Mexicanización

“Hay que hacer lo necesario para evitar la mexicanización… El país está en vías de mexicanización… Marsella está mexicanizada… Si no actuamos, corremos el riesgo real de una mexicanización total”.
¿A qué se estarían refiriendo politólogos, expertos en seguridad y dirigentes franceses y europeos? ¿A nuestro clima privilegiado, a la belleza de nuestros litorales, a nuestras tradiciones y artesanías?
Lamentablemente no. Siéntense. Porque México, hoy, es símbolo de otra cosa. Se ha vuelto verbo, adjetivo, advertencia. Una palabra dolorosa y aterradora.
El término “mexicanización” fue usado por primera vez por el Papa Francisco en 2015 en una reunión con un diputado argentino a quien le expresó su esperanza de que Argentina está aún a tiempo de evitar una mexicanización.
Desde entonces la referencia ha ganado notoriedad en la prensa internacional, y particularmente en declaraciones políticas francesas desde finales de 2024 y principios de 2025, como advertencia ante el aumento de la violencia vinculada al narcotráfico y la amenaza latente de un Estado fallido dominado por cárteles.
Mexicanizar fue popularizada por figuras como el ministro del Interior Bruno Retailleau y otros responsables políticos —como Didier Migaud o Étienne Blanc— que lo utilizaron para describir el riesgo de que Francia sucumba a una violencia de tipo “mexicana”: territorial, impune, estructural.
Medios como RFI, France 24, TF1 Info, Le Point y CNews, repitieron el término ampliamente en artículos, paneles de debate y análisis sobre inseguridad, narcotráfico y crimen organizado.
Ejemplos relevantes del uso oficial del términoBruno Retailleau (Ministro del Interior, Seguridad Pública y Gobernación), estando en el Senado francés el 1 de noviembre de 2024, tras un atentado contra un niño de cinco años en Rennes vinculado al narcotrafico, comentó: “Soit il y a une mobilisation générale, soit il y a la mexicanisation du pays.” (O hay una movilización general, o habrá una mexicanización del país. Se ha referido también a la “mexicanisation de l’Hexagone”, como alerta ante una expansión de estructuras criminales similares a los cárteles.
Étienne Blanc (Senador LR, co-rapporteur de la comisión parlamentaria sobre narcotráfico):
Introdujo el término en un informe oficial antes de que Retailleau lo amplificara en el discurso público.
Didier Migaud (Ministro de Justicia): Utilizó el término en el contexto de la misma comisión, afirmando: "Mexicanisation, narcoracailles, narcoenclaves… Ces néologismes ont fait leur apparition…” (Mexicanización, narco-chusma, enclaves narcos… Estos neologismos han hecho su aparición…)
Una palabra convertida en símboloEl término “mexicanización” se ha vuelto de uso recurrente en Francia —y cada vez más en Europa— para describir un escenario de inseguridad extrema: asesinatos a plena luz del día, extorsión sistemática, control territorial, complicidad de fuerzas públicas, impunidad estructural, y una gradual disolución del Estado de derecho.
Incluso, se habla de la mexicanización de la clase política cuando se sugiere que algunos dirigentes comienzan a parecerse demasiado a sus “colegas” mexicanos: ineptócratas, cleptócratas, mediocres, grotescamente mal preparados, y a menudo cómplices —o parte integral— de los mismos cárteles que debieran combatir.
El espectador mexicano de estos debates —en shock— descubre lo que esta palabra delata sobre la percepción internacional de México: la imagen de una población desamparada, que sufre una situación insoportable pero que, paradójicamente, la tolera e incluso la perpetua al elegir a quienes la causan o la permiten.
Por más que duela, no hay forma honesta de combatir esta percepción sin reconocer los hechos. El mundo percibe a México como un Estado fallido, marcado por la violencia, la extorsión, la corrupción y la ineptitud. Una democracia debilitada por embestidas constantes desde dentro: lo que ya muchos, sin rodeos, llaman un narco-gobierno.
Esta visión no surge sólo de las noticias, ni de las series de televisión, ni siquiera de las declaraciones del papa Francisco o las del presidente estadounidense sobre el carácter narco de nuestro gobierno. Surge, sobre todo, de los datos crudos, sangrientos, irrefutables que todos conocemos.
Lo que se busca evitar a toda costaLa referencia al México de los últimos años —como un país convertido en zona de guerra, sin ley, sin Estado, gobernado por narcopolíticos y cleptócratas— es dura, sí, pero no gratuita. Es la advertencia que en Francia y en otras naciones se hacen a sí mismas.
A todos nos gustaría que la imagen de México fuera distinta. Que inspirara respeto y esperanza, no temor y advertencia. Pero la percepción internacional está anclada en cifras, hechos, dolor, y decadencia visible.
Aunque nuestros políticos lo nieguen, aunque la retórica oficial lo disimule, esta tragedia mexicana es conocida y temida. Y hoy —por paradójico que parezca— se ha vuelto símbolo de aquello que se debe evitar a toda costa: la mexicanización.
Eleconomista