Ana Canosa: Tu placer es solo tuyo: por qué el orgasmo no es un regalo para que alguien más te lo dé

Imagínate: podrías hacer una lista de regalos de boda: "Necesitamos cubiertos, una olla a presión y unos 50 orgasmos listos para usar". Y, por supuesto, para quienes tengan un presupuesto ajustado, podrías pagar a plazos: "¡3 orgasmos hoy, 2 la semana que viene, y el resto lo conseguiremos a finales de mes!".

Pero lo cierto es que, aunque nadie provoca un orgasmo, la otra persona puede facilitar el proceso: siendo abierta, curiosa sobre nuestros cuerpos y deseos, dispuesta a hacer preguntas, escuchar y experimentar sin prisas. Puede tener buenas intenciones al estimular nuestras zonas erógenas, saber usar la lengua, los dedos, los juguetes y ser hábil. Aun así, a menudo esto por sí solo no es suficiente.

Porque el placer es una vía de doble sentido: si por un lado hay entrega y estimulación, por el otro se necesita permiso, presencia y conexión. Y eso es tuyo.

La mayoría de las mujeres alcanzan el clímax cuando conectan con su propio cuerpo, cuando se permiten hacerlo, cuando no están prisioneras de la vergüenza, la culpa o pensamientos que no tienen nada que ver con el placer.

Y aun sabiendo esto, muchas personas todavía se conforman con un sexo aburrido, por no decir doloroso.

Crecemos asociando el sexo con la penetración. Sin embargo, para la mayoría de las mujeres, el placer reside realmente en el clítoris, que necesita estimulación directa para excitarse.