Los cineastas condenados por filmar a una mujer sin hiyab en Irán: “Estamos esperando a que vengan a meternos en la cárcel”

Mahin es viuda y mayor. Su hija se marchó al extranjero y no ha visto crecer a su nieto. Los días de Mahin son todos iguales: va al mercado, riega las plantas y ve culebrones en la televisión. Una vez al año, invita a sus amigas a comer a casa. Hastiada de tanta soledad, un día decide salir a buscar a un hombre.
Recorre los hoteles de lujo y recuerda cuando “nos poníamos escotes y tacones e íbamos a ver a Al Bano y Romina Power al Hyatt”. Pero eso era antes de la revolución. Ahora ya nadie se maquilla ni viste escote ni se calza tacones. Y el Hyatt está vacío. Pero Mahin no tira la toalla y encuentra a un hombre de su edad, igual de solo y también deseoso de tener a alguien con quien charlar y compartir un rato.

Una imagen de 'Mi postre favorito'
Así arranca Mi postre favorito , una película tierna y emocionante que habla de algo tan universal como la soledad y que hoy llega a las pantallas españolas. Hay mujeres desamparadas en todos los rincones del mundo, pero las iraníes lo tienen un poco más difícil: relacionarse con hombres sin matrimonio mediante es delito, igual que bailar o beber alcohol.
Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha han dirigido una de las películas más bonitas del año, pero no han podido verla. Ni siquiera cuando se estrenó en la Berlinale. El Gobierno de Irán les ha condenado a 26 meses de prisión porque la actriz que interpreta a Mahin sale sin hiyab en algunas escenas y, además, recibe a un hombre en casa, baila y bebe vino. Los cineastas lo explican a La Vanguardia por zoom.
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¿Cómo viven las mujeres en Irán?
M.M.: La vida ha sido muy complicada para las mujeres en los últimos 47 años. Hay muchas limitaciones. Pueden meterte en la cárcel por una relación extramatrimonial.
B.S.: Cuando empezamos a escribir esta película sabíamos que debíamos olvidarnos de las líneas rojas y mostrar la vida real. Las mujeres iraníes llevan una doble vida. Usan el pañuelo en la calle., pero no en casa, donde también bailan y beben, aunque el alcohol está prohibido, incluso para los hombres. Todo se hace en secreto en Irán, si no, te arrestan.

Los directores iranís Maryam Moghadam, Behtash Sanaeeha durante la entrevista con La Vanguardia
REDACCIÓN / Otras Fuentes¿Hay una policía moral?
M.M.: Tras la revolución se crearon patrullas morales, una policía que arresta principalmente a mujeres y, a veces, a chicos que no visten como ellos quieren. Están por todas partes y detienen a las mujeres que no llevan hiyab o que van maquilladas. Yo he sido arrestada cientos de veces. He tenido que escribir cartas durante horas prometiendo que no lo volvería a hacer. Me han puesto multas por no vestir correctamente. pero he tenido suerte, porque nunca me han torturado.
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Ustedes están ahora condenados por mostrar la realidad de Irán en la película. ¿Están en arresto domiciliario?
B.S.: No, pero no podemos viajar. Nos han sentenciado a 26 meses de prisión a cada uno. Estamos esperando que vengan a buscarnos para meternos en la cárcel. Es como tener una espada de Damocles en la cabeza. No es fácil vivir así. Estamos pensando cómo podemos hacer cine. Quizá rodaremos películas underground.
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¿No tienen miedo de hablar en entrevistas como esta?
No deberíamos hablar y no podemos expresarnos en las redes sociales. Pero guardar silencio nos pone en una situación aún más incierta. Quieren silenciarnos, pero es nuestra obligación contar en qué situación nos encontramos.
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¿Pueden al menos estudiar las mujeres en Irán?
M.M.- Sí, porque las mujeres siguen siendo las mismas personas que eran antes de la revolución. En ese tiempo eran ministras, eran de todo y tenían una educación muy alta. Nunca hemos aceptado esas reglas y siempre hemos estudiado, aunque sea en secreto. Si miras las estadísticas, las mujeres tienen más educación que los hombres. Esto no tiene nada que ver con las personas. Es lay ley y el Gobierno.
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