El PSOE busca de urgencia negociador con Junts que ocupe el lugar de Cerdán

Pedro Sánchez deshoja la margarita para encontrar a un negociador con Junts tras la dimisión forzosa de Santos Cerdán por su implicación en el supuesto amaño de adjudicaciones de obras públicas a cambio de mordidas . La búsqueda es urgente, ya que el partido catalán ha reclamado al PSOE que el nombramiento no se demore en el tiempo y que sea, además, alguien alejado de la política catalana.
Las conversaciones entre socialistas y nacionalistas no finalizan con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la amnistía, sino que hay carpetas en negociación pendientes de avanzar. El problema al que se enfrenta el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE es que no le vale cualquier nombre para interlocutar con sus socios de investidura. Sánchez tiene que designar a una persona de su máxima confianza, pero hay ministros que están amortizados para esta misión. Es el caso del ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, que no es considerado por el partido catalán como interlocutor válido.
El también secretario general de los socialistas no ha dado pistas sobre los nombres que tiene en la cabeza para recomponer su equipo, aunque algunas voces especulan con la posibilidad de que Montse Mínguez pueda ocupar un puesto de mayor responsabilidad en la futura ejecutiva. Mínguez, secretaria de Trabajo del PSOE y con carnet del PSC, está tutelando la transición en la secretaría de organización colegiada e interina designada por Sánchez junto a la presidenta del partido, Cristina Narbona; la gerente, Ana María Fuentes, y el secretario de acción democrática y transparencia, Borja Cabezón.
El ex secretario de organización había logrado tejer una especial complicidad con los nacionalistasPero Mínguez no cuenta con el beneplácito de Junts para ocupar el lugar de Cerdán como negociadora en jefe con Junts. El partido catalán no comparte que una dirigente del PSC, cercana al presidente de la Generalitat, Salvador Illa, tome las riendas de las conversaciones con Puigdemont, Jordi Turull, Miriam Nogueras y otros dirigentes nacionalistas.
Junts y el PSC son férreos rivales políticos en Catalunya, una rivalidad que también se traslada al Congreso, de ahí que Junts prefiera un negociador ajeno a los socialistas catalanes. La polémica entre ambas formaciones ha tenido algún punto álgido, como el momento en el que, en la víspera de los indultos, Illa avanzó que el Gobierno central estaba a punto de conocer la medida de gracia a los dirigentes del procés . La revelación molestó a Junts.
Sustituir a Cerdán no va a ser sencillo para Sánchez. El investigado por el Tribunal Supremo había logrado tejer una especial complicidad con los dirigentes de Junts desde las elecciones del 23-J. El ex secretario de organización del PSOE viajó a Bruselas y Suiza para certificar distintos acuerdos y para solventar algunos momentos de tensión, como los días de febrero en los que Junts instó a Sánchez a plantear una cuestión de confianza. Las gestiones realizadas con discreción por Cerdán durante estos dos años le sirvieron para fraguar una especial cercanía con Puigdemont e, incluso, con Turrull que iba, en alguna ocasión, más allá de lo político y se adentraba en el terreno personal.
La relación del PSOE con Junts desde la investidura también ha tenido como protagonista a José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente ha emergido en los momentos clave, como la negociación sobre impuestos de finales del año pasado, aunque siempre ha mantenido una cierta distancia. El motivo de su presencia es la relación de confianza que también logró tejer con Puigdemont en los momentos más duros del procés . Sin embargo, que vaya a ser el nuevo negociador en jefe con Junts no se contempla.
PSOE y Junts mantienen distintas negociaciones abiertas. Algunas avanzan, otras están bloqueadas. La postura de los nacionalistas catalanes pasa por reclamar la delegación a la Generalitat de distintas competencias, como las de inmigración o la regulación sobre los medios de comunicación. Junts fue el primer partido en acudir a la Moncloa para plantear propuestas anticorrupción tras el estallido del caso Cerdán y no ha contemplado en ningún momento apoyar una moción de censura.
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