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No hay trabajadores en España para tantas 'bocas' que alimentar: la economía solo crecerá un 0,13% anual hasta 2060

No hay trabajadores en España para tantas 'bocas' que alimentar: la economía solo crecerá un 0,13% anual hasta 2060

No se puede hacer magia. Con una población en edad de trabajar menguante y una población dependiente creciente, solo se puede dar un resultado (salvo un milagro inesperado de la productividad): un crecimiento del PIB per cápita mucho más bajo. Las matemáticas son sencillas en este caso. Si una población de 20 habitantes tiene a 15 de ellos en edad laboral y trabajando, mientras que solo 5 de ellos son mayores o niños (población dependiente o de forma vulgar: 'bocas' que alimentar), resultará sencillo, en teoría, mantener a la población y generar una producción suficiente y creciente para todos. Imaginen otra economía con 10 personas en edad de trabajar y otras 10 que no están en edad para ello (son niños o ancianos). El reparto de la producción (todo lo que produce la economía) sería más complejo y el crecimiento potencial más bajo. No hay trabajadores suficientes para tanta población que va a depender de los que sí producen o están en edad de producir. Algo así es lo que le va a suceder a España, resumido de una forma muy burda, sencilla y coloquial en los próximos años. La población 'anciana' va a seguir aumentando, mientras que los ciudadanos en edad de trabajar van a ser una porción cada vez menor de todo el conjunto de la población, según se desprende del último informe de la OCDE sobre empleo.

La baja fecundidad y la elevada esperanza de vida llevarán a que España sufra para 2060 la mayor caída de la tasa de empleo con respecto de la población entre todos los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), lo que tendrá notables consecuencias para el crecimiento económico del país, según alerta la organización que aglomera a todos los países desarrollados. Se prevé que la tasa de empleo caiga en España en más de 10 puntos porcentuales, hasta quedar en alrededor del 55%. Si el crecimiento real del PIB per cápita en España ya ha sido decepcionante en los últimos años (más bien décadas), lo que viene es aún peor. El PIB per cápita, pese a ser imperfecto, es uno de los indicadores más válidos para analizar la prosperidad de una sociedad, al menor en términos económicos. Aunque el PIB agregado aumente de forma importante, si el PIB per cápita no lo hace, la calidad de vida de los ciudadanos no avanzará.

¿Por qué el PIB per cápita se podría estancar aún más en España? Como se señalaba anteriormente, porque la población 'productiva' va a sufrir un importante desplome. España es una economía que presenta de forma casi crónica problemas de productividad, si a eso se le suma una tasa de empleo menor (la productividad y la tasa de empleo son las dos formas de obtener un PIB per cápita mayor), pues el resultado solo puede ser un crecimiento extremadamente bajo. "Este cambio demográfico tendrá importantes consecuencias para el crecimiento económico de España", advierte la OCDE, señalando que, si el crecimiento de la productividad se mantuviese en línea con su media de 2006-2019, el PIB per cápita aumentaría solo un 0,13% anual hasta 2060, frente al 0,53% registrado entre 2006 y 2019.

Aunque la OCDE no entra a analizar grupo a grupo en profundidad, los sectores 'dependientes' van más allá de las personas que han alcanzado la edad de jubilación, que son el grueso de los dependientes. También se puede hablar menores de 16 años, de población inactiva (que pese a estar en edad laboral no quieren trabajar), pensionistas por incapacidad o desempleados, que de forma temporal pueden engrosar la lista de ciudadanos que dependen de la generación de 'riqueza' de otros.

Van a faltar trabajadores para una población dependiente creciente en España. El caso español es de los más graves o el más grave por el rápido descenso de la tasa de empleo, pero la OCDE destaca que es una tendencia generalizada en los países avanzados: "El envejecimiento de la población provocará una importante escasez de mano de obra y presiones fiscales", ha avisado Mathias Cormann, secretario general de la OCDE, señalando que, para 2060, la población en edad laboral disminuirá un 8% en la OCDE y el gasto público anual en pensiones y salud aumentará un 3% del PIB.

Solo Japón y Corea están peor

Una menor tasa de empleo vendrá acompañada de una mayor tasa de dependencia que alcanzará el 75% en lo que se refiere a población 'anciana' (por cada persona en edad de trabajar habrá 0,75 personas que ya se han jubilado), y una tasa de dependencia total (incluye a los niños) aún mayor. Esto quiere decir que en 2060 habrá en España una persona que puede producir casi por cada persona que no puede hacerlo, ya sea porque se ha jubilado o porque todavía no tiene edad legal para trabajar. De este modo, lo que produce cada persona en edad de trabajar (suponiendo que el desempleo desaparecer) tendrá que 'repartirse' de algún modo (impuestos, solidaridad...) entre dos personas. De ahí la nefasta previsión sobre el futuro crecimiento del PIB per cápita. España presenta la peor tasa de dependencia del mundo, solo superada por la de Japón y Corea del Sur.

Tasa de dependencia en los países de la OCDE.

No solo eso, el menor crecimiento del PIB per cápita puede coincidir con una mayor desigualdad intergeneracional. "Los baby boomers han disfrutado de un crecimiento de ingresos significativamente mayor que las cohortes más jóvenes durante las últimas tres décadas. A menos que encontremos la manera de impulsar los ingresos de las cohortes más jóvenes, habrá una creciente desigualdad intergeneracional", avisan desde la OCDE.

En España, las personas mayores en edad laboral (55-64) han experimentado un crecimiento de ingresos más rápido que los jóvenes en edad laboral (25-34). En 1995, la renta familiar disponible equivalente de los adultos jóvenes era un 1,3% superior a la del grupo de mayor edad. Esta tendencia se revirtió en la década de 2000, y para 2022, las personas mayores en edad laboral tenían ingresos un 5,6% superiores a los del grupo más joven.

"Se necesitan medidas políticas ambiciosas para mejorar las oportunidades laborales de los trabajadores de mayor edad, aprovechar el potencial laboral desaprovechado de las mujeres y los jóvenes, y reactivar el crecimiento de la productividad, garantizando, entre otras cosas, que los trabajadores cuenten con las competencias necesarias para beneficiarse de las nuevas herramientas de IA", ha concluido Cormann.

El drama de los millenials

"Además, los millennials españoles (nacidos después de la década de 1980) han experimentado un crecimiento de ingresos limitado a lo largo de su vida adulta, en parte debido al estancamiento del crecimiento de la productividad laboral en las últimas décadas y al impacto duradero de la crisis financiera mundial", alertan desde la OCDE.

Para evitar este escenario de bajo crecimiento del PIB per cápita, desigualdad y bajo PIB potencial, los expertos de la OCDE creen que España debería regularizar a los inmigrantes para aumentar la fuerza laboral. La OCDE cree que movilizando recursos laborales sin aprovechar (reduciendo la población desanimada, equiparando la tasa de empleo entre hombres y mujeres, por ejemplo), incluyendo una reducción en al menos dos tercios de la brecha de género en el empleo, así como activar a los trabajadores mayores con buena salud y promoviendo la migración regular, España podría impulsar el crecimiento anual del PIB per cápita hasta el 0,73%, superando su tendencia histórica reciente.

Aunque se efectúen dichas reformas, la situación no es sencilla: "Las generaciones más jóvenes se enfrentarán a los retos económicos y sociales derivados del envejecimiento de la población", advierte la OCDE, para la que prolongar la vida laboral en España no solo contribuiría a liberar recursos laborales adicionales para apoyar el crecimiento económico, sino que también aliviaría la carga que soportan los jóvenes, que ya están experimentando un estancamiento de sus ingresos. De este modo, las tendencias que se esperan que dominen la economía de España en los próximos años son los siguientes: políticas para incentivar el empleo a edades avanzadas o de personas que prefieren no trabajar, al mismo tiempo que se intenta reducir la todavía elevada tasa de paro; alargar la edad de jubilación; atraer inmigración para reforzar la fuerza laboral; y buscar políticas o marcos fiscales que ayuden a reducir la desigualdad entre generación.

Las generaciones más jóvenes se enfrentarán a los desafíos económicos y sociales derivados del envejecimiento de la población. Por lo tanto, prolongar la vida laboral en España no solo ayudaría a liberar recursos laborales adicionales para apoyar el crecimiento económico, sino que también aliviaría la carga de los jóvenes, que ya están experimentando un estancamiento de sus ingresos.

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eleconomista

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