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Una ola de credenciales falsas provoca repercusiones políticas en España

Una ola de credenciales falsas provoca repercusiones políticas en España

Una ola de dimisiones ha recorrido la clase política española en medio de un creciente escrutinio sobre credenciales académicas falsificadas, afectando a figuras de todo el espectro político y provocando pedidos de mayor transparencia.

La polémica comenzó el 21 de julio cuando el ministro de Transportes, Óscar Puente, del gobernante Partido Socialista, planteó dudas sobre el expediente académico de Noelia Núñez, diputada del opositor Partido Popular (PP).

Núñez, de 33 años, afirmaba tener títulos en Derecho, Administración Pública y Filología Inglesa, pero luego admitió que había estudiado esas materias sin completar ninguna de las titulaciones.

Ella renunció al día siguiente, diciendo que nunca había tenido la intención de engañar al público.

Desde entonces, más políticos han sido criticados por supuestamente tergiversar sus antecedentes educativos.

Entre ellos se encuentra Juan Manuel Moreno, presidente del PP de la Junta de Andalucía, acusado de afirmar falsamente que poseía una licenciatura en Administración de Empresas. Pilar Bernabé, delegada del Gobierno central en Valencia, ha sido acusada de declarar erróneamente que poseía una licenciatura en Comunicación.

El propio Puente también ha sido objeto de escrutinio por referirse a un máster que, según informes, es de un nivel académico inferior al que se implica.

El jueves, José María Ángel Batalla, un funcionario socialista que supervisa los esfuerzos de recuperación de las inundaciones en Valencia, dimitió después de que se revelara que había utilizado un diploma falso para obtener un empleo en el sector público.

El viernes, Ignacio Higuero, consejero de la Junta de Extremadura, dimitió después de que informes revelaran que había solicitado un título en marketing de una universidad que no ofrecía el programa en ese momento.

El creciente escándalo ha desencadenado un debate nacional más amplio sobre la integridad política y la necesidad de que los funcionarios públicos cuenten con títulos académicos verificados.

“En España seguimos padeciendo una enfermedad crónica: la titulitis , esa obsesión por acumular títulos que, con demasiada frecuencia, no son más que adornos vacíos”, escribió el historiador Joaquim Coll en el diario 20 Minutos.

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