España debe aprender a levantarse

La sonrisa forma parte del carácter de Luis de la Fuente. El seleccionador español no la perdió ni después de ceder ante Portugal en los penaltis, entregado el trono de la Nations League, el primer título que no conquista desde que fue nombrado nuevo capitán de la nave roja allá por finales de 2022, tras la eliminación del Mundial de Qatar y el inmediato despido de Luis Enrique. De la Fuente comparecía en la sala de prensa del Allianz Arena aparentemente satisfecho, con más sonrisas que muecas, y aceptaba la derrota sin demasiada autocrítica, muy seguro de sí mismo. Después, enfilaba el camino hacia la zona mixta, donde a la salida le esperaba el autocar, y se iba despidiendo de la gente sonriente.
El vestuario español es consciente de que caer ante Portugal “fue un susto y un toque de atención”Aunque a nivel estadístico caer ante Portugal en los penaltis no contará como una derrota –la imbatibilidad de España se alarga desde aquella nefasta noche en Glasgow de marzo de 2023–, no cabe engañarse. Tras ganar la pasada Nations y la Eurocopa de manera consecutiva, la nueva generación de futbolistas que invade la roja, con Lamine Yamal a la cabeza, vivió en Múnich su primera decepción a nivel internacional y toca digerirla y aprender de ella, como tantas otras veces. En esa virtud puede recaer el destino español en el Mundial del año que viene, donde este equipo comparecerá, a pesar de los pesares, como uno de los grandes favoritos al título, a esa segunda estrella que tanto anhela.
De la Fuente no perdió la sonrisa a pesar del resultado pero no debe esquivar la autocríticaEl buen ambiente que se vive en el vestuario del equipo nacional debe ayudar en ese sentido. Ya en el Allianz, tras asistir deportivamente a la coronación portuguesa, con Cristiano Ronaldo levantando el trofeo de campeón, los futbolistas españoles parecían dar pasos hacia el camino adecuado. “No sé si es bueno tener estos errores –en referencia a la derrota–, pero está claro que de cara al Mundial es un susto, un toque de atención que no se puede ganar siempre”, aceptaba Zubimendi, el indiscutible cerebro español en ausencia de Rodri, y además goleador en la final. “Espero que lo que ha pasado nos sirva para aprender, como nos sucedió en 2021”, agregaba Mikel Oyarzábal, el mejor jugador español de esta final four, recordando la eliminación por penaltis en semifinales de aquella Eurocopa. Un traspié con similitudes a este, ya que ante Italia en Wembley solo se hincó la rodilla por penaltis y con un fallo de Morata en la tanda, un dejà vú de lo ocurrido en Múnich.
La juventud y el hambre de la nueva generación que tanto empuja desde abajo deben jugar también a favor de los intereses del equipo de De la Fuente pensando en el Mundial del próximo año, que se jugará entre Canadá, México y Estados Unidos. Lamine Yamal, que tras una gran semifinal apenas lució en la final, muy bien tapado por Nuno Mendes –vaya exhibición la suya–, llegará a la gran cita ya como mayor de edad, aunque aún con apenas 18 años, valga la contradicción. Con un año más de carrera a sus espaldas resulta imposible predecir de lo que será capaz el astro de Rocafonda, pero es imposible no verle como el indiscutible líder de la roja. Pero antes, como todos sus compañeros, debe aprender a levantarse.
lavanguardia