabes por qué, te das cuenta de que las habías dejado de oír aunque no han parado ni un segundo de chirriar, entonces es como si subieran el volumen, todas a la vez. Como si crujieran dentro de tu cabeza.
Las oigo desde la cama. Mis hermanos duermen. Por suerte no han empezado todavía con el festival de peos. Todas las mañanas lo mismo. En cuanto se despiertan, empieza el concierto y cuanto más fuerte se escuchan los peos más asco me da y más lo disfrutan, retorciéndose en el colchón, apretando todo lo que pueden, que cualquier día se les darán la vuelta los culos como a las gallinas cuando se les atasca el huevo. Luego salen corriendo a mear a la calle en calzoncillos, haciéndose la zancadilla y dándose, unos a otros, empujones y castañetas en la picha.
Mejor me levanto ahora antes de que lo hagan estos tres y empiecen con sus mierdas. No quiero llevarme una colleja por estorbarles en su carrera hacia la tapia. Me ponen de muy mala leche y a ellos les gusta hacer todo lo que me encangrena. Su deporte favorito es verme jodido, a ser posible llorando. Mejor me voy con Madre a la cocina.
Esta noche no se movía una gota de aire. Padre salió a la calle a fumar un celtas y al final terminó el paquete. A mí me gusta sentarme en el poyete de la placeta cuando Padre no puede dormir. No hablamos de nada. Él sabe que estoy ahí pero es como si no me viera. Enciende un cigarro tras otro y mira, sin mirar, hacia la noche. Como viendo algo que nadie más puede ver.
La española Inma Pelegrín ganó esta mañana el Premio Lumen de Novela 2025. Foto: gentileza Lumen.
Sombra vino a poner la cabeza sobre mis rodillas, a reclamar su ración de mimos nocturnos. Metió su cabeza bajo mis manos para hacerse sitio y la movió hacia los lados para autoacariciarse. Sombra siempre está conmigo. En cuanto escuchó que salía, aún no había puesto yo un pie en la calle, ya estaba pegada a mí. A mi pierna derecha. Me sigue a donde vaya excepto dentro de casa. Sombra tiene prohibida la entrada. Según Madre, es una guarrería. Las casas son para las personas y sólo para las personas.
Sombra tiene su hoyo frente a la placeta. Allí es donde duerme y pasa la siesta. Allí es donde se queda a esperar a que salga de la casa cuando estoy dentro. El hoyo le ayuda lo mismo para el calor que para el frío, allí se acurruca y espera pendiente de la puerta. Ella sabe que soy yo antes de que se abra. Si es otro el que va a salir, levanta la cabeza y empina la oreja, que tiene gacha, con desinterés, sin sollisparse. Si soy yo, antes de que pueda verme, antes de acabar de abrir la puerta, ha dado un salto y está en la baldosa meneando el rabo.
Clarin