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Rupturas de ida y vuelta

Rupturas de ida y vuelta

Mientras algunas formaciones veteranas aprenden a seguir camino con nuevos miembros, otras optan por recomponer los pedazos del pasado que encuentran con mayor o menor fortuna musical. Es el caso de los Guns’N’Roses y Judas Priest, dos bandas entradas en años que pasarán próximamente por Barcelona después de traumáticas rupturas y una reconciliación que ha llegado con algunos kilos de más, barba blanca o la voz algo magullada.

El reencuentro de Axl Rose y Slah ha sido uno de los culebrones más largos y retorcidos de los últimos años en el panorama musical, sólo igualado por el reciente de los hermanos Gallagher en Oasis. La marcha en 1996 del guitarrista del sombrero de copa sentenció definitivamente una formación a la deriva, y dejó el nombre del grupo en manos del vocalista. Se abrió así un paréntesis durante el que Slash combinó discos en solitario con su participación en Velvet Revolver junto a sus excompañeros Duff McKagan y Matt Sorum. Mientras tanto Axl, propietario de la marca del grupo, se dedicó a reclutar músicos para un nuevo disco que tardó 12 años en publicar bajo el título Chinese democracy y que le llevó a actuar en España en el 2006, acompañado por Izzy Stradlin.

La pipa de la paz entre Axl y Slash se celebró en abril con una actuación en el mítico club Troubadour de Los Ángeles donde también estuvo presente el bajista Duff McKagan. Los tres, apoyados por los músicos que Axl había reclutado para su formación (Frank Ferrer a la batería, Dizzy Reed a los teclados, y Richard Fortus a la guitarra) anunciaron una nueva gira que pasó por Bilbao, Madrid y Barcelona, donde la formación actuará por segunda vez (tercera, si se cuenta el concierto de 1993) el próximo 9 de junio.

Pocas voces en el mundo del heavy metal son tan características como la de Rob Haltford, referente inconfundible de los Judas Priest desde su nacimiento en la Inglaterra de los años 70. Su marcha en 1992 para liderar la banda Fight dejó huérfanos a los fans de la voz que inmortalizó Breaking the law, Electric eye o Painkiller. Y aunque su reemplazo, el estadounidense Tim Ripper Owens demostró pronto una gran habilidad como vocalista, no logró imponerse al fantasma de su predecesor. De ahí que Halford, que en 1998 hizo pública una homosexualidad ya conocida por la banda y su entorno, anunció el regreso a Judas mientras Ripper Owens era desechado con la misma o más elegancia con que Leire Martín fue apartada de La Oreja de Van Gogh.

La “venganza” de Ripper llegó años después a raíz de la marcha del guitarrista Kenneth Keith Downing de Judas Priest, un abandono que volvía a dejar coja a la banda, y que en el 2019 dio pie a KK’s Priest en el retorno del músico a los escenarios tras una década de barbecho. Para acompañarle reclutó al defenestrado cantante, con el que ha grabado dos nuevos discos nuevos y continúa actuando, interpretando temas de los Judas Priest, como pudo comprobarse el pasado año en el mismo RockFest que este año (29 de junio) acogerá a la banda madre, donde además de Halford se encuentra el bajista Ian Hill, único miembro de la formación original, además del guitarrista Glenn Tipton, que limita sus actuaciones a causa del Parkinson que padece.

lavanguardia

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