Carlos Lopes: África y Europa viven en una ilusión sobre su relación

“Desde un punto de vista práctico, los europeos piensan que el altruismo y la caridad son formas de ayudar y compensar [a África] por los males del pasado y, por lo tanto, lo hacen casi automáticamente; y los africanos también piensan que se desarrollarán gracias a la ayuda al desarrollo y, por lo tanto, ambas premisas son erróneas, porque en realidad necesitamos una transformación estructural de las economías”, explicó Carlos Lopes.
En entrevista con Lusa a propósito del lanzamiento de la versión en portugués del libro “La trampa del autoengaño – Una visión crítica de las relaciones entre África y Europa”, publicado por Tinta da China , el académico y ex representante de la Unión Africana para las negociaciones con Europa, el Caribe y el Pacífico explicó que el título del libro tiene que ver con la forma como los europeos y los africanos se miran a la hora de las negociaciones.
“El autoengaño es una demostración de que no es posible explicar la complejidad de las relaciones entre África y Europa únicamente a través de la economía o la ciencia política, y por lo tanto, cuando se realiza un análisis más profundo, se debe utilizar la psicología, porque buena parte de los problemas que enfrentamos no son objeto de decisiones racionales, sino de un tipo de mentalidad de ambas partes que necesita ser cambiada, y que caracterizo como autoengaño, porque es una forma de adaptar la realidad a la propia consideración y la propia lectura”, agregó el economista.
En vísperas de la presentación del libro en la Feria del Libro de Lisboa, Carlos Lopes defendió que uno de los problemas del lado africano es querer que la Unión Africana funcione como la Unión Europea, cuando los medios y la delegación de soberanía por parte de los Estados son diferentes.
El libro señala a ambos bandos y demuestra que los africanos deberían ejercer su soberanía de forma más inteligente y estratégica; terminan socavando cualquier intento de unificar las posiciones africanas cuando se les ofrece algo a cambio. Es como un dulce o una piruleta que alegra a un niño, pero luego se echa a perder porque no tiene en cuenta los efectos del azúcar. Es un poco la metáfora de querer siempre ser el primero, dijo Carlos Lopes.
Según el economista, cuando se les invita bilateralmente a una reunión, los líderes están “felices de poder mostrar a sus poblaciones que son reconocidos internacionalmente”.
El problema, señaló, es que, con ese comportamiento, “minan inmediatamente la unidad del continente, porque debería ser la Unión Africana la que determine los diferentes tipos de compromiso, para que haya (…) un cierto acuerdo y una cierta coordinación”.
En el libro, Carlos Lopes explica que los europeos, durante las negociaciones con África, intentaron deliberadamente fragmentar la presentación de una única propuesta de la Unión Africana, ofreciendo acuerdos bilaterales a varios países, lo que explica por qué hay “13 acuerdos con África en lugar de uno solo”.
Al preguntársele si los países africanos están dispuestos a delegar gran parte de su soberanía a la Unión Africana, Carlos Lopes respondió: “Preparados no es la palabra exacta que yo usaría, pero se verán obligados a considerar esta posibilidad, porque, de hecho, la erosión de la ayuda al desarrollo con los anuncios que se han hecho en los últimos meses es drástica y, por lo tanto, la piruleta está fuera del mostrador y es cada vez más difícil seguir actuando con la ilusión de que el altruismo desarrollará [las economías], porque, de hecho, la ayuda al desarrollo está desapareciendo a gran velocidad”.
Aún así, concluyó, el mensaje es de esperanza para la relación entre los dos continentes: “es un mensaje que intenta impulsar una nueva relación entre Europa y África, porque si África tiene con su principal socio, que es Europa, una relación que esté en línea con las necesidades del futuro y las ambiciones de ambas partes, finalmente podremos hacer una contribución que tenga un impacto global, no solo en África y no solo en Europa”.
Barlavento