Seleccione idioma

Spanish

Down Icon

Seleccione país

Mexico

Down Icon

Los municipios nucleares quieren retardar el cierre

Los municipios nucleares quieren retardar el cierre

No es aconsejable expresarse en público en contra de la energía atómica si se aspira a gobernar uno de los dos municipios nucleares catalanes, Ascó (Ribera d’Ebre) y Vandellòs i l’Hospitalet de l’Infant (Baix Camp). En el caso de Ascó, con muchas menos alternativas económicas a la energía nuclear y un problema de despoblación, el radio político se amplía a su área de influencia, incluyendo a buena parte de la comarca, con falta de oportunidades.

Puede parecer una exageración, pero basta con hablar con alcaldes, concejales y todo su ecosistema político. Con las nucleares, por su impacto económico y laboral, sustento desde hace más de 40 años para miles de familias, bromas y aventuras, las justas.

Casi todos lo saben y lo explican, en público y especialmente en privado, donde se cuecen las estrategias políticas. Los partidos ya están pensando desde hace días en cómo posicionarse en medio del debate político abierto en canal después del apagón con sus consecuencias sobre el final de las nucleares en toda España.

La tesis política mayoritaria que se ha empezado a imponer es que el sistema eléctrico no está preparado para prescindir de la energía nuclear

La tesis política mayoritaria que ya se ha empezado a imponer en el epicentro nuclear catalán: el sistema eléctrico español no está preparado para prescindir de la energía nuclear, por lo que los reactores atómicos tendrán que prolongar su vida útil más allá de lo que aprobó el Gobierno de Sánchez: Ascó I debería cerrar en el 2030, Ascó II en el 2032 y Vandellòs II, la última, en el 2035. El desmantelamiento seguirá generando empleo, en parte, durante 10-15 años más.

Hay voces políticas que empiezan a defender una convivencia, sin fecha de caducidad, entre las nucleares y las energías renovables.

Para los partidos catalanes que más defienden las renovables, el relato se modulará con una defensa de la energía nuclear hasta que aerogeneradores y plantas solares estén más implantadas y el sistema eléctrico sea más robusto. Hay que tener cintura política y se impondrá la autonomía de los alcaldes y ediles de las áreas nucleares. Mínimas ingerencias, pues.

“ERC es un partido que his­tóricamente ha sido antinuclear y ecologista, pero ha habido un giro con varias voces hacia posiciones más pragmáticas, en la línea de alargar la vida de las nucleares”, sostiene Francesc Barbero (ERC), presidente del Consell Comarcal de la Ribera d’Ebre y alcalde de Flix.

Alcaldes y ediles del área atómica tienen autonomía respecto a los postulados de las ejecutivas nacionales

“No estamos preparados para mantener la red eléctrica solo con las renovables”, defiende Assumpció Castellví (Junts), al­caldesa de Vandellòs i l’Hospi­talet de l’Infant. “El horizonte delas nucleares tiene que ser más largo”, añade Castellví, que explica con claridad que son partidarios de retardar el cierre de Vandellòs II.

“Las nucleares tienen que continuar existiendo, si no la alternativa sería el gas, lo que sería contraproducente. El mix energético del futuro tiene que continuar pasando también por la energía nuclear”, destaca Miquel Àngel Ribes, alcalde de Ascó, al frente de un partido independiente ( Per tu ) que gobierna con PSC y ERC.

“Sí que hay una parte de la población que está en contra de las nucleares, como en todas partes, pero es muy poca; yo me atrevo a decir que la mayoría de los vecinos están a favor de alargar la vida de las centrales”, defiende Castellví. La CUP, con un concejal, es el único partido con representación en el Ayuntamiento de Vandellòs i l’Hospitalet de l’Infant que es abiertamente antinuclear.

Ir en contra de las nucleares en la Ribera d’Ebre o en Vandellòs es un suicidio político, y los partidos lo saben

Históricamente, han sido muy pocos los que han ido en contra si políticamente querían hacer carrera a escala local. A pesar del auge de la consciencia ecologista, siguen siendo una minoría. Uno de ellos es Sergi Saladié, doctor en Geografía (URV), ecologista, experto en energía y planeamiento territorial, y el único edil de la CUP en Vandellòs. En la comarca de la Ribera d’Ebre solo hay un concejal cupaire y no está en Ascó.

“No se ha hecho ninguna consulta pública a los municipios de si quieren alargar la vida de las nucleares y no es un debate que estuviese en la última campaña electoral ni en los programas de los partidos”, reprocha Saladié ante quienes defienden que este territorio es favorable a alargar la vida de las centrales. “Los vecinos tienen asumido que se cierran. Sí se está debatiendo el futuro posnuclear”, añade el edil de la CUP.

“Los dos jefes de filas de ERC y PSC en Ascó son pronucleares. Alguien que se presentase con un programa electoral a favor del cierre nuclear no haría mucha cosa aquí y no tendría ningún sentido porque es desastroso para nuestra economía”, añade el alcalde de Ascó.

“El final de las nucleares se ha visto siempre como una amenaza, casi nadie está por el cierre. La reindustrialización es muy complicada“”

Ven como una oportunidad poder alargar durante un tiempo la prosperidad económica que ha supuesto la implantación de esta industria. Un giro imprevisto de guion.

“El final de las nucleares se ha visto siempre como una amenaza, casi nadie está por el cierre. La reindustrialización es muy complicada, lo hemos visto con el desmantelamiento de la química (Ercros) en Flix”, añade Barbero, el alcalde. El interés de muchas industrias por aterrizar en la zona no se ha acabado concretando. No ayuda el estigma de una área ligada a industrias como la química o la nuclear. Otro de los problemas es de magnitud. “Cerrar las nucleares aquí es como si cerrase la Seat en el Baix Llobregat. Nadie, ahora y aquí, está a favor de que se cumpla el calendario de cierre previsto, todo el mundo apuesta de forma clara por que haya una prórroga”.

El miedo de alcaldes y concejales a ir contracorriente

Unas 1.900 personas con buenos salarios y una media de edad de 45 años trabajan en Ascó (I y II) y Vandellòs II. Hay otros miles de empleos indirectos y una potente actividad económica en la zona gracias a la contratación de múltiples servicios y del impacto de los sueldos en tiendas y negocios locales. En Vandellòs i l’Hospitalet de l’Infant (7.200 vecinos), un 25% del presupuesto municipal anual, de 25 millones de euros, proviene de los impuestos pagados por la nuclear. Sucede algo similar en Ascó (1.600 habitantes), lo que permite que sean dos municipios pequeños dotados con muchos servicios y grandes equipamientos. Renunciar a esto supondría un cambio profundo en la política municipal. Hace años que los dos municipios y sus áreas de influencia, de la mano del Govern de la Generalitat y los fondos públicos de transición nuclear, se preparan para el día después. La voluntad es atraer nuevas industrias y negocios que puedan crear puestos de trabajo y actividades económicas alternativas. Los resultados hasta ahora han sido más bien modestos. El final de las nucleares en España, más que amortizadas económicamente, fue aprobado por el Gobierno Sánchez en el 2019. No hubo manifestaciones en los municipios nucleares: se impuso cierta resignación mientras los ecologistas y una parte de la población lo celebraba. Los ayuntamientos no tienen competencias sobre las nucleares. Los alcaldes defienden la seguridad de las centrales si se alarga su vida porque avalan el discurso de la industria: se ha invertido para actualizar las centrales, no son plantas desfasadas. “Se ha demostrado que se puede ir a ciclos de operación de 60 y 80 años”, sostiene Miquel Àngel Ribes, alcalde de Ascó.

lavanguardia

lavanguardia

Noticias similares

Todas las noticias
Animated ArrowAnimated ArrowAnimated Arrow