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Mercados en guardia: la presión política pone en jaque el superávit fiscal y golpea al Gobierno nacional

Mercados en guardia: la presión política pone en jaque el superávit fiscal y golpea al Gobierno nacional

La economía argentina volvió a entrar en una zona de turbulencia. A pesar de que Javier Milei anunció un nuevo veto a los proyectos de aumento del gasto aprobados en el Congreso, los mercados no respondieron con euforia, como en julio del año pasado, cuando bloqueó la suba de jubilaciones y las acciones se dispararon. Esta vez ocurrió lo contrario: caídas pronunciadas en los papeles argentinos que cotizan en Wall Street, bonos en baja y una creciente volatilidad cambiaria encendieron las alarmas.

Los analistas no detectan un solo factor, pero sí un mensaje claro: el riesgo político volvió a escena. No solo por la incertidumbre electoral del tercer trimestre, sino por la ofensiva del Congreso con cinco proyectos que implican un fuerte impacto fiscal. Tres ya son ley y otros dos avanzan en Diputados. Si prosperan todos, el costo treparía al 1,5% del PBI en 2025 y al 2,5% en 2026. Ese golpe pondría en jaque la principal bandera de Milei: el superávit fiscal.

En ese marco, los activos argentinos profundizaron su racha negativa: las acciones caen más del 40% en dólares en lo que va del año, a contramano de otras economías emergentes. La señal para los inversores es preocupante: el compromiso político con el equilibrio de las cuentas públicas parece resquebrajarse.

Un informe de la consultora Empiria, dirigida por el exministro Hernán Lacunza, alertó que esta ofensiva legislativa pone en riesgo el 1,6% de superávit primario proyectado por el Ejecutivo. «Constituye un desafío a la viga maestra del esquema económico», advirtieron. Y el respaldo explícito de los gobernadores a las medidas solo refuerza esa inquietud.

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— Empiria Consultores (@EmpiriaWeb) July 12, 2025

La situación se agrava por el cambio de postura en buena parte del arco político. Muchos gobernadores que antes acompañaban, ahora presionan por más fondos para sus provincias. Incluso algunos aliados de la Casa Rosada votaron a favor de los proyectos que incrementan el gasto. Esas iniciativas incluyen mejoras en jubilaciones, beneficios por discapacidad y moratorias, junto con un nuevo esquema de reparto de Aportes del Tesoro Nacional y coparticipación del impuesto a los combustibles.

Desde el Ejecutivo advierten que la embestida no es solo económica. También es simbólica. Consideran que se intenta demoler la batalla cultural que Milei había dado por ganada: el consenso político en torno a la necesidad de equilibrio fiscal. «A los opositores no les importa el déficit porque no lo pagan ellos. Lo pagamos todos», repiten en los despachos oficiales.

Uno de los puntos más conflictivos es la ley sobre discapacidad, que podría ser el primero en reunir los dos tercios necesarios en ambas cámaras para anular el veto presidencial. Representa un gasto adicional del 0,4% del PBI este año y 0,7% en 2026. En cambio, el Gobierno cree tener chances de revertir el veto en jubilaciones (el más costoso) y la moratoria previsional.

La presión política ocurre en un contexto económico delicado. Julio arrancó con una nueva ola dolarizadora: el tipo de cambio oficial se disparó a $1.275, y el paralelo alcanzó los $1.300. Pese a que el Tesoro realizó compras por USD 400 millones en el último mes, la tendencia parece consolidada.

El BCRA también intervino en el mercado de futuros para controlar los precios de fin de mes. Pero los analistas advierten que a partir del 21 de julio se reducirá fuerte la liquidación de cerealeras, ya sin el incentivo de retenciones bajas. Se espera entonces una combinación peligrosa: menos oferta de divisas y más demanda, típica de un trimestre electoral.

El mercado percibe que el reacomodamiento cambiario todavía no terminó. Y esa expectativa influye directamente en el humor de los inversores.

En Balcarce 50 creen que la clave para recuperar la confianza será mantener la inflación entre 1,5% y 2% mensual, llegar con orden a octubre y obtener una victoria electoral que disipe los miedos. En palabras del propio Milei, el objetivo es que «La Libertad Avanza» vuelva a arrasar.

Pero la memoria de los inversores es frágil y a la vez precisa. Muchos recuerdan con amargura el entusiasmo con Mauricio Macri en 2017 y la debacle posterior. No están dispuestos a repetir el error. Quieren ver resultados y certezas. Por eso ahora observan con lupa si realmente es sostenible el equilibrio fiscal, o si todo depende de una delgada mayoría legislativa sujeta al humor de los gobernadores.

En ese sentido, un informe de los propios mandatarios provinciales relativiza el costo de sus proyectos: aseguran que el impacto de los ATN sería de apenas 0,08% del PBI entre agosto y diciembre. Pero para el mercado, lo simbólico pesa tanto como lo contable: cualquier señal de debilitamiento fiscal puede detonar la confianza.

elintransigente

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